ONU en el candelero

Editorial
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El arresto  del expresidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas John Ashe, acusado de haber aceptado más de  tres millones de dólares de gobiernos e individuos y de haber firmado cheques a su nombre que decían 'salario', pone de manifiesto algunas de las debilidades del organismo mundial que nadie tiene prisa por reformar.

Y lo peor de esta situación, es que los organismos internacionales, que supuestamente gozan de un enorme respaldo de la opinión pública internacional y están casi que  blindados de escándalos de corrupción y demás, al parecer este aureola va cayendo poco a poco; primero la Fifa y ahora Onu.

La presidencia de la Asamblea General, que representa a 193 estados miembros, es terreno fértil para chanchullos. Quien la ejerce puede cumplir otras funciones al mismo tiempo y no tiene que hacerlas públicas; tiene amplia discreción sobre un presupuesto anual de unos 330.000 dólares y puede aceptar dinero adicional de los estados miembros sin tener que reportarlo a nadie.

Esta situación nueva para el mundo entero crea mucha expectación por que se le está dando piedra libre a un cabildero interno y se puede ir creando una especie de mapa de riesgos de las Naciones Unidas, pero que probablemente  se debe prestarle más atención a esto ahora, antes que los escándalos acaben con la buena reputación de los organismos internacionales.

Ashe, un ex diplomático de Antigua y Barbuda que presidió la Asamblea General de septiembre del 2013 a septiembre del 2014, fue acusado por un fiscal estadounidense de convertir la ONU en una plataforma para sacar provecho, aceptando sobornos de un magnate chino de la industria de bienes raíces y de otros empresarios a cambio de despejar el camino para lucrativas inversiones.

El acusado enfrenta cargos de fraude, y claro su abogado, Robert Van Lierop, afirma que es inocente, que tiene una reputación impecable y que saldrá reivindicado. Ante semejante acusación la Oficina de Servicios de Auditoría Interna de la ONU informó  que estudiará los tratos con dos fundaciones cuyos líderes han sido vinculados con las irregularidades que se le imputan a Ashe.

Esa dependencia ya había dado algunas señales de alarma en relación con los dineros de afuera que puede recibir el presidente de la Asamblea General.

La falta de transparencia en relación con esos fondos puede comprometer la reputación de la organización, señaló en un informe en el 2010, lo cual indica que nos e tomaron los correctivos a tiempo y después de cinco años es que se dan a conocer estos actos de corrupción en un organismo de tanto prestigio y talla internacional.