¿Qué sigue para la movilidad en Santa Marta? (II)

Editorial
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Otro de los planteamientos del POT "Jate Matuna" y no menos importante para la ciudad, es la prolongación de la Avenida del Libertador desde su intersección con la Avenida del Río hasta la Vía Alterna al Puerto (Alcatraces-Mamatoco), mejorando la articulación entre los sectores residenciales del Norte y los del Sur con los servicios múltiples que se han consolidado en la Avenida del Libertador hasta ingresar a la zona industrial que se encuentra en desarrollo.

Por otro lado tenemos las vías paralelas a la doble calzada, las cuales están planteadas como alcance progresivo del Plan Vial del Norte, y cuyo propósito es facilitar de una manera ágil y segura el tránsito de vehículos livianos de transporte público y privado que se genera entre los sectores urbanos que van a lo largo del corredor (La Paz-Gaira-La Lucha-Mamatoco).

Este proyecto resulta fundamental para la ciudad, ya que es necesaria la articulación de las comunidades conexas, pero además porque estos corredores que no fueron diseñados para funciones de vías urbanas, pueden ser usados como tales a costa del riesgo de seguridad que esto representa para sus usuarios.

El alcance de estas paralelas debe ser además estudiado de acuerdo con lo proyectado para la ampliación en doble calzada del corredor Mamatoco-Puerto, el cual estará diseñado y destinado especialmente para el tráfico pesado, por lo que para los pasos urbanos requerirá igualmente de vías auxiliares que cubran estas necesidades de conectividad.

Además de soluciones en materia de infraestructura vial, la ciudad necesita desarrollar con suma urgencia un plan de cultura ciudadana serio, que contenga programas que vayan desde la socialización y pedagogía hasta la sanción infractores, llámese estos conductores o peatones.

Tal y como se viene operando la movilidad de la ciudad, pueden invertirse cualquier cantidad de recursos en vías, ciclovías, buses y demás elementos para mejorar sus condiciones, sin embargo si se persiste en la falta de control por parte de la autoridad y en las conductas irrespetuosas y en muchos casos indiferentes por parte de la ciudadanía hacia el respeto de lo público, la transformación física y la continuidad de los procesos urbanos serán no solo de bajo impacto sino también insostenible. 

Por eso la infraestructura física debe tener como soporte el sentido de pertenencia de la ciudadanía, el cual para el caso de Santa Marta debe ser cultivado por los gobiernos de manera continua y permanente, no como hasta ahora se ha venido tratando, con campañas aisladas que en nada contribuyen al rescate de la confianza en la institucionalidad.