¿Niños pilos?

Editorial
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


No es nada nuevo reconocer que la sociedad colombiana se ha distinguido precisamente por no darle a la niñez colombiana, la altísima prioridad que debe tener. Si esto no fuera así, la educación pública no tendría el bajísimo nivel que la caracteriza; la cobertura de la Primera Infancia no sería solo del 45%; Colombia no sería un país de padres ausentes; la violencia sexual que sufren permanentemente niños y niñas, no tendría los niveles aberrantes que se observan en esta sociedad.

 Pero aun aceptando esta grave falencia de la población colombiana, ha sorprendido al país y es más, considera inaudito lo que está pasando con los recursos públicos asignados a los programas de alimentación de los escolares pobres de este país. La verdad es que detrás de los escándalos denunciados por la Defensoría del Pueblo, hay mucha tela que cortar, hay grandes falencias de la institucionalidad pública que denunciar y, sobre todo, muchos culpables que se deben poner en la picota pública.

Lo primero que debe anotarse son las profundas incoherencias que existen entre las políticas estatales. "Ser Pilo Paga" se reconoce como un acierto del Ministerio de Educación y la llegada de estos estudiantes de bajos ingresos con grandes capacidades intelectuales a las universidades de élite privadas, se cree que permitirán que estos centros educativos donde se forman quienes manejarán el poder económico en el país, empiece a cerrar las profundas brechas sociales y económicas de esta sociedad tan desequilibrada e injusta. Se pide en algunos sectores que la estrategia "Ser Pilo Paga" se convierta en una política de Estado. Es decir, que continúe y se fortalezca a través del tiempo. La verdad es que lo que se requiere es una verdadera y excelente educación pública, pero en fin…

Sin embargo, el Ministerio de Educación, autor de la misma, es ahora el responsable de estos escandalosos contratos que atentan no solo contra la mejor vida de millones de niños sino que los condenan a no tener ninguna posibilidad de llegar a ser parte del programa mencionado. Cuando la nutrición es un elemento crítico para el desarrollo físico e intelectual de los menores de edad, millones de niños se están condenando precisamente a no ser de ninguna manera "pilos". ¿No se ha pensado en esto?

Ahora bien, la institucionalidad del sector público ha seguido la tendencia impuesta por la filosofía de "poco Estado y mucho mercado". Se han borrado del mapa del gobierno entidades que sin duda con serios defectos han debido ser reemplazadas por otras más eficientes y transparentes. Pero no, el mercado lo resuelve todo y está más que demostrado después de más de 20 años, que casi nunca se cumple. Con esta tragedia del programa PAE está claro que no existen los mecanismos para controlar la eficiente ejecución de estos billones de pesos, siendo los niños pobres los que sufren las consecuencias.

Pero lo más grave es que no han salido los nombres de los grandes despilfarradores de estos dineros y de los causantes primarios del gran mal, de pronto irremediables, que se le está haciendo a las nuevas generaciones. Pónganle la firma; los grandes culpables deben ser los políticos regionales y de pronto también nacionales, que cambian contratos por votos y los tienen sin cuidado sin importarles lo que les pase a los niños de sus departamentos. Frente a este tipo de problemas no han dicho una sola palabra, seguramente porque no quieren que los denuncien quienes ojalá reciban el peso de la ley por desalmados, por perversos: los operadores del sistema.

Pero el país debe llegar a los verdaderos autores de la tragedia que se avecina: que se reduzca el número de esos niños pilos porque los limitaron desde su más temprana edad, solo para que se enriquecieran unos sinvergüenzas y se reeligieran unos politiqueros sin alma y sin corazón. Esa es la mafia que tiene que salir a la luz.  



Más Noticias de esta sección