El futbolista Jackson Ibarguen fue llevado a Bosnia con promesas de brillar en el futbol, allí duró 5 años, explotado laboralmente, jugando sin recibir remuneración, bloqueado para ser transferido a otros equipos y terminó siendo una víctima de trata de personas y explotación laboral.
El colombiano contó como dentro de su experiencia debía sostener a su hija y su esposa, “tenía que llevarles el pan de cada día a la casa de cualquier forma’’.
El hace parte de los 133 colombianos que han sido rescatados del tráfico de trata de personas desde el 2012 y a la fecha, como lo explica Javier Darío Higuera, director de asuntos migratorios y consulares de la Cancillería colombiana.
“Hemos atendido desde el 2012 un total de 133 casos de trata de víctimas, de esos 29 correspondían a hombres y el resto a mujeres”, confirmó el vocero de la Cancillería.
Agregó que “en 80 ocasiones correspondían a delitos por explotación sexual, 47 a delitos por explotación laboral y el resto correspondían a matrimonio servil”, siendo los delitos que más registran esta problemática.
Preocupa al Gobierno que los casos son muchos más, teniendo en cuenta que a las víctimas se les dificulta denunciar los casos, teniendo en cuenta que se encuentran en otros países, donde la comunicación no es fácil y en ocasiones incluso están privados de la libertad.
México, Argentina, Ecuador, Paraguay y China, son los países donde más se han rescatado connacionales explotados, provenientes de regiones como, Valle del Cauca, Risaralda, Quindío, Antioquia y Cundinamarca.
‘La Fuerza de Reaccionar en Cadena’
El Gobierno lanzó la campaña, ‘La Fuerza de Reaccionar en Cadena’, donde se experimentó por 8 meses con personas encadenadas en un espacio público en varias ciudades del país, con más de 500 participantes que no sabían de la situación.
Según lo dio a conocer la canciller, María Ángela Holguín, como resultado, de aquellos que reaccionaron y colaboraron para liberarla, el 70 % corresponden a los estratos 1 y 2, por lo el Gobierno insiste en la necesidad de la solidaridad en todos los niveles de la sociedad.
Al principio del experimento siempre hubo indiferencia, sobre todo en Bogotá, pero al final varias personas terminaban uniéndose para liberar a las “víctimas”, expresó la canciller.
La ciudad donde más rápido liberaron a los encadenados fue Pereira y en total, las “víctimas” tuvieron que esperar un promedio de siete minutos antes de que alguien reaccionara para ayudarlas.
