Una puerta a la libertad, historia de un desmovilizado del Frente 59 de las Farc

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Esta es la historia de un desmovilizado del Frente 59 de las Farc, que fue reclutado siendo menor de edad y a través del programa de Desmovilización y Reintegración del gobierno nacional, le abrió la puerta a la libertad.

Alias Libardo es un joven moreno de 18 años, estatura media, cabello oscuro, ojos rasgados y con la nobleza de una persona que apenas está empezando a vivir, quien se convirtió en uno de los desmovilizados que tomó la decisión de dejar las armas, luego de permanecer por más de tres años en el Frente 59 de las Farc.

Apenas sabe hablar puesto que su nivel educativo es bajo, consecuencia de haber estado en la guerra durante el tiempo en el cual un niño va a la escuela, juega y se divierte. Mientras tanto él durante ese tiempo usó un fusil y trabajó en las áreas de esa estructura guerrillera, pero ahora su reto es que dentro del programa de la desmovilización del gobierno nacional pueda aprender a leer, escribir y trabajar.

Fue reclutado por alias Lucho del Frente 59 de las Farc, mientras trabajaba en una finca con su padrastro. En ese entonces, con tan solo 14 años, se levantaba a las cuatro de la mañana a ordeñar las vacas y así le pagaban 100 mil bolívares con los cuales le ayudaba a su mamá y hermanos. “Lucho de las Farc me prometió un mejor futuro, yo lo hice por mi familia”, dice el desmovilizado.

Al mes de estar ahí, en medio de las montañas y en uno de los campamentos del Frente 59, le dieron una rula y una pala para que trabajara en un horario más denso que el que cumplía con su padrastro y bajo la promesa de que tendría un mejor futuro para los suyos, algo que evidentemente nunca llegó.

Para Alias Libardo, todos los compañeros que ingresaron al igual que él siendo menores de edad solo hablaban de sus familias y a pesar del cansancio del trabajo en el campo, extrañaban su ausencia. El hábito de escuchar las noticias y las largas horas de música lo llevaron a sentir la voz de la desmovilización; siendo todavía un guerrillero del Frente 59 de las Farc, tomó su radio y se escondió lejos de sus compañeros, escuchó la cuña del mundial: “Guerrillero no lo piense más, este partido hay que verlo en libertad, desmovilícese, aquí le guardo el puesto…”

“Yo me volé porque cuando entré me engañaron con sus cuentos, me mandaron para la frontera con Venezuela y en el turno de guardia, a las 9:00 de la noche, empecé a correr y a caminar, no miraba hacia atrás y tampoco sentía el cansancio, solo quería irme”. Cuando estaba en medio de montañas, vio unas casas, tomó el camino que lo llevó a Urumita y en el momento en que logró ver la carretera, se sintió a salvo. Un recorrido de dos días, que terminó cuando un camionero lo recogió sin saber quién era y lo llevó hasta Valledupar.

A él le decían que en el Ejército Nacional lo mataban, pero no es cierto. Desde que llegó le han ofrecido prendas de vestir, comida y cuidados médicos, por eso recomienda que estos beneficios se cuenten, que sean más los mensajes en las cadenas radiales. Para Yadir Andrés, a los guerrilleros del Frente 59 de las Farc les gusta escuchar vallenato y las emisoras que más disfrutan son Cardenal y Olímpica Estéreo.





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