Cayeron 'las Arpías' que tenían azotado el centro de Bogotá

Judiciales - Nacional
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Según la Policía de Bogotá, la banda de 'las Arpías' era una de las organizaciones delincuenciales más grandes del centro de la ciudad que se dedicaba al hurto a personas en distintas modalidades, en las que el factor común era 'embolatar' a la víctima, mientras le quitaban sus pertenencias.

 

Entre los 19 capturados hay 10 mujeres que, según el informe policial, eran las encargadas de 'embolatar' a sus víctimas. Los hombres hacían de pantalla y obstruían a los asaltados, cuando se percataban de los robos.

La Policía destacó el caso de Natividad Torres, de 61 años, la más experimentada de la banda, según la Policía. De acuerdo con el informe, era experta en el hurto bajo la modalidad de 'escupitajo', pues utilizando su figura de anciana llamaba la atención de los caminantes diciéndoles que algo le había caído en sus hombros. Mientras tanto, Ángela Martínez, otra de las detenidas, con 14 antecedentes por hurto, desocupaba bolsillos y carteras con la ayuda de otras mujeres.

Otra de las integrantes de la organización, identificada como María del Pilar Vargas, con 15 anotaciones por hurto, fue identificada como experta en 'engome'. Ella, en compañía de dos o tres mujeres, 'embolataba' a la víctima preguntándole por una dirección o inventándose una riña femenina. En esta modalidad, los hombres hacían círculo en torno a su 'presa' para evitarle todo ángulo visual y evitar la reacción hasta que las mujeres le hurtaban hasta la última moneda de sus bolsillos.

La investigación se originó tras la acumulación de decenas de denuncias de víctimas que exponían como denominador común que entre cinco y ocho personas las 'encerraban' y en cuestión de milésimas de segundo les hurtaban sus objetos personales.  Para poder desmantelar la banda, doce investigadores de la seccional criminal de la Policía de Bogotá se caracterizaron como mensajeros, vendedores de refrescos y hasta como vendedores de chance (ambulantes).

En los confites camuflaron las cámaras que permitieron registrar todos los detalles de la operación criminal. La Policía estableció, incluso, que los integrantes de la banda vivían en barrios cercanos a San Victorino, en el centro de Bogotá, y que a pesar de percibir hasta cuatro millones de pesos diarios como producto de los hurtos vivían como nómadas en habitaciones de sectores como San Bernardo, Girardot y Laches.

Todo lo que se robaban en la mañana, lo vendían en la tarde en dos locales, que eran parte de la cadena criminal. Allí la Policía capturó a tres personas y recuperó 60 celulares reportados como hurtados.