Lo que la comandante pensó sería “fácil”, resultó complejo.
Todavía se recuerda el parte entregado por la comandante de la Policía de Santa Marta, coronel Sandra Vallejos, horas después del asesinato del que fue objeto la rectora Aury Estela González-Rubio, ocurrido en el barrio Jardín el 18 de noviembre de 2016.
En él, la oficial manifestó que tenían las “pistas suficientes para esclarecer el crimen”. Cuatro meses después, la comandante nos vuelve a sorprender con que el caso se ha extendido por cuanto se trata de un proceso investigativo largo.
Aquel 18 de noviembre todavía se recuerda cuando la oficial, además, señaló que debido a “la gran cantidad de pruebas” que se tenían de ese homicidio, iba a ser “mucho más fácil” la solución del mismo.
En efecto, la Coronel aseguró ese mismo día que se tenían las pruebas de la camiseta del asesino, “de donde se pueden sacar elementos para identificarlo”. Además de los videos del recorrido que hizo el homicida, al igual que fue capturado el taxista que lo transportó.
No obstante, la oficial, cuatro meses más tarde y ante la cuestión de cuándo se tendría el esclarecimiento de ese crimen, pidió un “compás de espera”, aduciendo que demoraría un tiempo esclarecer por completo los móviles del homicidio de la educadora.
