Indignación y rechazo por caso de menor quemado con una ‘bola de candela’

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Indignación y rechazo generó en la comunidad santanera el hecho en el que resultó afectado con una bola de candela el niño Ernesto Payares Aguilar, de 8 años de edad, quien fue víctima de quemaduras de segundo grado, con compromiso a nivel de labios, fosas nasales y parte del rostro y cuello.


El padre del menor, Heiber Payares Martínez, llorando y con un tono bastante enfático, solicitó a todas las autoridades del municipio intervenir para que se tomen medidas que acaben de manera definitiva con una “tradición” que practican niños, niñas, adolescentes y adultos todos los años en el marco de las novenas que realiza la iglesia católica en honor a la virgen Santa Ana, patrona de la ciudad.

Según expresó el padre del menor, Payares Martínez, Ernesto Camilo, es estudiante en la institución educativa María Auxiliadora, cursa tercer grado de primaria y siempre se ha destacado por ocupar el primer puesto por rendimiento académico y excelente comportamiento, por lo que ha sido distinguido en varias ocasiones con mención de honor.

Denunció el padre del infante que esos son actos vandálicos, en los cuales participan muchos menores de edad y clarificó que su hijo se encontraba en la panadería con su hermano mayor comprando alimentos, cuando fue impactado en el rostro con una bola de candela empapada de gasolina, amarrada con alambre y con piedras o ladrillos en su interior.

Fausto Castaño Gómez, un habitante también de la región, manifestó que es partidario de que las autoridades erradiquen de por vida las famosas bolas de candela porque: “Es un atentado contra el ser humano, eso es como cuando un subversivo tira una granada, pido que esta noticia tenga resonancia nacional y que se judicialice a las personas que fabrican y tiran estos artefactos”.

Del mismo modo, la psicóloga Maribel Dávila Mejía dijo: “El impacto emocional causa dolor, temor y miedo que, incluso, se pueden convertir en fobias lo que va a generar en el menor unas circunstancias negativas inolvidables” y precisó: “lamentablemente se ha permitido que estas prácticas se den durante mucho tiempo, sin prever el daño físico y psicológico que puede ocasionar”.

La alcaldesa Rosario Chicre de Nieto, por su parte, rechazó el acto de violencia y se solidarizó con los padres del menor, además, mediante el decreto 077, prohibió la fabricación y la práctica de todo tipo de esferas de juegos y objetos incandescentes, ardientes, inflamables y llameante en todo el municipio, en el marco de las celebración de novenas, procesión y otros eventos públicos venideros.

Finalmente, el párroco de Santa Ana Magdalena, Dilson Rafael Acosta Carvajal, sostuvo: “Me indigné al ver que un grupo de niños lanzó una bola de candela y prendieron el cabello a una chica, lo que me pareció un hecho vandálico, porque ya este objeto no es pateado como lo hacían los jóvenes anteriormente, sino agarrada con un guante y tirado directamente a una persona.

Enfatizó el presbítero: “Lamento lo sucedido al joven menor de edad de este último caso, ya que este niño no estaba participando en el “juego”, estaba comprando en la panadería y cuando salió de allí fue víctima de la bola de candela, al menor lo trasladaron a Barranquilla a una unidad de quemados”, concluyó: “Las casas, las paredes del templo están quemadas y en ocasiones han metido ese objeto prendido al templo”, puntualizó.