La recta final

En medio de una campaña en la que temas como Venezuela, la economía y la corrupción han dejado a la paz en un segundo plano, estos días serán cruciales para saber si se mantiene la supremacía de Iván Duque y Gustavo Petro; o si logran repuntar algunas de las opciones de centro, hoy encarnadas en Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Germán Vargas, que hasta ahora han tenido dificultades para crecer en las encuestas.

Alianza El Informador - Semana
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Estas son algunas de las estrategias de los principales candidatos en la última etapa de la competencia, antes de llegar a la primera vuelta.

Queda un poco menos
de un mes para la primera vuelta y tres semanas en las que los candidatos a la Presidencia pueden hacer proselitismo en plaza pública. En ese tiempo, deberán afinar sus estrategias, consolidar los electorados ya existentes, posicionar su imagen y cautivar a la parte de la población que aún no ha tomado partido. En medio de una campaña en la que temas como Venezuela, la economía y la corrupción han dejado a la paz en un segundo plano, estos días serán cruciales para saber si se mantiene la supremacía de Iván Duque y Gustavo Petro; o si logran repuntar algunas de las opciones de centro, hoy encarnadas en Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Germán Vargas, que hasta ahora han tenido dificultades para crecer en las encuestas. 


Por el lado de Duque, la idea es seguir posicionando su imagen de político joven que representa a una generación que no ha estado en el poder. La idea es que los electores interpreten que con juventud y seriedad se le puede hacer contrapeso a la experiencia, valor que reivindican otros candidatos como Vargas y De la Calle. 
Para lograr lo anterior, su campaña está concentrada en prepararlo para que en los debates se muestre seguro y conocedor de las cifras y de la historia. En términos políticos, su campaña busca seguir siendo la del Centro Democrático y no vincularse con otros partidos políticos. Explícitamente, ha rechazado la posibilidad de cualquier adhesión formal del Partido Conservador y, en cambio, un grupo de políticos con trayectoria en esa colectividad que ahora son uribistas –como Fabio Valencia Cossio y Marta Lucía Ramírez– incidieron para que el Directorio de los azules dejara en libertad a sus parlamentarios para votar por Vargas o por Duque. En el desarrollo de esta política de adhesiones, este también sumó la del exalcalde liberal Jaime Castro y ha aceptado reuniones políticas con excandidatos al Congreso por el liberalismo. Es el caso de Samir Abisambra, quien fue fórmula de Horacio José Serpa en la elección pasada. 
Además de fortalecer la imagen de experiencia y preparación, el reto estratégico de la campaña de Duque es mantenerse en el primer lugar de las encuestas, considerando que ya más del 90 por ciento de los colombianos conocen al candidato. Por último, sus estrategas deben ponerles atención a los efectos que podrían tener los debates recientes de Álvaro Uribe.

Al expresidente lo reconoce el país por ser el mentor estrella de Duque y en los últimos días ha protagonizado controversias acerca del proceso que le sigue la Corte Suprema por falsificación de testigos. 
En el caso de Germán Vargas, la estrategia también buscará mostrar preparación y experiencia. En esa línea, la semana pasada decidió publicar un libro que recoge los logros de su gestión en varios cargos públicos: senador, ministro del Interior, ministro de Vivienda y vicepresidente. El título es Hacer cumplir, hacer avanzar. La campaña quiere mostrar una trayectoria que ha dado resultados, y combinarla con adhesiones relevantes que le den un nuevo aire de viabilidad. En los últimos días, esas adhesiones vinieron de La U y parte de los conservadores. Y en las próximas semanas el partido Mira, uno de los más organizados, que apoyó la paz en el plebiscito, podría anunciar su candidatura.

Para subir en las encuestas, Vargas tiene, entre otros, el reto estratégico de poner a andar las maquinarias, sin contaminar su plan de abrirse paso en el voto de opinión.
 Durante las últimas semanas, Vargas ha tenido a Iván Duque de sparring para demostrar su trayectoria en el Estado. De hecho, en redes sociales circula una publicidad en la que un actor que interpreta al exvicepresidente cuestiona la experiencia del candidato del Centro Democrático.

En redes, también Vargas ha tenido enfrentamientos con Álvaro Uribe, lo cual lo puede derivar hacia el centro del espectro político, que su campaña quiere conquistar. 
Finalmente, la campaña de Vargas se orientará a construir un candidato más humano. En sus recientes entrevistas ha insistido en hablar del apoyo de su hija y su esposa, para visibilizar una vida familiar que hasta ahora había tenido en absoluta reserva. 


De otra parte, la campaña de Sergio Fajardo evalúa si el candidato debe dejar de priorizar los debates y fortalecer sus eventos en la calle. Varios de sus asesores insisten en que ha tenido demasiados debates y que no están teniendo incidencia en el cambio de intención de voto. Dicen que la mayoría de los realizados hasta el momento se limitan a un formato de pregunta-respuesta, por un lado, o replican la polarización cuando permiten a los candidatos contrapreguntarse, por el otro. 


Sin embargo, Fajardo no es un hombre de grandes manifestaciones en plaza pública. Seguirá haciendo recorridos a pie y en bicicleta por las grandes ciudades. A algunas de ellas irá acompañado de sus coequiperos, Claudia López y Jorge Robledo. También le pondrá especial atención a las visitas a las universidades, a las que recientemente ha ido con Antanas Mockus, y en las que su aspiración tiene una alta acogida. 
Fajardo continuará con sus lemas ‘¡Se puede!’ y ‘La fuerza de la esperanza’. Así mismo, los mensajes de sus validadores estarán orientados a decir que, si pasa a segunda vuelta, ganará la Presidencia. Para eso deberá recuperar espacio en las encuestas.
Por el lado de Humberto de la Calle, su campaña orienta sus mensajes a recuperar su viabilidad. Además de afianzar el hoy débil apoyo de algunos sectores de la bancada liberal, la estrategia buscará convertirse en el ‘antiuribista tranquilo’. Eso está ligado a su defensa de la paz y la Constitución de 1991.


Para robarse parte del antiuribismo hoy encarnando en Gustavo Petro, De la Calle ya comenzó a hacer duras críticas al expresidente. En una de ellas envió un comunicado diciendo que “no hay muerto bueno”, para referirse a que Uribe replicó un mensaje que celebraba la muerte del testigo Carlos Areiza. 
En términos de publicidad, la última estará dirigida a quienes creen en el voto útil, aprovechando que es el candidato que menos rechazo genera. Para eso moverá una pieza con el lema ‘Contra todo pronóstico’, que se refiere a hechos históricos en los que poco creían los colombianos, como ganarle 5-0 a Argentina, hacer la paz o firmar la Constitución de 1991. Su equipo en la recta final fortalecerá valores estratégicos del liberalismo y el de la decencia. El primero con énfasis en defensa de aspectos controvertidos como la dosis mínima y el matrimonio gay.


Finalmente, la campaña de Gustavo Petro seguirá prim

ordialmente en la plaza pública. Su equipo carga un dron con el que filma grandes manifestaciones en las que, con tono gaitanista, el candidato busca acercarse a las regiones. La estructura de la campaña tiene tres dimensiones: una promovida por líderes comunitarios, otra liderada por el propio candidato y una tercera por su candidata a la Vicepresidencia, Ángela Robledo, que según miembros de su equipo “busca humanizarlo”. En términos políticos, la estrategia del candidato de la Colombia Humana consistirá en sumar apoyos entre bases regionales. Sobre todo, la liberal. 
La actual campaña empezó con más anticipación que las habituales. La dinámica del plebiscito de 2016, enmarcada en la polarización política, hizo que los candidatos salieran más temprano al ruedo. Tal vez por eso esta ha sido una carrera de relevos, en la que la posta de las encuestas ha pasado de Vargas a Fajardo, de Fajardo a Petro y de Petro a Duque. En política tres semanas son mucho, y las estrategias de los candidatos sumadas a los eventuales errores de los contendores pueden cambiar de nuevo la dinámica.

 En política tres semanas son mucho, y las estrategias de los candidatos sumadas a los eventuales errores de los contendores pueden cambiar de nuevo la dinámica.
En política tres semanas son mucho, y las estrategias de los candidatos sumadas a los eventuales errores de los contendores pueden cambiar de nuevo la dinámica.


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