La ‘horrografía’ El mal que crece entre los estudiantes

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Los errores ortográficos que están creciendo junto a las nuevas generaciones  se convirtieron en una guerra prácticamente pérdida por los docentes e instituciones educativas, y no promete horizonte optimista mientras la sociedad la siga aceptando.


Hace nueve años el país conoció la noticia de la renuncia de Camilo Jiménez a su cátedra en la facultad de Comunicación Social de la Universidad Javeriana, aburrido por la mala ortografía que mostraban sus estudiantes en la redacción.

Ese efecto de hace casi una década destapó un secreto a voces  que hoy día tiene inmerso a las instituciones educativas de todos los niveles y a sus docentes en lo que se puede llamar un ‘laberinto sin salida’. Cada día más la batalla que enfrentan por los errores y hasta ‘horrores’ ortográficos se está perdiendo ¿Por qué sucede? ¿Qué hacer desde las aulas y hogares para tratar de corregir?

Los resultados son desesperanzadores. El más reciente estudio hecho sobre el tema  llegó tuvo términos que la describieron como “pobre y mediocre” a los niveles de escritura y lectura en los estudiantes que avanzan hacia la educación superior en Colombia.

¿Los universitarios de hoy escriben peor que los de generaciones pasadas?  En un contexto difícil de determinar por la falta de datos concretos que arrojen luz sobre este posible empeoramiento, la mayoría de profesores coinciden en que los estudiantes ya no leen como antes, un hecho que  repercute en la manera de escribir.

La lectura que se hace actualmente  por retazos. Ya no se selle reflexivamente y si no hay patrones a seguir, muy difícilmente el nivel escrito del estudiante sea bien bajo.


El día que Gabo propuso ‘jubilar’ la ortografía

Se llevaba a cabo en 1997 el Congreso Nacional de la Lengua Española en el estado mexicano de Zacatecas, y el novelista colombiano tomó el estrado para leer el texto Botella de mar para el dios de las palabras, en el que dio sus impresiones sobre el idioma de Cervantes ante la inminente entrada al siglo XXI.

García Márquez habló en ese entonces de la riqueza de nuestra lengua, y expresó que “nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros formativos para que entre en el siglo 21 como Pedro por su casa”.

De esa manera, García Márquez entonces dijo: “Jubilemos la ortogrfía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haces rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y la jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver”.

Las causas para escribir con errores

  1. El mundo globalizado cada vez nos expone a más volúmenes de información que son procesados y consumidos en un menor tiempo. Esto hace que no se preste atención a las formas adecuadas de expresión.
  2. Otro punto es que los sistemas educativos actuales han desestimulado el cuidado de la expresión escrita, llegando casi a satanizar la enseñanza de la gramática y la ortografía que, en la mayoría de los casos, ha desaparecido de los currículos escolares. En los últimos años el análisis del discurso y la gramática textual hicieron su triunfal entrada a los cursos regulares de español de la educación básica, lo cual, sumado a modelos pedagógicos como el constructivismo, marcaron la apresurada desaparición del estudio de los aspectos formales de la lengua.
  3. Para rematar, las nuevas formas de comunicación, como el chat o los mensajes de texto, han provocado que la escritura se acerque o pretenda imitar al código oral. Ello se evidencia en la casi desaparición de las vocales, el uso de los emoticonos para expresar estados de ánimo y la abreviación de las palabras con la consecuente violación de todas las normas ortográficas.

TIPS




El origen de la mala ortografía


La historia se remonta la Edad Media y tiene que ver con un demonio.

Hubo una época hace cientos de años, en que en las cortes monárquicas del mundo existía un personaje dedicado únicamente a las labores de transcripción y escritura de los textos, una profesión que en muchos casos estuvo designada para los monjes que hacían parte de los monasterios.

La labor de escribir a mano fue entonces de vital importancia porque con la escritura las ideas permanecían. Pero, a que no sabías que incluso esas personas dedicadas a escribir día y noche cometían inimaginables errores de ortografía.

Resulta que en estos años las sociedades, que eran teocentristas, lograron adjudicarle a los errores humanos la presencia de entidades sobrenaturales, y sí, incluso para los errores de ortografía había un demonio a quien culpar. Nacido cerca al siglo XIII Titivillus era un demonio que, según la creencia religiosa de entonces, trabajaba para Lucifer con el afán de hacer caer a los escribas en increíbles errores de ortografía.

Lo que realmente sucedía era que el trabajo de realizar los manuscritos, se llevaba a cabo en los recintos de los monasterios, lugares húmedos, durante largas jornadas y con condiciones lumínicas que a cualquiera le habrían costado errores ortográficos. Esos errores comenzaron a ser adjudicados a Titivillus, ese demonio que, encargado por el mismo Satán, susurraba en los oídos de los escribas haciéndolos cometer graves errores que podían condenarlos a las llamas del infierno; a través de las letras Titivillus le entregaba las almas a Lucifer.

Titivillus, el demonio de la ortografía.