Fuerte de San Fernando, un tesoro en abandono

Fuerte de San Fernando, el bastión samario que se resiste a desaparecer. Foto: César Barrera Palomino.

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De los seis fuertes que tenía Santa Marta, solo dos quedan en pie. Uno de ellos es el de San Fernando, el cual, a pesar del deterioro, se niega a derrumbarse.

Por: César Barrera Palomino
Redacción EL INFORMADOR

El histórico baluarte samario, que hacía parte del sistema defensivo de la ciudad contra las arremetidas de los piratas en el siglo XVIII, y que fue declarado como bien de interés cultural nacional por medio del Decreto 2673 del 20 de noviembre de 1989, permanece en estado de coma.

En los papeles, el Fuerte de San Fernando figura como Patrimonio Material de la Nación, pero casi 30 años después de haber sido incluido oficialmente en el legado de la memoria cultural del país, la fortificación resiste como un ‘tesoro’ abandonado, pues no es aprovechado para el turismo y varios de sus ladrillos se caen a pedazos.

Su ubicación está en la punta de la Pedrera, cerro de San Fernando. Colinda con el Batallón José María Córdova de la Primera División del Ejército, entre las playas San Carlos y Lipe. El acceso no está abierto al público y se mantiene vigilado por soldados.
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El Fuerte de San Fernando fue construido por orden del gobernador Juan Beltrán de Caicedo en 1725.
Se levantó inicialmente como una construcción de poco porte, sin aplicar los tratados del arte militar, con argamasa -cal, ladrillo y piedra de la montaña-, debido a que no usaban cemento en esa época.

Lleva su nombre en honor al rey Fernando VI. Fue erigido de forma estratégica para integrar un triángulo defensivo en conjunto con la Isla de El Morro y el Fuerte de San Antonio. El objetivo era interceptar el ingreso de los enemigos por la Bahía, quienes pretendían adueñarse de la ciudad por intereses económicos y políticos.

El arquitecto e historiador Álvaro Ospino Valiente, cuenta que “el sitio comenzó como una batería, que consistía en una explanada simple rodeada de una muralla. Cuando se le adicionan edificios militares se convierte en fuerte. La mano de obra era mala y la aportaba la gente.

Nació como resultado del deseo de una comunidad que exponía sus vidas para evitar los ataques del enemigo”, dijo.

A pesar de haber sido construido por el mismo gobierno español, los mismos ingenieros militares y los mismos materiales, difiere completamente en su concepción o morfología con las murallas de Cartagena, según Ospino Valiente.

Actualmente, cuando han pasado cerca de 294 años de haberse levantado sus cimientos, se evidencia un enorme detrimento en su estructura. Los techos en la parte baja de la edificación colapsaron y gran parte del escombro caído permanece sobre el piso. A pesar de estar custodiado por militares, su imagen no es la más favorable.

Oportunidad para el turismo

Según el arquitecto Ospino Valiente, el fuerte de San Fernando está por fuera de la jurisdicción territorial del Batallón, sin embargo, el Ejército no deja pasar a la gente para visitar el monumento, lo que a su vez, ha sido un beneficio para la fortificación, debido a que si estuviera abierto al público, por su estado de abandono quizás ya ni existiera.

“Sí se puede habilitar para el turismo, pero hay que crear la infraestructura adecuada para llevar a la gente […] Los alcaldes están pendientes es de la plata. Eso no está en zona militar. Lo que pasa es que cuando cambian de comandante, el que entrega no hace el informe y por ese motivo en el año 1.985 casi se pierden los recursos para su restauración”, agrega.
Fuerte de San Fernando visto desde el mar.
Fuerte de San Fernando visto desde el mar.

El historiador y arquitecto manifiesta como solución que para evitarse el problema de la ‘servidumbre’ del Batallón, se necesita entrar por mar, por playa Lipe y hacer un muelle para embarcaciones menores.

“Yo lo pondría en la punta del Cuerno, cerca de Santo Cristo, aunque eso deben estudiarlo los expertos en oceanografía, para determinar dónde golpean las olas. Hacer uno solo que sirva para transportar a la gente y quitarle presión al Ejército”, indicó.

Ospino Valiente alertó sobre la necesidad de intervenir y velar por la conservación del histórico lugar, puesto que estaría en riesgo de desaparecer si persiste la indiferencia del Gobierno y de las autoridades.

“No tengo la bola de cristal para decir cuánto tiempo más podría resistir el Fuerte de San Fernando en esas condiciones.
Pero así como va, quizás 50 años sean mucho. Eso se ha conservado porque el Ejército no deja pasar a la gente. De hecho, si pasaran, de pronto ya ni existiera”, aseguró.
Plano cenital de la explanada, el almacén de pólvora y el cuartel de la tropa del Fuerte de San Fernando.
Plano cenital de la explanada, el almacén de pólvora y el cuartel de la tropa del Fuerte de San Fernando.

Intervenciones

En 1752, el ingeniero militar Manuel Hernández propuso hacer un fuerte más alto porque determinó que el que había era ineficaz ante los ataques, pero las obras no se lograron realizar. Después en 1.978 el ingeniero militar Agustín Crame hizo una propuesta de refuerzo tanto al Morro, como al fuerte de San Antonio y el de San Fernando como plan defensivo, sin embargo, los trabajos no se desarrollaron como se proyectaron.

Arturo Bermúdez (Santa Marta, 26 de octubre de 1928 - 17 de mayo 2012), creador del Archivo Histórico del Magdalena, expresidente de la Academia de Historia del departamento y autor de grandes obras, manifestó en una entrevista en el año 1987, que el Fuerte de San Fernando fue restaurado en 50 % para la época de 1.985 y “tuvo modificaciones en el cuartel y la torre”. En 1.989 se reconstruyó la vigía.

Según relata Álvaro Ospino Valiente, la torre no hacía parte de la construcción inicial y se hizo después, en el año 1942. Posteriormente, se fue deteriorando hasta que la “Asociación Amigos de los Fuertes” hizo una intervención y logró recuperar el edificio y el cuartel, donde el muro estaba por la mitad.

En 1996 se realizaron obras de primeros auxilios y de restauración. Se consolidó la torre pero las cubiertas no se pudieron arreglar, ni la de la torre ni la del cuartel. El arquitecto Ospino propuso en ese mismo año pañetar las paredes de la torre y el cuartel para propender por la conservación del monumento y protegerlo de los agentes externos, con el argumento que “el disco abrasivo, la salinidad, la brisa, el agua que salpica y golpea cuando hay mar de leva, van deteriorando y dañando la estructura”, pero le rechazaron la idea y le contestaron desde el Ministerio de Cultura que “la mampostería, la piedra y ladrillo, es muy hermosa a la vista de todos”.
Plano del Fuerte de San Fernando. Imagen cortesía: Álvaro Ospino Valiente, arquitecto e historiador.
Plano del Fuerte de San Fernando. Imagen cortesía: Álvaro Ospino Valiente, arquitecto e historiador.

En el año 2.000 se consiguieron recursos y se logró la reconstrucción y reparación de las murallas en la parte baja, donde el tendido de cal inicial se fue desapareciendo por el mar de leva. Años después, narra Ospino que “los señores de Caracol con la grabación de ‘La esclava blanca’, pusieron paja y madera en los techos sin permiso del Ministerio” y el material quedó en el lugar y se ha ido disipando, indicó.

El enigma del supuesto túnel

Hay una leyenda que cuenta que había un túnel que conectaba al Fuerte de San Fernando con la Quinta de San Pedro Alejandrino. Bermúdez afirmaba que “quienes lo caminaron decían que era un laberinto sin salida y que pudo ser una mina”.

De igual forma, se dice que el Libertador Simón Bolívar utilizó el camino para escapar hasta la Quinta. No obstante, Bermúdez manifestaba: “eso es leyenda, porque Bolívar no podía ni caminar bien. Puede ser un laberinto que dos o tres personas de edad avanzada lo caminaron hasta 30 metros, pero no hay nada”.

Por su parte, Álvaro Ospino Valiente, dice que esa hipótesis del supuesto túnel de 5 kilómetros “se cae por su propio peso” porque el fuerte es del siglo XVIII y lo otro (la Quinta) es una hacienda que solo tuvo importancia cuando Bolívar murió allí, “no tiene nada que ver lo uno con lo otro”.
La parte frontal externa del Fuerte de San Fernando, luce aparentemente bien, aunque por dentro los ladrillos se caen a pedazos.
La parte frontal externa del Fuerte de San Fernando, luce aparentemente bien, aunque por dentro los ladrillos se caen a pedazos.

Una incursión por el lugar

Al Fuerte de San Fernando se puede llegar a pie o por ruta marina, aunque el lugar no cuenta con la infraestructura adecuada para el desembarco de visitantes.

El trayecto en lancha podría tardarse entre 5 y 7 minutos, saliendo desde la Marina Internacional de Santa Marta. También se puede acceder a pie por la avenida Hernández Pardo (carrera 4) con calle 34, en un tiempo cercano a los 16 minutos, recorriendo al menos 1.3 kilómetros por las instalaciones del Batallón, pero solo pueden hacerlo quienes cuenten con la autorización del Ejército.

Cuando se llega a la entrada principal, lo primero que se encuentra es una reja oxidada, forjada entre ladrillos que acorralan el lugar y dos viejos candelabros. Se deben subir 16 escalones para llegar a la altura de las rocas que permiten apreciar un estupendo panorama, entre la magia del mar de playa Lipe y el histórico patrimonio material colombiano del fuerte en mención, que aún se mantiene en pie y se resiste a desaparecer.

En el Fuerte de San Fernando persisten las estructuras del antiguo almacén de pólvora, el cuartel de la tropa, la explanada, la cocina y la vigía. En la explanada colocaban los cañones en tres direcciones: hacia la Bahía, hacia el mar y hacia playa Lipe. Se conoció que el último combate habría sido contra la Armada inglesa.

El bastión samario contaba al menos con 11 cañones para proteger la Bahía y los demás fuertes. Al recorrer la zona, se aprecian los huecos desde donde se disparaba, y las ventanas desde donde se vigilaba la ciudad.

De los fuertes de Santa Marta, solo quedan las ruinas del San Fernando y de la isla de El Morro. Los otros se disiparon, como el de San Juan de Mata (1602), el de San Vicente (1644), el de San Antonio (1719), el de Betín (1663) y el de la Peña de Lipe-San Fernando (1667-1725).

Hoy día, los murciélagos se adueñan de los pasillos. Algunos ladrillos de la parte superior se han debilitado. Los techos se cayeron, y su estado no concuerda para nada con el título que se le concede: el de Patrimonio Histórico de la Nación.

El Dato

El Fuerte de San Fernando cumple ya 294 años siendo parte de la historia de Santa Marta.