En seis décadas de historia, son muchas las anécdotas que han surgido en la preparación o desarrollo del evento más importante de Santa Marta. Aquí algunas de ellas…
Un rey entre las reinas
En 1980, un comité del que hacían parte Edgardo Vives Campo, en su calidad de alcalde de Santa Marta, y Alfredo Lacouture Dangond, entonces gobernador del Magdalena; organizó un evento internacional: La Fiesta del Mar Centroamericana y del Caribe.
Sin embargo, 20 días antes del inicio de la celebración, la línea aérea Aerocondor, patrocinadora a la que le correspondían los traslados de las candidatas hacia la ciudad, se declaró en quiebra.
Teniendo todo prácticamente listo, el comité se planteó cancelar la fiesta. Pero surgió una propuesta: coronar al primer rey del mar, para rendirles tributo a los pescadores de la ciudad. Tras una convocatoria a la que se presentaron 10 hombres, se eligió a Pedro León Daniels, un pescador de Taganga, como rey del Mar.
Una mujer, dos títulos
En 1986, Judith Martínez de la Espriella, representante de Bolívar, recibió dos títulos: Reina Nacional del Mar y Capitana del Mar, convirtiéndose en la única mujer que ha portado corona y quepis. Esto se debió a que en la noche de coronación, la Flota Mercante Gran Colombiana, la encargada de suministrar la corona y el centro para la beldad, no había logrado suministrar a tiempo los elementos para cumplir con el protocolo.
Ante los retrasos, la Señorita Adriana Londoño, quien el año anterior había sido elegida capitana del Mar, cedió su quepis, para que los organizadores pudieran cumplir con la agenda. Una vez que a Martínez se le había impuesto su quepis como capitana nacional, una comisión de la Flota Mercante llegó con la corona y el cetro, por lo que la beldad fue coronada y finalmente quedó con ambos títulos.
Una estrella paralizó la inauguración de una fiesta
En 1988, la inauguración de la fiesta, sufrió un retraso por un símbolo: una estrella.
En el acto inicial, encabezado por el alcalde de Santa Marta, Alfonso Vives Campo, le correspondía al general Daniel García Echeverry, comandante de la Primera División, izar el pabellón nacional. Al momento de izar el tricolor, el general notó algo extraño: la bandera no tenía el escudo nacional, sino una estrella blanca, por lo que pidió explicaciones sobre el símbolo.
Ante la incertidumbre, José ‘Pepe’ Alzamora, encargado del protocolo, explicó que la bandera con la estrella era el símbolo patrio del país en los mares, y que esa en particular había sido un regalo del cónsul de Colombia en Tampa, EE UU, para la fiesta.
Para convencer al general, ‘Pepe’ tuvo que ir hasta su casa a buscar un cuadro que le había regalado la Flota Mercante Gran Colombiana, en la que aparecía un barco ondeando en la popa la bandera con una estrella.
La reina que no se mojó los pies en la Bahía
En 1961, Muñeca Sáenz representó al departamento de Cundinamarca en el Reinado Nacional del Mar.
Como toda aspirante, Sáenz debía participar en las diferentes pruebas náuticas para poder optar por el título de soberana del mar. Sin embargo, al momento de las competencias, la joven apareció con un certificado médico y argumentó que no podría realizar las actividades.
Ante su imposibilidad para competir, y por respeto a las otras participantes, José ‘Pepe’ Alzamora, quien fungía como calificador, le otorgó el puntaje más bajo.
Pero ‘Pepe’ se llevó una sorpresa al momento de la coronación, cuando conoció que Sáenz había sido la ganadora de las pruebas y había sido elegida reina del Mar. “No sé si otro jurado la calificó de espaldas a las otras candidatas, lo cierto es que ella ganó y se convirtió en reina sin siquiera haberse mojado los pies en la Bahía”.
La desgracia que suspendió una fiesta
En 1989, la Fiesta del Mar no se organizó para julio, como de costumbre, sino que se programó para agosto, sin embargo, ese mes ocurrió un evento que enlutó al país: el asesinato de Luis Carlos Galán.
Ante el hecho, el entonces alcalde de Santa Marta, Alfonso Vives Campo, decidió suspender las celebraciones, pero aun así había eventos que cumplir por compromisos con patrocinadores, como la coronación de las reinas nacional en internacional.
El burgomaestre decidió entonces coronar a las reinas en su despacho, que resultaron ser Ana María Otero del Valle del Cauca en el orden nacional y Maribel Suárez de Venezuela en el ámbito internacional, quienes asistieron en vestido formal y no en traje de baño como de costumbre.