Edgardo Plutarco Vives Campo, El gran ejecutor de obras

Vida y Obra Pepe Vives de Andreis
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Edgardo Plutarco Vives Campo nació el 28 de junio de 1936 en Santa Marta. Es el sexto hijo -el quinto, Juan, murió poco después de nacer- del matrimonio conformado por José Benito Vives De Andréis y Silvia Rosa Campo de Vives.

Realizó sus primeros estudios en el Gimnasio Santa Marta, luego cursó cuatro años de secundaria en el Liceo del Caribe, para finalmente culminar su bachillerato en el reconocido Liceo Celedón en 1956.

Continuó su formación de educación superior en la Universidad de Connecticut, en Luisiana, Estados Unidos, donde obtuvo el título de ingeniero agrónomo en 1961.

Desde su época de estudiante mostró gran interés por los asuntos de la profesión para la cual se preparaba, al punto que envió una carta dirigida al Senado de los Estados Unidos para consultar sobre los resultados anuales del sector agrícola en dicho país, misiva que fue respondida por el entonces legislador republicano Prescott Sheldon Bush, padre y abuelo de quienes serían los presidentes 41º y 43º de ese país: George H.W. Bush y George W. Bush, respectivamente.

La contestación del entonces congresista norteamericano fue la siguiente:

“En respuesta a su solicitud reciente, entrego copias de anuarios de agricultura que tengo disponibles para su distribución”: Prescott Sheldon Bush.

Carta del senador estadounidense Prescott Sheldon Bush, dirigida al entonces estudiante Edgardo Vives Campo.
Carta del senador estadounidense Prescott Sheldon Bush, dirigida al entonces estudiante Edgardo Vives Campo.

 

Adicionalmente, Edgardo Vives Campo estudió Artes Liberales en la Universidad de Hartford, en Connecticut, Estados Unidos. También fue acreditado como periodista con la tarjeta profesional Nro 2.028. Además obtuvo el título de Administrador de Empresas Honoris Causa de la Universidad Cooperativa de Colombia.

En el año 1963 contrajo matrimonio con Beatriz Gutiérrez de Vives, con quien procreó sus cinco hijos: María Cecilia, Beatriz Eugenia, Marcela, Edgardo Plutarco y Luisa Fernanda Vives Gutiérrez.

Tras culminar sus estudios universitarios se dedicó un tiempo a la agricultura, estando al frente de las fincas de su familia en la Zona Bananera, hasta que el 6 de febrero de 1964, a la edad de 27 años, fue designado por el entonces gobernador de Magdalena, Alfonso Campo Murcia, como alcalde mayor de Santa Marta, cargo que ocupó durante poco más de un año.

“Este nombramiento lo he recibido con sorpresa y aún no me decido. Necesito conversar con el señor gobernador del departamento, doctor Alfonso Campo Murcia, y con el señor secretario de Gobierno, doctor Manuel Polo Macías, para trazar un plan de gobierno. De las conversaciones que adelante con tan altos funcionarios, decidiré si acepto o no la Alcaldía de Santa Marta. De todos modos, dicho nombramiento constituye para mí un inmerecido honor, que agradeceré eternamente”: Edgardo Vives Campos.

Asumió como burgomaestre del entonces municipio el 2 de marzo de 1964, con la promesa de entregar toda su juventud y espíritu a la ciudad. “No soy de los que ofrecen para no cumplir”, dijo en un discurso de dos minutos durante el acto de su juramentación.

“Voy a trabajar desinteresadamente y con la mayor buena voluntad  para servirle a la tierra de los mayores, de los míos y de mis amigos, a quienes aprecio desde lo más íntimo de mi corazón (…) tengo ya trazado, en asocio de los secretarios que me acompañarán, un vasto plan de transformación total de este municipio”: Edgardo Vives Campo.

Fue ese el punto de partida de un largo recorrido como servidor público, que se caracterizó por la ejecución de numerosas e importantes obras de desarrollo para su tierra, muchas de ellas enfocadas en resolver las necesidades de las comunidades.

Siguiendo el ejemplo de trabajo de su padre, se empeñó en empujar y ejecutar grandes obras para la ciudad y el departamento, eso lo logró en sus diferentes roles, como legislador, alcalde de Santa Marta y gobernador de Magdalena.

Visionaba una Santa Marta de cara al futuro y a la par de otras urbes del país e incluso fuera de este. Por esa razón, se enfocó en una mayor cobertura de servicios públicos, la pavimentación de vías, la construcción de escenarios deportivos y áreas verdes.

Tan solo 15 días después de haber asumido como burgomaestre, inauguró el primer teléfono en el aeropuerto Simón Bolívar, tras una gestión realizada ante la empresa Telefónica de Santa Marta, Telesantamarta, solucionando así el problema de comunicación que afectaba a los usuarios de la terminal aérea.

Gracias al ejemplo urbanizador que recibió de su padre, la pavimentación de diversas vías fue uno de los aportes que dejó Edgardo Vives Campo en su primer paso por la Alcaldía. Caminos polvorientos se convirtieron en verdaderas calles y le cambiaron la estampa a diferentes barrios de la ciudad.

Como servidor público se interesó por satisfacer las necesidades básicas de las comunidades de sectores emblemáticos de la ciudad, como Pescaíto, que pese a concentrar una población importante no era tomado en cuenta por las autoridades.

De hecho, fue durante esa primera experiencia como burgomaestre que fijó su mirada en el populoso barrio, uno de los más icónicos de Santa Marta por su riqueza histórica y cultural, pero que hasta la fecha permanecía en la subnormalidad.

Una de sus primeras obras como alcalde de Santa Marta fue la pavimentación de la calle 6 de Pescaíto, labor que continuó años más tarde cuando fue nombrado gobernador de Magdalena.

Calle 6 de Pescaíto recién pavimentada, durante la administración de Edgardo Vives Campo, en 1964.
Calle 6 de Pescaíto recién pavimentada, durante la administración de Edgardo Vives Campo, en 1964.

Su obra incluyó la pavimentación de la prolongación de la avenida Campo Serrano (carrera quinta) hasta la calle 6 de Pescaíto, empalmando con la urbanización Los Almendros para conectar con la Villa Olímpica y finalizar en la avenida Santa Rita (calle 22).

Vista panorámica de la prolongación de la avenida Campo Serrano tras la pavimentación emprendida por el alcalde Edgardo Vives Campo en 1964.
Vista panorámica de la prolongación de la avenida Campo Serrano tras la pavimentación emprendida por el alcalde Edgardo Vives Campo en 1964.

Demostrando que era un visionario del progreso para la ciudad, durante su primera estancia en la Alcaldía amplió la calle Santa Rita, la cual para entonces llegaba hasta lo que se conoce como “el cerrito”, cerca de lo que hoy es la clínica La Milagrosa. La elevación del terreno fue demolida para darle paso a la nueva vía, que contribuyó considerablemente al mejoramiento de la movilidad en Santa Marta y que aún en la actualidad es una arteria vehicular de gran importancia.

En esa misma línea de acción, ordenó la instalación de redes de acueducto y alcantarillado y la pavimentación en los barrios El Cundí y San José, los cuales proyectaban un rápido crecimiento.

También mejoró las vías centrales de la ciudad, como las carreras sexta y séptima; así como las calles Cangrejal (11), de La Cruz (12), San Francisco (13) y de la Cárcel (14); permitiendo una mejor presentación urbanística de Santa Marta.

Las calles del centro fueron pavimentadas durante la gestión de Edgardo Vives Campo en 1964.
Las calles del centro fueron pavimentadas durante la gestión de Edgardo Vives Campo en 1964.

Fue durante su gestión que llegó el pavimento a la calle 30 de Manzanares, lo que indica que desde hace cinco décadas Edgardo Vives Campo ya había proyectado la necesidad de mejorar dicha vía, labor que aún no ha sido concluida por los gobernantes locales siguientes.

También mejoró la entrada hacia el barrio Rodrigo de Bastidas y el acceso al entonces corregimiento de Mamatoco; así como la avenida del Fundador (carrera primera), la carrera novena y la calle Madrid (10).

Sus obras no se quedaban en la pavimentación, también incluían el ornato y la iluminación en las vías.

El 25 de julio de 1964 Santa Marta sufrió los efectos de un fuerte aguacero que causó grandes pérdidas materiales y humanas, desastre que puso a prueba la gestión del joven burgomaestre. Las 10 horas continuas de lluvias afectaron a todos los barrios pobres de la capital e hicieron colapsar el puente sobre el río Manzanares en Mamatoco.

Edgardo Vives Campo se dirigió directamente al entonces presidente de la República, Guillermo León Valencia, a sus ministros de Salud y Obras Públicas, y a los parlamentarios de Magdalena, para que tomaran decisiones orientadas a socorrer a la ciudad.

El sector privado, tras una convocatoria realizada por el hermano del alcalde, José Benito Vives Campo, aportó recursos para atender la calamidad.  Entre los donantes que se sumaron para contribuir con los damnificados figuraron el Club Santa Marta, el Banco Bananero, la Federación de Productores de Banano, Bananeros Asociados, la pasteurizadora Patuca, Capitalizadora del Caribe, la Compañía Bananera de Seguros, la Cervecería Águila, José Benito Vives y Compañía, Silvia Rosa Campo de Vives (madre del burgomaestre), Mercedes Murcia de Campo Serrano, Rodrigo Vives, el hotel Tamacá y el periódico El Informador.

El mandatario local activó un plan de contingencia para atender a la brevedad a las comunidades afectadas, evitar la propagación de enfermedades, rehabilitar el tránsito por las vías que habían estado anegadas e instalar inicialmente un puente provisional en el sector Mamatoco. 

Durante su gestión como alcalde mayor, promovió la conexión aérea entre Santa Marta y Riohacha. Así, el 3 de septiembre de 1964, asistió a la inauguración del servicio de aviones DC-4 de Avianca que enlazó por vía aérea a las capitales de Magdalena y La Guajira.

Preocupado por lograr la mejor estampa posible de la ciudad, ordenó a los propietarios, arrendadores y arrendatarios de lotes en la zona urbana de Santa Marta limpiar y cercar los mismos con muros de ladrillos de 1.65 metros de altura, para evitar que se convirtieran en botaderos de basuras.

Su primera administración incluyó el saneamiento de las finanzas públicas del municipio con la reducción de la deuda de vigencias anteriores, el ordenamiento de vendedores ambulantes en sitios apropiados y la reorganización del aseo y el matadero público.

El 27 de octubre de 1964, presentó su renuncia irrevocable al entonces gobernador de Magdalena, Juan Manuel Orozco Fandiño, la cual no fue aceptada. Se mantuvo frente a la Alcaldía Mayor hasta julio de 1965.

De los ocho hijos de ‘Pepe’ Vives De Andréis, sin duda Edgardo Vives Campo fue quien más heredó la vena política y llegó a ocupar diversos cargos públicos importantes. 

Con tan solo 31 años, fue por primera vez representante a la Cámara por el departamento de Magdalena, en el periodo comprendido desde 1968 hasta 1970.

Tras su experiencia como legislador, el 15 de septiembre de 1970 fue designado Consejero Especial con rango de Ministro Plenipotenciario en la delegación de Colombia para el vigesimoquinto periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, durante el gobierno del presidente Misael Pastrana, cargo que desempeñó hasta el 17 de diciembre del mismo año.

Luego de su breve rol diplomático en la ONU, volvió a la carrera legislativa nuevamente como representante de Magdalena en la Cámara, durante los cuatrienios 1974 – 1978 y 1978 -1982.

Edgardo Vives Campo en su época como parlamentario.
Edgardo Vives Campo en su época como parlamentario.

El ejercicio legislativo de Edgardo Vives Campo fue crucial para el desarrollo de Santa Marta y Magdalena. Y es que desde su curul en la Cámara de Representantes impulsó un paquete de obras que representaron un verdadero cambio para una tierra que solo había visto grandes progresos durante la gestión de su padre, ‘Pepe’ Vives De Andréis.

Fue durante su paso por la Cámara que el samario jalonó los recursos que más tarde garantizaron la ejecución del parque Sesquicentenario, un lugar con el que se le rindió homenaje al Libertador, Simón Bolívar, en el marco de los 150 años de su fallecimiento en Santa Marta, conmemoración que se cumplió el 17 de diciembre de 1980.

También como legislador en representación de Magdalena procuró el dinero necesario para que Santa Marta tuviera espacios de calidad en la Villa Olímpica Simón Bolívar, que sirvieran como estímulo para el crecimiento del deporte en la ciudad. Fue así como se garantizaron los recursos para la recuperación del Coliseo Mayor y la piscina olímpica de la época.

Desde su curul logró la aprobación de los dineros para la construcción de la avenida del Río, así como la consecución de recursos para calles, avenidas y servicios públicos en todo el departamento.

En 1977 logró que se radicara en Santa Marta una sede de la Universidad Cooperativa de Colombia, en las instalaciones donde anteriormente funcionaba el instituto que llevaba por nombre Indesco.

Casi una década después de su experiencia como diplomático de Colombia ante las Naciones Unidas, fue nombrado por el presidente Julio César Turbay Ayala como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Colombia ante el gobierno de Guatemala, rol que desempeñó desde enero de 1979 hasta mayo de 1980.

Ante sus esfuerzos por estrechar los lazos entre el país centroamericano y Colombia, y sus conocimientos sobre la vida y trayectoria del Libertador Simón Bolívar, fue nombrado Miembro Honorífico de la Academia Bolivariana de la Historia de la República de Guatemala.

Cuando tenía 42 años de edad, el mismo Turbay Ayala lo nombró gobernador del departamento de Magdalena, cargo que ocupó durante el periodo comprendido entre el 3 de junio de 1980 hasta el 11 de mayo de 1981, época en la que consolidó grandes obras para la región que aún tienen vigencia.

Discurso de posesión de Edgardo Vives Campo como gobernador de Magdalena en 1980.
Discurso de posesión de Edgardo Vives Campo como gobernador de Magdalena en 1980.
Edgardo Vives Campo junto a su familia, luego de su posesión como gobernador en 1980.
Edgardo Vives Campo junto a su familia, luego de su posesión como gobernador en 1980.
Indígenas arhuacos fueron los primeros en darle la bienvenida al nuevo gobernador, Edgardo Vives Campo, en 1980.
Indígenas arhuacos fueron los primeros en darle la bienvenida al nuevo gobernador, Edgardo Vives Campo, en 1980.

Una de las iniciativas más emblemáticas de Edgardo Vives Campo en su paso por la Gobernación fue sin duda la construcción del Polideportivo, esa obra que luchó desde el Congreso para la consecución de los recursos hasta su ejecución desde la administración departamental.

El complejo se convirtió no solo en un nicho para el deporte en la región, sino en una zona de esparcimiento para toda la comunidad samaria y en uno de los pulmones de la ciudad.

Para la obra del Polideportivo se apoyó en las alianzas con el sector privado, logrando la donación de grama americana para los espacios deportivos y la instalación de juegos mecánicos para que los más pequeños tuvieran un espacio de disfrute.

El complejo, uno de los mejores del país para la época y que fue construido en menos de 10 meses, contaba con canchas para practicar fútbol, básquet y tenis.

Se trató de un proyecto macro para entonces, en el que se invirtieron 35 millones de pesos de la época, realizado en un lote que estaba abandonado y que perjudicaba a la comunidad samaria, recuerda Edinson González, secretario de Fomento durante la administración de Vives Campo.

La historia de la avenida del Río sin duda está ligada al político liberal. Y es que éste no solo se dispuso a luchar por los recursos desde su época en la Cámara de Representantes, sino que se encargó de culminar la obra durante su paso por la Gobernación.     

Como mandatario departamental gestionó ante el Ministerio de Obras Públicas el dinero necesario para continuar la vía, el cual fue aprobado en junio de 1980 por el entonces titular de la cartera, Enrique Vargas Ramírez, bajo el mandato de Julio César Turbay.

Trabajos en la avenida del Río durante el gobierno de Edgardo Vives Campo.
Trabajos en la avenida del Río durante el gobierno de Edgardo Vives Campo.

Fueron 40 millones de pesos en aquellos tiempos los aprobados para la culminación de la carretera, obra que ya estaba en marcha, pero a paso lento y que la mano de Vives Campo aceleró ostensiblemente.

“En uno de sus recorridos por la ciudad pasó por la avenida del Río, que llegaba hasta Bavaria. Se bajó del carro, subió los cerros y dijo: ‘¿Qué tal que abramos los cerros para que continúe la vía?’ Desde ese día gestionó los recursos en Bogotá e inició la búsqueda de los equipos”: Edinson González.

Para conseguir el dinero se apoyó en las buenas relaciones que mantenía con el ministro de Obras Públicas, quien además del financiamiento aprobó un equipo de ingenieros que dirigió los trabajos.

Para obtener la maquinaria aprovechó que el Estatuto de Seguridad implementado en el país le quitaba a los narcotraficantes equipos y bienes en general, muchos de estos guardados en el Batallón José María Córdova.

Vives Campo solicitó dichas maquinarias y ordenó recuperar las viejas y deterioradas que eran propiedad de la Gobernación y que estaban en desuso en los diferentes municipios. Así logró conseguir 28 equipos que fueron usados para continuar la avenida del Río y construir el Polideportivo.

Fueron 30 las cuadras de la vía que se hicieron gracias a su gestión. Durante su gobernación llevó esa carretera desde Bavaria hasta la avenida del Libertador, donde culmina actualmente.

El gobernador Edgardo Vives Campo recorría constantemente la avenida del Río, una de sus obras preferidas.
El gobernador Edgardo Vives Campo recorría constantemente la avenida del Río, una de sus obras preferidas.

También visualizó la necesidad de una verdadera carretera que mejorara el acceso, movilidad y valorización de un sector turístico de gran importancia para la capital del Magdalena: El Rodadero. Por eso amplió e iluminó la vía hacia el reconocido balneario, con una inversión de 10 millones de pesos de la época.

También pensó en el tránsito dentro de esa zona. Fue así como nació la Avenida Luis Carlos Galán (Tamacá), cuyo primer tramo, comprendido desde la calle 18 hasta la 22, fue construido por Edgardo Vives Campo, quien visualizaba que la vía conectara con Cabo Tortuga, siguiera hasta playa Salguero y terminara en el aeropuerto. Pero su sueño no se concretó por la falta de voluntad de los dirigentes siguientes. Fue Alfonso Vives Campo, su hermano menor, quien en su gestión como alcalde de Santa Marta (1988-1990) continuó la obra y ejecutó la segunda fase hasta la calle 29.

No solo mejoró el acceso a El Rodadero, también hacia el corregimiento de Taganga. En principio sus habitantes rechazaban dicha idea, pero luego le agradecieron. La entrada al pueblo de pescadores fue modernizada y alumbrada.

Notables fueron los esfuerzos de Edgardo Vives Campo en su breve paso por la Gobernación de Magdalena, los cuales fueron apreciados por el presidente de la época, Julio César Turbay Ayala, quien viajó en múltiples ocasiones a Santa Marta.

El Gobernador Edgardo Vives recibiendo al presidente Turbay Ayala en el aeropuerto Simón Bolívar, en una de sus 13 visitas a Santa Marta.
El Gobernador Edgardo Vives recibiendo al presidente Turbay Ayala en el aeropuerto Simón Bolívar, en una de sus 13 visitas a Santa Marta.

Su administración coincidió con la celebración del sesquicentenario de la muerte del Libertador, oportunidad que aprovechó para proyectar a la ciudad y el departamento.

Puso en marcha un vasto plan que incluyó la restauración del Altar de la Patria, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, la última morada de Simón Bolívar, el mismo que había sido construido por su progenitor años antes y donde se realizaron los actos centrales en memoria del ‘Padre de la Patria’.

También ordenó la construcción del hemiciclo que se encuentra actualmente en la bicentenaria hacienda, que está ubicada en el sector Mamatoco.

Construcción del hemiciclo en la Quinta de San Pedro Alejandrino.
Construcción del hemiciclo en la Quinta de San Pedro Alejandrino.

Fue justo en esos escenarios donde recibió el 17 de diciembre de 1980 a los presidentes Arístides Royo de Panamá; Rodrigo Carazo de Costa Rica; Adolfo Suárez, de España; Jaime Roldos, de Ecuador; Fernando Belaúnde, de Perú; Antonio Guzmán, de República Dominicana; José Napoleón Duarte, de El Salvador; y Luis Herrera Campins, de Venezuela; junto a Turbay Ayala de Colombia. Fue esa la primera vez que la capital del Magdalena recibió a tantos dignatarios.

Presidente Julio César  Turbay Ayala, junto a sus homólogos  de Costa Rica y Perú, en el marco de la conmemoración del sesquicentenario de la muerte del Libertador en Santa Marta.
Presidente Julio César Turbay Ayala, junto a sus homólogos de Costa Rica y Perú, en el marco de la conmemoración del sesquicentenario de la muerte del Libertador en Santa Marta.

El entonces primer mandatario de España quedó maravillado con los encantos de la ciudad fundada 455 años antes por su coterráneo, Rodrigo Galván de la Bastidas, según recuerda la primera dama para esa fecha, Beatriz Gutiérrez de Vives. 

“El presidente español se caminó toda la Santo Domingo (calle 16), en el Centro Histórico, desde la Catedral hasta la playa, decía que las edificaciones se parecían mucho a algunas de su país”: Beatriz Gutiérrez de Vives. 

En esa misma línea de acción, gestionó seis millones de pesos para la restauración de la Catedral Basílica de Santa Marta, una de las joyas arquitectónicas del continente, donde reposa el corazón de Simón Bolívar, entregado por representantes del gobierno venezolano un 20 de diciembre de 1842, cuando se llevaron los restos del Libertador, los cuales estuvieron en dicho templo durante 11 años, 11 meses y tres días, desde la muerte del prócer en 1830.

Trabajos de restauración de la cúpula de la Catedral Basílica de Santa Marta, durante la administración de Edgardo Vives Campo.
Trabajos de restauración de la cúpula de la Catedral Basílica de Santa Marta, durante la administración de Edgardo Vives Campo.
Con una ofrenda floral en la Quinta de San Pedro Alejandrino iniciaron los actos conmemorativos del sesquicentenario de la muerte del Libertador. En la imagen, el gobernador Vives Campo junto a parlamentarios de la época.
Con una ofrenda floral en la Quinta de San Pedro Alejandrino iniciaron los actos conmemorativos del sesquicentenario de la muerte del Libertador. En la imagen, el gobernador Vives Campo junto a parlamentarios de la época.

En total fueron 260 las autoridades de todo el mundo las convocadas a Santa Marta para asistir a los eventos organizados en homenaje a Bolívar, que se realizaron desde el 14 hasta el 19 de diciembre de ese año.

Para la fecha, el gobernador también inauguró el parque Sesquicentenario, que se construyó entre las calles 14 y 15, en el sector que antes era conocido como ‘El Triángulo’.

 

Trabajos en el parque Sesquicentenario, durante la gobernación de Edgardo Vives Campo, en 1980.
Trabajos en el parque Sesquicentenario, durante la gobernación de Edgardo Vives Campo, en 1980.

En el marco de dicho evento, que representó una vitrina internacional de incalculable valor para Santa Marta, también se pavimentaron, iluminaron  y arborizaron la avenida del Libertador, la entrada hacia la Quinta de San Pedro Alejandrino, la carretera del aeropuerto Simón Bolívar, el acceso al barrio Bastidas y las avenidas Hernández Pardo y de los Estudiantes, por un monto de 12 millones de pesos.

Vía hacia el aeropuerto pavimentada e iluminada por Edgardo Vives Campo durante su gobierno.
Vía hacia el aeropuerto pavimentada e iluminada por Edgardo Vives Campo durante su gobierno.

“Podemos decir al mundo entero, pero en especial a la América, que gracias al esfuerzo conjunto del gobierno nacional, departamental y municipal, lo mismo que la conducta cívica de nuestras gentes, nos hemos colocado en el sitio más alto del corazón de América (…) El pueblo samario y magdalenense hizo gala de su carácter  hospitalario y de su reconocida pulcritud ciudadana, lo cual confirmó suficientemente el comportamiento genuino del pueblo colombiano, no solo porque la mirada del mundo se proyectaba hacia nosotros, sino porque supimos tomar con conciencia el papel que desempeñábamos en la historia”: Edgardo Vives Campo.

Durante su gestión en la Gobernación recuperó la sede de la Correccional de Menores de Santa Marta, una obra de su padre también desde la administración departamental cuatro décadas antes, la cual se encontraba deteriorada debido a la desidia de los mandatarios que le precedieron. Edgardo Vives Campo remodeló sus espacios y los puso nuevamente al servicio de los samarios.

En esa misma línea de acción, tratando de preservar el trabajo de su progenitor, inició la recuperación del emblemático Teatro Santa Marta, que estaba cerrado desde 1979 debido a que un incendio afectó parte de su estructura.

En ese periodo también se encargó de recuperar el Coliseo Mayor, que había sido entregado por Coldeportes a Santa Marta, y que se encontraba en un estado ruinoso y con fallas estructurales. Tras la notable mejora, gracias a una inversión de ocho millones de pesos, el recinto fue catalogado como uno de los mejores de la región y fue renombrado por los periodistas de la época como Coliseo Mayor ‘Edgardo Vives Campo’, y así se conservó hasta que fue demolido en el año 2017.

Antiguo Coliseo Mayor 'Edgardo Vives Campo' tras su recuperación.
Antiguo Coliseo Mayor 'Edgardo Vives Campo' tras su recuperación.

También optimizó la piscina olímpica ‘Pepe’ Vives De Andréis de la Villa Simón Bolívar, para ponerla al nivel de las mejores en Colombia para realizar competencias de natación.

Fuera de Santa Marta, se preocupó por abrir caminos en los municipios que facilitaran el transporte de productos agrícolas, por lo que construyó vías terciarias en Zona Bananera, Plato y Cerro de San Antonio.

Dio prioridad a la construcción de murallas contra las crecientes del río Magdalena en varios corregimientos, construyó puentes para interconectar a los municipios y dotó de acueductos a las poblaciones carentes del servicio.

Sus 11 meses incluso le alcanzaron para hacer un pequeño aeropuerto en Guamal, donde la aerolínea Tavina ofrecía la ruta hasta Santa Marta. 

Fue un gobernador carismático, cuyo esfuerzo no solo fue reconocido por el Gobierno nacional, sino por los habitantes de todo el departamento, a quienes sirvió con esmero.

El gobernador Edgardo Vives Campo, junto al entonces alcalde de Santa Marta, Alfredo Lacouture Dangond, con escoba en mano durante una de sus jornadas de limpieza de la ciudad.

Su carrera política también lo llevó al Senado de la República. Allí legisló en cuatro oportunidades: 1982-1986, 1986-1990, 1990 – 1991 y 1992 - 1994.

Durante su trayectoria como senador fue dos veces presidente de la Comisión Sexta de ‘Educación, transporte y comunicaciones’, así como en una oportunidad de la de ‘Presupuesto’ y de la de ‘Ordenamiento Territorial’. También fue presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso.

El 20 de agosto de 1986 fue nombrado por segunda vez como Alcalde Mayor de Santa Marta, por parte del entonces gobernador, Rodrigo Pimienta González.

Posesión de Edgardo Vives Campo como alcalde de Santa Marta, en el año 1986.
Posesión de Edgardo Vives Campo como alcalde de Santa Marta, en el año 1986.

Tras tomar posesión se reunió con el general Daniel García Echeverri, comandante de la Primera División del Ejército, para concretar una alianza cívico-militar, que permitiera que las Fuerzas Armadas apoyaran con mano de obra y logística en la ejecución de obras en beneficio de la ciudad.

Ese fue el primer modelo de cooperación de este tipo que se implementó en el país, y que permitió que soldados, la entonces Alcaldía Municipal y las comunidades trabajaran articuladamente.

Con ese esquema se propuso a pavimentar todos los barrios del sur de la ciudad, que se encontraban en la completa subnormalidad, sin ningún tipo de servicios públicos o vías de acceso.

Vives Campo se dedicó a cambiarle la cara al emblemático Gaira, para convertirlo en lo que denominó ‘El edén samario’, proyecto que incluía la instalación de redes de acueducto y alcantarillado, gas domiciliario, electrificación, la pavimentación de todas sus vías y la iluminación, todo con una inversión superior a los 300 millones de pesos.

“En esas obras no hubo derroche de recursos. Era el pueblo y el Ejército trabajando por los barrios, con la maquinaria y los materiales conseguidos por la Alcaldía. Aquí vinieron políticos de todo el país a ver lo que se estaba haciendo con poco dinero. Edgardo Vives Campo hizo grandes obras con muy pocos recursos, utilizó maquinarias prestadas y el concurso de la gente, el Ejército y buenos trabajadores de la época. No hubo ‘contratitis’ ni nuevos millonarios, nada de ‘gabelas’ para nada ni para nadie”: Edinson González.

Con 120 solados, 4 oficiales y 22 suboficiales del Batallón José María Córdova, así como con el apoyo de la comunidad, se acometieron los trabajos de instalación de 20 kilómetros de tuberías de agua potable y residuales en Gaira.

Fue tal el compromiso de los gaireros por contribuir con la transformación de sus barrios, que trabajaron codo a codo con los solados, demostrando su sentido de pertenencia y superación. Mientras los hombres cargaban sobre sus hombros sacos de cemento o abrían las zanjas para el acueducto y alcantarillado, las mujeres preparaban los sancochos con los que alimentaban a todos quienes ponían su mano de obra para sacar adelante los trabajos.

Fue así, con el empeño de todos: Alcaldía, Ejército y comunidades, que Gaira sufrió una verdadera transformación y se convirtió en un orgullo para Vives Campo.

Comunidad y soldados del Batallón Córdova abriendo las zanjas en las que se colocaron las redes de acueducto y alcantarillado en Gaira.
Comunidad y soldados del Batallón Córdova abriendo las zanjas en las que se colocaron las redes de acueducto y alcantarillado en Gaira.

El entonces presidente de la República, Virgilio Barco, elogió la gestión de Edgardo Vives Campo frente a los destinos de la capital del Magdalena, tras una visita en la que conoció las obras que se desarrollaban en ‘El edén samario’.

“Esto demuestra la voluntad de cumplir con el mandato en favor de los más necesitados, quienes requieren mayor atención del Gobierno. En la ciudad de Santa Marta tiene el país una demostración muy significativa de la aplicación de las nuevas políticas implementadas por el Gobierno para mejorar las condiciones de vida para los colombianos en situación de pobreza. El alcalde Vives Campo convocó a la comunidad de Gaira, zona habitada por personas de muy bajos recursos, para que decidieran sobre la posibilidad de mejorar el área urbana que ocupan, dotándola de servicios públicos domiciliarios, haciendo un mejoramiento vial y efectuando su pavimentación”: Virgilio Barco.

Pavimentación de los barrios del Sur durante la alcaldía de Edgardo Vives Campo en 1986.
Pavimentación de los barrios del Sur durante la alcaldía de Edgardo Vives Campo en 1986.
Inicio de los trabajos de pavimentación de las calles del barrio Corea.
Inicio de los trabajos de pavimentación de las calles del barrio Corea.

En ese periodo pavimentó además la calle 31 con avenida Campo Serrano (carrera quinta) de Manzanares, así como las vías del barrio Corea, que hasta la fecha no eran más que caminos de tierra.

También en Manzanares, su alcaldía invirtió 41 millones de pesos para la instalación de redes de acueducto, alcantarillado y alumbrado público, con el apoyo del Banco Central Hipotecario.

Hizo lo propio en los barrios Altos de Manzanares, Martinete, Las Américas, María Eugenia, Pastrana y Primero de Mayo.

Instalación de redes de acueducto y alcantarillado en Manzanares.
Instalación de redes de acueducto y alcantarillado en Manzanares.

Con el financiamiento del Instituto de Crédito Territorial, ICT, construyó el puente sobre el río Manzanares, en la carrera 19 con avenida del Río, por un monto de 20 millones de pesos. La estructura de 20 metros permitió conectar la 19 con la Ciudadela 29 de Julio.

Inicio de los trabajos de construcción del puente de la carrera 19, sobre el río Manzanares.
Inicio de los trabajos de construcción del puente de la carrera 19, sobre el río Manzanares.

A través del Comité de Ornato y Embellecimiento, Core, liderado por la primera dama, Beatriz Gutiérrez de Vives, emprendió una fuerte campaña de arborización de Santa Marta, con la que invitó a todos los samarios a vincularse por medio de la donación y plantación de ejemplares en la ciudad. La estrategia incluía actividades de educación ambiental en las que participaban niños y jóvenes de las diferentes escuelas del municipio.

Campaña del Core, junto a estudiantes, para promover la plantación de árboles.
Campaña del Core, junto a estudiantes, para promover la plantación de árboles.

Comprometido con las labores sociales, lideró lo que se denominó ‘El banquete del millón’, una campaña para recoger fondos para el asilo de ancianos Sagrado Corazón de Jesús, una obra de su padre, José Benito Vives De Andréis, durante su época de gobernador. La actividad consistió en una cena que se sirvió en el Club Santa Marta.

Reunión del Comité Organizador del ‘Banquete del millón’, liderado por Edgardo Vives Campo.
Reunión del Comité Organizador del ‘Banquete del millón’, liderado por Edgardo Vives Campo.

Dotó a la ciudad con seis nuevos camiones recolectores de basuras y recuperó otros siete que estaban dañados, para completar 13 unidades, con las que mejoró considerablemente el servicio de recolección de desechos en Santa Marta.

Camiones recolectores de basuras adquiridos durante la alcaldía de Edgardo Vives Campo en 1986.
Camiones recolectores de basuras adquiridos durante la alcaldía de Edgardo Vives Campo en 1986.

En ese periodo inauguró el parque José María Campo Serrano, situado en la avenida del mismo nombre, entre calles 27 y 29, frente a Los Ángeles, donde colocó el busto del único samario que ha presidido la República, firmante de la Constitución de 1886. Se trató de una obra para embellecer y dotar de áreas verdes a la capital del Magdalena.

Parque Campo Serrano recién inaugurado.
Parque Campo Serrano recién inaugurado.
El alcalde Edgardo Vives Campo develando el busto del general Campo Serrano, en el parque del mismo nombre.
El alcalde Edgardo Vives Campo develando el busto del general Campo Serrano, en el parque del mismo nombre.

También construyó las gradas de la piscina olímpica ‘Pepe’ Vives De Andréis, en la Villa Simón Bolívar, espacio que él había rehabilitado 15 años antes durante su primera gestión en la Alcaldía Mayor de Santa Marta.

Construcción de las gradas de la piscina olímpica durante la alcaldía de Edgardo Vives Campo.
Construcción de las gradas de la piscina olímpica durante la alcaldía de Edgardo Vives Campo.

Vale destacar que en todo su gobierno hubo paz y tranquilidad por el apoyo brindado a la fuerza pública y demás organismos de seguridad.

Motocicletas entregadas por el alcalde Edgardo Vives Campo a la policía para reforzar el patrullaje y vigilancia en la ciudad.
Motocicletas entregadas por el alcalde Edgardo Vives Campo a la policía para reforzar el patrullaje y vigilancia en la ciudad.

Condujo los destinos de la ciudad hasta el 1 de agosto de 1987, despidiéndose de la Alcaldía de Santa Marta con la satisfacción del deber cumplido.

“Cuando Edgardo se despidió en su segunda alcaldía, dejó a una ciudad con otra cara,  por lo que logró hacer con su esfuerzo, mucha gente quedó agradecida”: Edinson González.

Tras dos periodos al frente de Santa Marta y uno de Magdalena por designación, en 1994 se presentó como candidato para dirigir la ciudad una vez más, en esta ocasión para que lo eligieran los ciudadanos, por quienes tanto había trabajado, y así fue.

En octubre de 1994 resultó electo alcalde de Santa Marta, gracias al apoyo de 35.690 personas, con 8.394 votos más que su contendiente, Carlos Lacouture Dangond, quien obtuvo 27.296 votos. Fue así como se convirtió en el cuarto burgomaestre de la capital de Magdalena escogido a través de las urnas, también en la persona que más veces ha estado al frente de los destinos de la ciudad.

Edgardo Vives Campo cuando ejercía su derecho al voto en la mesa 6 del Liceo Celedón en las elecciones de 1994.
Edgardo Vives Campo cuando ejercía su derecho al voto en la mesa 6 del Liceo Celedón en las elecciones de 1994.

Para ese momento, Santa Marta ya tenía la denominación de Distrito, tras la clasificación que se le había dado cuatro años antes en la Constitución Nacional de 1991.

Una vez posesionado, el 1 de enero de 1995, Edgardo Vives Campo se propuso a retomar sus programas de pavimentación, mejorar los servicios públicos, fortalecer la educación y el deporte y recuperar el Centro Histórico.

Edgardo Vives Campo durante su juramentación como alcalde en la iglesia Nuestra Señora de Fátima.
Edgardo Vives Campo durante su juramentación como alcalde en la iglesia Nuestra Señora de Fátima.

Durante sus casi tres años de gestión se invirtieron más de 10 mil 500 millones de pesos, provenientes del distrito y el gobierno nacional, debido a las gestiones adelantadas ante la Financiera para el Desarrollo Territorial, Findeter, y la Fundación para la Inversión Social, FIS.

Entre sus obras más destacadas en el área de educación están el liceo de Taganga, en el que se invirtieron 400 millones de pesos, el de San José del Pando, para el cual se dispusieron 725 millones de pesos, así como la escuela de Mamatoco con 150 millones de pesos.

Liceo de Taganga recién culminado.
Liceo de Taganga recién culminado.

Adicionalmente dejó proyectadas las construcciones de los liceos del Norte en Pescaíto y de Oriente en Bastidas, obras con un costo de mil 500 millones de pesos cada una.

De igual forma, llevó a cabo la restauración del Liceo Celedón por 900 millones de pesos, los cuales fueron aportados por la administración distrital y por el Fondo Nacional de Regalías. También construyó el coliseo de dicha institución, para ponerla al servicio de toda la comunidad educativa.

Aspecto del Liceo Celedón tras la recuperación emprendida por el alcalde Edgardo Vives Campo.
Aspecto del Liceo Celedón tras la recuperación emprendida por el alcalde Edgardo Vives Campo.
Coliseo del Liceo Celedón, realizado en la administración de Edgardo Vives Campo.
Coliseo del Liceo Celedón, realizado en la administración de Edgardo Vives Campo.

En esta época realizó trabajos de remodelación y ampliación de los colegios de primaria y secundaria, como el Inmaculado Corazón en Minca, Montessori, Nazareno de Gaira, Madre Mazarello, Guachaca, Hugo J. Bermúdez, Rodrigo de Bastidas, La Industrial, Santander, entre otros, donde se invirtieron más de mil millones de pesos.

Aspecto de la escuela Sagrado Corazón en Minca tras su remodelación.
Aspecto de la escuela Sagrado Corazón en Minca tras su remodelación.

Construyó la escuela del populoso sector La Paz, a la que, como homenaje póstumo, le colocó el nombre de uno de sus más íntimos amigos y colaboradores: Jesús Espeleta Fajardo, abogado dedicado a atender a las comunidades en temas jurídicos.

El gobierno de Edgardo Vives Campo atendió necesidades de reparación, adecuación y dotación de algunas escuelas indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta, cuyos costos superaron los 58 millones de pesos.

Durante esa gestión también se ejecutaron labores de alfabetización y dotación de textos en varios planteles educativos y se lograron firmar convenios por mil 416 millones de pesos para el otorgamiento de becas con 21 colegios, favoreciendo a  estudiantes de bajos recursos, quienes gracias a este proyecto pudieron adelantar durante tres años sus actividades académicas.

Su trabajo en el área de educación hizo que la escuela del barrio Libertador, ubicada en la carrera 25 A  con calle 16, en Santa Marta, fuera nombrada como Institución Educativa Edgardo Vives Campo.

 Le devolvió el verdor a la ciudad con árboles donados, gracias a la gestión del Comité de Ornato y Embellecimiento, Core, que era liderado por su esposa, Beatriz Gutiérrez de Vives, y apoyado por el sector privado.

Durante ese periodo, su esposa no solo dirigió el Core, sino que ejecutó los programas ‘Hacer sonreír a Santa Marta’ y ‘Adopta un niño y hazlo feliz’. Con el primero, 100 niños de los cerros de Santa Marta fueron llevados en avión hasta Medellín, gracias a un intercambio con la alcaldía de dicha ciudad. Con el segundo, cientos de pequeños de la capital del Magdalena recibieron sus regalos en Navidad.

“A nosotros nos ayudaba el comercio, las empresas, todos los privados, la gente nos ayudaba mucho a llevar a cabo esos programas”, Beatriz Gutiérrez de Vives.

El fomento del deporte siempre fue una preocupación de Edgardo Vives Campo, una muestra de ello fue la construcción del Polideportivo durante su gestión como Gobernador, y ese principio lo mantuvo durante su tercer paso por la Alcaldía.

Por ello ordenó al Instituto Distrital para la Formación Deportiva, IDFD, desarrollar y promover actividades encaminadas a dinamizar esta importante área.

En esa línea de acción, el IDFD realizó las llamadas ‘vías recreativas’ durante los meses de abril, mayo, junio, julio, agosto y septiembre de 1995 en la Villa Olímpica Simón Bolívar. Entre las actividades se destacaron los concursos, las carreras atléticas, exhibiciones, encuentros de fútbol, baloncesto, voleibol y aeróbicos. Esta serie de actividades deportivas estaban orientadas a todos los jóvenes de la ciudad, especialmente a los estudiantes de primaria y secundaria de los diferentes colegios, así como a grupos deportivos y comunidad en general. Era una estrategia para incentivar a niños y adolescentes sobre estas prácticas sanas.

También se realizaron las olimpiadas comunitarias, un programa deportivo recreativo dirigido a barrios como Juan XXIII, San Jorge, Nacho Vives, Gaira, Los Olivos, Alfonso López, Primero de Mayo, en las que logró vincular a tres mil 460 personas de diferentes edades.

Durante ese periodo también impulsó la adecuación de escenarios deportivos como la iluminación y reparación de las instalaciones locativas del Polideportivo.

En lo que respecta a la construcción y mantenimiento de escenarios deportivos y recreativos, el IDFD participó en la iluminación, pintura interna y arreglo de los sanitarios de la piscina olímpica ‘Pepe’ Vives de Andréis, esa que sirvió a la ciudad hasta el año 2017.

En ese periodo la Alcaldía participó en la construcción de la tribuna norte del estadio Eduardo Santos, con la finalidad que aumentara la capacidad de espectadores en este importante escenario deportivo.

También construyó los baños del área norte del complejo de futbol e iluminó 80 por ciento de sus espacios. Y es que el estadio tenía un significado especial para él, ya que se había proyectado en la época de gestión de su padre, José Benito Vives De Andréis, durante su paso por la Gobernación del Magdalena.

Tribunas norte del estadio de fútbol Eduardo Santos, impulsadas por Edgardo Vives Campo.
Tribunas norte del estadio de fútbol Eduardo Santos, impulsadas por Edgardo Vives Campo.

Ejecutó el parque recreativo en el barrio Los Almendros, la cancha de microfútbol de Juan XXIII, el escenario múltiple de la Ciudadela 29 de Julio, el campo de fútbol de la vereda Pez Caribe y el de microfútbol de Marquetalia.

Tenía un cariño especial por la comunidad de Gaira; sector que había normalizado durante su alcaldía anterior, dotándolo de vías y servicios públicos; por lo que en su tercera gestión construyó un pequeño polideportivo para la recreación y esparcimiento de sus habitantes.

Polideportivo de Gaira construido durante la administración de Edgardo Vives Campo.
Polideportivo de Gaira construido durante la administración de Edgardo Vives Campo.

Logró además la creación en la ciudad de las escuelas de formación deportiva, con la cual se buscó brindar una mejor capacitación a los niños en este ámbito.

El desarrollo urbano también tuvo un lugar rector durante la tercera gestión de Edgardo Vives Campo en la Alcaldía de Santa Marta. En ese periodo la Secretaría de Planeación, Evaluación y Medio Ambiente fue reestructurada y se creó la Unidad de Coofinanciación, Udeco.

Coordinó la elaboración de la nueva estratificación de la ciudad de Santa Marta, la cual fue una de las primeras en adoptarse en Colombia y fue considerada por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, como una de las mejores del país por su elaboración técnica. Además, porque alcanzaba a guardar un equilibrio, el cual caracterizó su rentabilidad y reflejó conscientemente una visión de alcalde para hacer una ciudad más justa, sin los excesos que para entonces presentaron estudios en otras ciudades de la costa Atlántica y del país en general.

Llevó a cabo una nueva nomenclatura en 80 por ciento de la ciudad. Esto significó que las empresas prestadoras de servicios públicos llegaron a lugares donde antes había ausencia total de los mismos.

Existió desde un principio la disponibilidad de hacer un mayor control en cuanto a las obras y proyectos que se ejecutaron en el distrito, con el fin de vigilar si contaban con los permisos o las respectivas licencias de construcción. Dicho seguimiento contribuyó a mejorar los ingresos por este concepto y se incrementaron en 50 por ciento los metros debidamente licenciados en la ciudad.

Incorporó la vía Alterna al Puerto de Santa Marta al trazado de la malla vial del distrito y definió los usos de los suelos, preparando a la ciudad para su relación con la actividad portuaria y estableciendo las zonas industriales y residenciales. Para acometer tales acciones creó la Fundación para el Ordenamiento Territorial de Santa Marta, Fundosán, que tuvo la responsabilidad de desarrollar la estructura urbana y una nueva reglamentación urbanística.

También coordinó el Consejo de Monumentos, a través del cual se emprendieron acciones para rescatar el patrimonio histórico, cultural y arquitectónico en el centro de la capital del Magdalena.

Tras el inventario de los inmuebles del Centro Histórico que emprendió cinco años antes su hermano menor, Alfonso Vives Campo, durante su gestión como alcalde de Santa Marta (1988-1990) con la ayuda de una comisión de la municipalidad de París, Edgardo Vives Campo en su tercera administración inició las remodelaciones y restauraciones de dichos bienes.

Fue gracias a las acciones de Alfonso y Edgardo Vives Campo que se asentaron las bases para lo que se denominó ‘Plan Centro’, con el que se rescató el patrimonio cultural e histórico de la zona antigua de la llamada ‘Perla de América’.

Las edificaciones del Centro Histórico fueron restauradas durante la administración de Edgardo Vives Campo.
Las edificaciones del Centro Histórico fueron restauradas durante la administración de Edgardo Vives Campo.

Para organizar un área de tanta importancia para la ciudad, creó la Corporación Centro Histórico, Corpocentro, que hizo esfuerzos por controlar a los comerciantes informales y establecer lugares de parqueo en las llamadas ‘zonas azules’.

Siguiendo el ejemplo de su padre, José Benito Vives De Andréis, se preocupó por impulsar el turismo en una ciudad en la que había aún mucho por hacer.

Se dispuso a promover actividades encaminadas a apalancar este sector a través de la Empresa de Turismo de Santa Marta, Etursa, la cual debía posicionar a la ciudad como destino de los colombianos y de los extranjeros.

Se empeñó en que la Fiesta Nacional del Mar se convirtiera en el certamen insignia de Santa Marta, devolviéndole la importancia que tuvo en el pasado tanto a nivel nacional como internacional.

En esa línea de acción, Etursa organizó y desarrolló los primeros Juegos Náuticos Deportivos Nacionales en agosto de 1995, así como el XXVI Reinado Nacional del Mar en el marco de la Fiesta Nacional del Mar de Santa Marta. Los resultados obtenidos fueron altamente satisfactorios y pusieron en evidencia el poder de convocatoria nacional del evento, expresado en la participación de ocho candidatas por igual número de departamentos del país y en vinculación decidida de numerosas empresas privadas tanto del sector turístico, como de otros.

En ese momento Santa Marta demostró tener la infraestructura física y los recursos logísticos para garantizar el éxito de esta clase de certámenes y torneos, a la altura de los mejores escenarios naturales del país en el ámbito marino.

Con idéntico propósito, Etursa, llevó a cabo con sus propios recursos y con el apoyo de la empresa privada, un conjunto de actividades recreativas y deportivas para los turistas visitantes, tales como torneos de voleibol playa, fútbol playa, ejercicios aeróbicos y otros, que convocaron nutrida participación de los turistas y de la comunidad samaria.

Cabe destacar, que en todas las actividades de playa que se realizaron, Etursa fue celosa de la conservación de las condiciones de aseo de los escenarios naturales, disponiendo la ubicación de recolectores de basuras y de servicios sanitarios portátiles, así como graderías vallas de demarcación y otros elementos de protección para el turista y el medio ambiente.

Las campañas de mejoramiento y conservación de los escenarios e infraestructura turística también estuvieron lideradas por Etursa, con la participación de la entonces empresa de Servicio Público de Aseo, Espa, Obras Públicas Distritales, Bomberos Voluntarios y Empresas Privadas, que incluyeron la limpieza de las playas de Santa Marta, El Rodadero y Taganga a través de brigadas.

Fue precisamente con el apoyo de las empresas y organismos antes mencionadas, que Etursa organizó y lideró las obras de restauración de El Camellón de El Rodadero y Taganga, que incluyeron arreglo y pintura de bancas, cambio de adoquines aseo general y se instalaron luminarias nuevas, así como se recuperaron las existentes.

La comunidad fue prioridad para el gobierno Edgardo Vives Campo, por eso creó la Secretaría de Desarrollo Comunitario, como un instrumento para la apertura en los proyectos del distrito.

Esta secretaría fue el puente entre el alcalde y las comunidades más necesitadas, promoviendo la organización y participación a través de las políticas sociales de generación de empleo. De esta manera, se logró un equilibrio cultural y social con la participación en la formación ciudadana, creando el clima propicio para el fortalecimiento del desarrollo integral con el propósito de buscar el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.

La secretaría centró su empeño en la capacitación a los líderes comunales, través de encuentros, charlas, conferencias, seminarios, asambleas y reuniones, con el fin de vincularlos a los proyectos desarrollo del distrito, aportando ideas para la elaboración del plan de inversiones.

La entidad también realizó la inscripción de las personas de la tercera edad que no contaban con una pensión ni con recursos económicos para subsistir, quienes fueron incluidos en el programa ‘Revivir’, encargado de mejorar la calidad de vida de los ancianos.

Durante su último paso por la Alcaldía, Edgardo Vives Campo también creó el Instituto Financiero para el Fomento Microempresarial y Artesanal, Infirmar, como una estrategia para contribuir con la generación de empleos y el mejoramiento de la calidad de vida de los samarios cumpliendo de esta forma con su programa de gobierno ‘Cruzada por Santa Marta’.

Infirmar logró realizar acuerdos institucionales con el Sena, entidad con la cual se les brindó a los microempresarios artesanos seminarios de capacitación en las áreas de organización, mercadeo, contabilidad y proyectos de inversión.

Este instituto también firmó un convenio con el Ministerio de Desarrollo Económico por un valor de 50 millones de pesos, dineros que fueron utilizados para la realización de proyectos como confecciones, artesanías, carpintería, comercialización, formación profesional, con los cuales se dio paso a la activación del comercio de la microempresa.

En momentos cuando la ciudad permanecía prácticamente en penumbras durante las noches, debido a la casi inexistencia de alumbrado público,  Edgardo Vives Campo se empeñó en recuperar este servicio.

Para ello, contrató mediante sistema de concesión la renovación y mantenimiento total del alumbrado público distrital, independizándolo de la empresa eléctrica local, cumpliendo las disposiciones legales emanadas del Ministerio de Minas y Energía.

Para ello, fue necesario realizar una evaluación real del estado del sistema, en cuanto a las cantidades de luminarias y condiciones de las mismas, estudios financieros y establecer una tarifa acorde con la realidad socio – económica de la ciudad.

Este proyecto fue programado en dos etapas: renovación total y unificación de 14 mil 604 luminarias en dos años por un costo de cuatro mil 300 millones de pesos; y recuperación de redes, estructuras, trasformadores, fotocontroles, y accesorios a partir del tercer año y al final del contrato mediante el sistema de concesión.

El proyecto avanzó a pasos agigantados, pues a solo siete meses de haberse puesto en funcionamiento se instalaron en la ciudad ocho mil 500 nuevas luminarias y por eso a mediados del mes de abril de 1997 se cubrió la totalidad de la instalación de las 14 mil 604 proyectadas.

Las avenidas de Santa Marta se vistieron con el nuevo alumbrado, así como la mayoría de los barrios periféricos de escasos recursos que nunca antes habían disfrutado de ese servicio, pesar que sí se le cobraba.

El contrato establecía que al término de la concesión la ciudad se quedaba con los equipos, infraestructura y todo lo concerniente de propiedad del alumbrado público, con un activo total estimado de 70 mil millones de pesos a nombre del distrito Turístico, Cultural e Histórico.

Trabajos de iluminación en las calles de Santa Marta.
Trabajos de iluminación en las calles de Santa Marta.

Construyó y entregó 400 viviendas en el barrio que lleva el nombre de Rodrigo Ahumada, como homenaje póstumo a uno de sus grandes amigos, el reconocido periodista samario quien falleció el 8 de octubre de 1991 a los 53 años, doce días después de haber sido víctima de un atentado a bala cuando era candidato a la Cámara por el partido Liberal, respaldado por Edgardo Vives Campo.

Urbanización Rodrigo Ahumada.
Urbanización Rodrigo Ahumada.

La pavimentación siempre fue una de las banderas de Edgardo Vives Campo, y durante su tercera administración local esto no fue la excepción.

En sus tres años de Gobierno pavimentó en concreto rígido tres mil 575 metros cuadrados de la vía principal del barrio La Bolivariana, cinco mil 833 metros cuadrados en Nacho Vives, 13 mil 812 metros cuadrados en el sector Porvenir y tres mil 315 metros cuadrados en San Pedro Alejandrino.

También amplío y pavimentó en concreto rígido seis mil 532 metros cuadrados del barrio El Libertador, dos mil 346 metros cuadrados de Siete de Agosto, cuatro mil 386 metros cuadrados de Bastidas, ocho mil 685 metros cuadrados de Gaira, cuatro mil 814 metros cuadrados de San Fernando, dos mil 16 metros cuadrados de San Martin y 986 metros cuadrados del barrio Bellavista.

En su lista también se cuentan siete mil 56 metros cuadrados de pavimento en María Eugenia, mil 334 metros cuadrados del barrio San José del Pando, cinco mil 734 metros cuadrados en Mamatoco y 980 metros cuadrados en Colinas del Pando.

Una de sus banderas fue la ampliación de la calle 30, en la que invirtió mil millones de pesos y pavimentó en concreto rígido 18 mil 284 metros cuadrados.

La ampliación de la calle 30 fue una de las banderas de la administración de Edgardo Vives Campo.
La ampliación de la calle 30 fue una de las banderas de la administración de Edgardo Vives Campo.

Además, asfaltó dos mil 204 metros cuadrados en el barrio Luis R. Calvo y cinco mil 400 metros cuadrados en La Paz.

También pavimentó en concreto flexible 32 mil 400 metros cuadrados del tramo comprendido entre el puente Hernández Pardo hasta El Rodadero. Esta fue una obra conjunta entre la Alcaldía de Santa Marta y la Gobernación del Magdalena.

Cinco mil 500 metros cuadrados de asfalto fueron dispuestos en Taganga, 40 mil 500 metros cuadrados en Bonda, 117 mil metros cuadrados en la vía a Minca.

Un total de 203 mil metros cuadrados fueron pavimentados en concreto rígido durante la gestión de Edgardo Vives Campo, con una inversión superior a los cuatro mil 250 millones de pesos.

En cuanto a las obras en concreto flexible que se ejecutaron en los diferentes puntos de la ciudad, se realizó una inversión de mil 400 millones de pesos aproximadamente, alcanzando a cubrir unos 23.3 kilómetros de extensión.

Los barrios del nororiente de Santa Marta resultaron bastante favorecidos durante su gestión, por ejemplo, se concentraron esfuerzos en el anillo vial que comunica a los barrios Luis R. Calvo, Divino Niño, Los Fundadores, y otros aledaños con el resto de la ciudad.

Reconstruyó en concreto asfáltico la carretera Vira Vira, hasta salir al sector conocido como Cuesta Rodríguez, en el kilómetro 14 de la Troncal del Caribe, para que los campesinos de esa zona pudieran sacar sus productos al mercado.

Asfaltado de la vía a Vira – Vira.
Asfaltado de la vía a Vira – Vira.

Visionando siempre a futuro, centró sus esfuerzos en la concreción de la vía Alterna al puerto. Y es que desde hacía varios años, debido al impulso que había tenido el comercio exterior, el acceso al puerto marítimo de Santa Marta había influido en el aumento considerable del tráfico pesado y su circulación por las calles de la ciudad, en especial por la avenida del Ferrocarril, llevando esto por consiguiente al deterioro acelerado de las vías y al aumento de la accidentalidad comprometiendo vidas humanas.

Posteriormente, y a partir de la creación de la zona franca turística de Pozos Colorados, se dio a esta área un destino eminentemente turístico y por lo tanto se buscó despejar la Troncal del Caribe del tráfico pesado para permitir en esta, sólo la circulación de vehículos livianos y de turismo.

Bien se ha demostrado a través de la historia que la fuente para el desarrollo de una región es la construcción de vías de comunicación, por ello la administración de Edgardo Vives Campo se propuso como uno de sus proyectos primordiales la construcción de la Alterna, que se planteó desde el puerto marítimo, acompañando la vía férrea hasta la Troncal del Caribe, atravesando el barrio Mamatoco, hasta llegar bordeando el pie de monte de la Sierra Nevada de Santa Marta, a la quebrada El Doctor y continuando hasta la Ye de Ciénaga.

Terrenos en los que se construyó la vía Alterna.
Terrenos en los que se construyó la vía Alterna.

La Alcaldía gestionó la etapa de preinversión de este macroproyecto, el cual se planteó con una suma cercana a los mil millones de pesos, y contó en su haber con los estudios definitivos de diseño para fase III de construcción, con estudios de impacto ambiental y la totalidad de las fichas prediales necesarias para el avalúo y compra de las viviendas y lotes comprometidos dentro de la construcción.

La administración distrital fortaleció su acción explicando a la comunidad samaria las necesidades y bondades del proyecto, indicando a las familias que se verían afectadas por la venta de sus inmuebles todo lo concerniente a la negociación de estos y presentando a las fuerzas vivas de Santa Marta un proyecto que tenía previsto permitir a corto plazo, el desarrollo social, industrial y turístico de la ciudad.

En la medida que la ciudad iba creciendo, se aumentó la red vial y la cantidad de vehículos en circulación, por lo que se hizo necesaria la modernización del servicio de tránsito y transporte a través la entidad reguladora de la época.

Fue por ello que uno de los objetivos de la administración de Edgardo Vives Campo con la comunidad fue sacar adelante un ente que era inoperante y se encontraba desprestigiado: El Instituto Distrital de Tránsito y Transporte, Indistrán.

El instituto no sólo recuperó la credibilidad como entidad reguladora del flujo vehicular, sino que fue más eficiente en la prestación de los diferentes servicios que ofrecía, no sólo a conductores sino a peatones.

Vives Campo logró organizar y sistematizar el archivo del parque adscrito a este instituto, unificar y sistematizar el área de liquidación de impuestos y agilizar la expedición de licencias de conducción, placas, tarjetas de operación.

También se avanzó en la reglamentación del servicio de transporte escolar, en la revisión técnica al parque automotor y en el desarrollo de campañas de concientización a los conductores de la ciudad a través de seminarios sobre técnicas de conducción y relaciones humanas.

Se centralizaron los recaudos diarios del instituto con la creación del cajero recaudador y se demarcaron y señalizaron las vías dentro del perímetro urbano.

A través del departamento de Planeación de la Alcaldía Distrital, se estudió la evacuación del tránsito automotor del servicio público de pasajeros (buses, microbuses) del Centro Histórico, para lo cual se adecuaron  vías alternas.

También logró cumplir con el plan de semaforización y crear la sección de control y estadísticas del instituto.

Durante su gestión, la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria, Umata, impulsó importantes programas de asistencia técnica agropecuaria y piscícola a los pequeños productores campesinos del área rural del distrito.

La unidad cumplió en asistencia técnica y consultoría, capacitación a usuarios, parcelas demostrativas en las áreas agrícolas, pecuaria, pesquera y piscícola, días de campo, charlas técnicas, talleres y elaboración de proyectos.

En ese entonces la Umata presentó siete proyectos a la Unidad de Coofinanciación Distrital para su viabilización, los cuales fueron aprobados y convertidos en convenios que se ejecutaron debidamente y todos ellos fueron dirigidos a favorecer las comunidades rurales del distrito.

Se desarrollaron convenios de reforestación en Guachaca, quebrada La Honda, Marquetalia y Minca.

Las cifras que se invirtieron en los diferentes convenios y programas que llevó a cabo en ese tiempo la Umata ascendieron a 359 millones de pesos, de los cuales el distrito aportó 12 millones.

En el año 1995 hizo todas las gestiones para que se estableciera en la ciudad una sede de la Universidad Sergio Arboleda, convertida hoy en una prestigiosa institución educativa al servicio de los samarios. La Alma Máter se instaló en la antigua Correccional de Menores, que en otrora construyera el mismo padre de Edgardo Vives Campo, ‘Pepe’ Vives De Andréis y que él mismo trató de preservar cuando fungió como gobernador.

Durante ese periodo tuvo un fuerte enfrentamiento con el entonces presidente de la República, Ernesto Samper, por la venta a privados del Centro de Convenciones de Santa Marta, a un precio de cuatro mil millones de pesos, cuando la cifra debía superar los 10 mil millones.

“Edgardo le reclamó a Samper que  iba a dejar a los samarios sin un escenario tan importante como el Centro de Convenciones, pero la respuesta del presidente fue que lo vendería porque ya había dado su palabra”: Edinson González.

Para calmar los ánimos y compensar el daño a la ciudad, el Gobierno nacional determinó dejar los recursos en Santa Marta, los cuales se implementaron en la conservación de las playas y la reforma de la Bahía.

Edgardo Vives culminó su tercer periodo frente a la Alcaldía el 31 de diciembre de 1997. Luego de eso surgieron una serie de acusaciones en su contra respecto al uso de los recursos de la ciudad. 

“Al final de ese gobierno hubo muchas acusaciones que vinieron de una clase política que la única forma que tenía de enfrentar a Edgardo era difamándolo. Fue vilipendiado por sus enemigos, sus antagonistas, quienes querían  desaparecer sus obras, situación que aún se mantiene. La única forma que tenían de destruir su imagen era  endilgándole una a cantidad de acusaciones que lo llevaron a investigaciones,  de las que él finalmente salió bien librado”: Edinson González. 

Fueron muchas las obras ejecutadas durante sus administraciones, e impulsadas durante su gestión como legislador, pero aun así hubo sueños que no pudo concretar, entre ellos la conexión de la carrera primera de la Bahía de Santa Marta con la de El Rodadero. 

“Él quería prolongar la carrera primera hasta El Rodadero, de playa a playa. Para eso había que trasladar el Batallón José María Córdova, que tiene unas playas bellísimas. Él fue el primero en hablar de esa posibilidad, que aún hoy es tema de discusión”: Edinson González.  

También tenía en mente un teleférico para llegar hacia El Rodadero, un atractivo para que los turistas pudieran ver la costa desde las alturas. Así como otro en la Sierra Nevada, para el cual se llegaron a evaluar puntos de referencia de salida y llegada, respetando los ecosistemas de la cadena montañosa.

Quedó entre sus proyectos hacer un hotel flotante en el parque Tayrona, que constaría de 200 habitaciones para alojar a turistas nacionales y extranjeros.

Modelo del hotel flotante que soñaba Edgardo Vives Campo en las inmediaciones del Parque Tayrona.
Modelo del hotel flotante que soñaba Edgardo Vives Campo en las inmediaciones del Parque Tayrona.

“Su padre, don ‘Pepe’ Vives, fue uno de los hombres que dio ejemplo en el departamento como empresario, como gobernante y como parlamentario, hizo muchas obras para el beneficio de Magdalena. Ese fue el gran legado  que Edgardo quiso continuar”: Edinson González.

Edgardo siempre se preocupó por preservar las obras de su padre, por ello hasta el último día de su vida colaboró con el sostenimiento del asilo de ancianos, inaugurado por ‘Don Pepe’ en su periodo de gobernador. De hecho, su sueldo en su época de parlamentario lo donaba íntegramente a dicha institución y fue él quien apoyó la construcción de la entonces capilla adjunta, hoy convertida en la Parroquia Sagrados Corazones de Jesús y María.

“El interés de Edgardo era servir a los demás, él no miraba si la gente era de clase baja, media o alta. Era de las personas que visitaba casas, entraba hasta las cocinas y probaba la comida. Era feliz compartiendo con los más necesitados (…) Estaba obsesionado con trabajar por Santa Marta. Se levantaba muy temprano, salía a mirar las obras que se estaban haciendo en la ciudad y después era cuando regresaba a desayunar y se iba a su despacho. Para él no existían sábados, domingos, ni festivos”: Beatriz Gutiérrez de Vives.

Si había algo que lo caracterizaba era su carisma y su mochila roja, esa que siempre usaba durante la temporada de elecciones y que había sido un regalo de su esposa, quien la tejió especialmente para él con el color de su partido: el Liberal.

“No se trataba de un agüero, porque él no creía en eso, era un hombre de Dios, de fe. La mochila era como su símbolo, como un sello. Y él la sacaba para todas sus campañas, tanto para las del Congreso como para la de la Alcaldía de Santa Marta. También cuando hacía recorridos por sus obras”: Beatriz Gutiérrez de Vives.

Amaba tanto el trabajo público como el periodismo. Mientras no estaba al frente de la Alcaldía o la Gobernación, dirigía el periódico El Informador, fundado por su padre en el año 1958.

De hecho, en el año 2003, sin estar al frente de cargo alguno, recibió en la sede de El Informador a Francisco Santos, entonces vicepresidente de Colombia, durante una visita del funcionario a Santa Marta. Pensando siempre en el desarrollo de la ciudad, invitó a esa reunión a Mónica Villalobos, una arquitecta que había trabajado con él en Corpocentro, mientras se desempeñaba como alcalde de Santa Marta, y quien durante años había trabajado en el plan para la recuperación del Centro Histórico.

Ese día el vicepresidente Santos conoció y se enamoró de la propuesta de rescatar la zona antigua de la capital del Magdalena y prometió centrar todo su empeño en gestionar los recursos necesarios y garantizar la ejecución de la misma.

Fue la reunión propiciada por Vives Campo la estocada final para poner en marcha lo que se conoce como el Plan Centro, con el que se recuperó el Centro Histórico de Santa Marta.  

También era el fanático número uno del Unión Magdalena, del que incluso llegó a ser presidente. Siempre estaba al tanto de los partidos y los resultados del equipo ‘bananero’.

Múltiples fueron los reconocimientos recibidos por Vives Campo en el transcurso de su vida, entre los que se cuentan la Gran Cruz de Bastidas, conferida por el Concejo Municipal de Santa Marta; Gran Cruz Francisco de Miranda, entregada por el Gobierno de Venezuela; Gran Cruz, por parte del Congreso de la República de Colombia; Gran Cruz de Boyacá, de la Presidencia de la República; y las Llaves de la ciudad de Miami, concedidas por el Comité de Ciudades Hermanas Miami-Santa Marta.

Fue condecorado como el Mejor Gobernador de Magdalena, así como por la Asociación de Periodistas del departamento; además recibió distinciones de los gobiernos de Bolivia y Guatemala.

Fue un hombre dinámico y activo, quien se caracterizó por desempeñar diferentes roles. Fue presidente del Club Santa Marta; Miembro del Círculo de Periodistas del Magdalena, medio en el que era apreciado y respetado; miembro de los clubes de Leones y Rotario de Santa Marta, desde donde lideraba diferentes actividades de labor social; y miembro honorífico de la Academia de la Historia de Magdalena. También fue asesor de las universidades Sergio Arboleda y Cooperativa de Colombia.

Si hubo algo que les enseñó a sus descendientes fue a querer a Santa Marta y trabajar por ella, cuenta su hijo, Edgardo Vives Gutiérrez.

“Él no quiso  que sus hijos fueran políticos porque se dio cuenta que la política era ingrata y se decepcionó, eso lo afectó sentimental y emocionalmente. Pero nos sembró ese amor por la ciudad, para que trabajáramos por ella desde cualquier espacio. Trabajamos por Santa Marta todos los días aunque no estamos vinculados a la política, lo hacemos desde el sector privado generando puestos de trabajo”: Edgardo Vives Gutiérrez.

Tras retirarse de la política, se dedicó a su familia. Luego de varios años con complicaciones de salud, Edgardo Vives Campo murió el 8 de mayo de 2007, a la edad de 70 años.

Sin duda fue uno de los personajes que más ha contribuido con el desarrollo de Santa Marta, pues se atrevió a pensar, actuar y proyectar con grandeza, planteando propuestas audaces.

Soñaba con una ciudad turística, con proyectos atractivos para los extranjeros; industrial, con zonas destinadas para tal fin; social, con oportunidades para todos los samarios; y administrativa; con unas con arcas sólidas y credibilidad financiera.

Quienes estudien la historia del crecimiento de la ciudad, irremediablemente se encontrarán con el nombre de este samario. Aun sus más enconados detractores deberán reconocer sus propuestas y obras.

“Fue tanto el legado de Edgardo Vives Campo, que aún hoy hay quienes quieren competir con la imagen de un muerto, tumbándole las obras de mala fe, queriendo emularse con él”, Edinson González.




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