Unimagdalena se convierte en uno de los activos naturales de Santa Marta

Santa Marta tiene en la Universidad del Magdalena una de las zonas verdes más amplias de vegetación.

Especiales
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


En la Universidad del Magdalena, cientos de animales de diferentes especies encuentran  un refugio que les garantiza protección. En la Universidad del Magdalena, cientos de animales de diferentes especies encuentran  un refugio que les garantiza protección.

“Tengo clases en el Sierra Nevada”, señala Carlos Contreras, estudiante del programa de Ingeniería de Sistemas a José Martínez, quien en su camino a clases de biología se dirige al edificio Ciénaga Grande. Así es el argot popular de los jóvenes estudiantes de la Universidad del Magdalena, Unimagdalena, quienes frecuentemente en la academia realizan una alegoría a los ecosistemas más representativos del departamento.

A simple vista, es solo uno de los detalles que alcanzan a mostrar la magnitud de la apuesta al cuidado y conservación del medio ambiente que le imprime este centro de estudios superiores a su campus universitario, caracterizado por 48 hectáreas de cobertura, de las cuales 25 se constituyen en zonas verdes. Y no es para menos, sus aulas de estudio, además de llevar como distintivo estos nombres, tiene en el fondo la mirada fija a 69 kilómetros del sistema montañoso litoral más alto en Colombia: la Sierra Nevada de Santa Marta.

Caminar los pasillos adoquinados de esta alma mater, brinda la posibilidad de observar una bandada de palomas merodeando por los árboles de la cafetería institucional, resulta habitual ver la manera en que los peces, gansos y patos dan sus zambullidos por el lago, las ardillas correr por la arbolada de la plazoleta Central y subir precipitadamente por el emblemático árbol situado en la plazoleta de los Almendros.

Y desde la vitrina de sus puestos de trabajo en el edificio docente Ricardo Villalobos Rico, los profesores son testigos del caminar lento de familias de iguanas, que con su color verde, adornan las orillas del lago en el majestuoso campus.

“La interacción entre estudiantes, administrativos y docentes con los seres vivos es de gran beneplácito, tenemos variables ecosistémicas que permite que aprovechemos estos espacios de una manera diferente”, señala Wilson Thomas García Martínez, egresado del programa de Biología.

Santa Marta tiene en la institución educativa más importante del Magdalena, una de las zonas verdes más amplias de vegetación, contando con un área de 26.478,6 metros cuadrados de grama, 32.033 metros cuadrados de áreas verdes deportivas que comprenden un estadio de futbol, una cancha alterna, un estadio de softbol y canchas múltiples y material nativo de cobertura 190.211 metros cuadrados.

Así mismo, esta casa de estudios superiores se aprecia en mantener una granja experimental para el cultivo de especies y un bosque seco tropical de 3.3 hectáreas, que contiene 193 especies de aves entre residentes y migratorias, 7 de mamíferos, 120 de plantas entre nativas e introducidas y constituido como la tercera reserva natural de bosque seco más importante de la ciudad, después del Parque Nacional Tayrona y la Quinta de San Pedro Alejandrino.

Según Pedro Mercado González, director de la Granja Experimental de Unimagdalena, se vienen desarrollando, dentro de las políticas de sostenibilidad que lidera el rector Pablo Vera Salazar, diversas actividades con miras a contribuir al desarrollo sustentable de la ciudad. “Estamos implementando estrategias de conservación forestal en el campus universitario, multiplicando especies de frutales autóctonos de la región, realizamos programas de reforestación del campus universitario para mejorar el ambiente de estudio de los estudiantes y a su vez concientizarlos de la importancia de conservar los arboles forestales”, indica.

Agrega que constantemente se está capacitando personal en el manejo de jardines, zonas verdes, áreas deportivas, trasplante de árboles adultos, techos verdes, jardines verticales y huertas caseras.

Trabajos para el cuidado del entorno

A través del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Magdalena, jóvenes han liderado estrategias de sensibilización para la comunidad estudiantil y que buscan replicarse en la sociedad samaria, entre las que se destaca, la colocación de vallas con mensajes ilustrando la importancia de prevalecer el campus sostenible y biodiverso.

“La conservación es un estado de armonía entre el hombre y la tierra”, “nunca sabremos el valor del agua hasta que el pozo este seco”, “cuando la calidad de vida cae para el medio ambiente, cae para el ser humano”, son algunos de los mensajes que están a la vista de quienes visitan esta institución.

Una de las que ha abanderado este proyecto es Daniela Conan Teherán, estudiante del programa de Ingeniería Ambiental. A su criterio, cuidar el entorno es fundamental. “Es necesario conservar los recursos bióticos y abióticos, por eso colocamos letreros que incentiven a los estudiantes a crecer como personas preservando nuestro medio ambiente”.

En este sentido, los estudiantes se han sumado un trabajo conjunto con el voluntariado de la alma mater, creando proyectos como ‘Huellitas Unimagdalena’, una iniciativa que busca proteger y brindar bienestar a todos los animales que habitan el campus universitario. “Para los estudiantes es importante la interacción con los animales, a veces nos sentimos tristes por resultados académicos y ellos nos transmiten tranquilidad. La universidad, por su amplia vegetación, permite que lleguen no solo caninos y felinos sino otras especies como iguanas, ardillas, aves y peces”, asegura Liceth Rodríguez, coordinadora del proyecto.

Estudios determinan que zonas verdes potencian desarrollo mental del estudiante

Para los investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental en Barcelona, tener más áreas verdes alrededor de una escuela puede ayudar a que los estudiantes desarrollen algunas capacidades mentales.

Los investigadores utilizaron imágenes de satélite para agrupar escuelas según cuánto espacio verde aparecía en sus terrenos y en un radio de aproximadamente 50 metros de la propiedad escolar. Sus análisis indicaron que las diferencias en factores socio-económicos entre las escuelas no afectaron el resultado del estudio.

Sally Augustin, una psicóloga en La Grange Park, Illinois, quien no participó en el estudio, aseguró que los resultados coinciden con hallazgos previos de que la vista de la naturaleza ayuda a niños y adultos a disminuir estrés y realizar mejor tareas mentales.

Por otra parte, según el estudio ‘La Relevancia de las zonas verdes en el espacio público urbano: La necesidad de su revaloración para la Ciudad Capital’, de la ecóloga Ángela Casas Castillo, “los cordones verdes cumplen la función vital de amortiguar el nivel de daño, se conforman como refugio a diferentes especies de flora y fauna, varios de estos lugares son como ecosistemas de paso para aves migratorias, de tal manera que se constituyen en corredores biológicos de interacción entre las áreas urbanizadas y las rurales”.

La investigación sugiere que también son moderadores de la temperatura del aire y del clima, ya que contribuyen de manera radical a disminuir el efecto de invernadero, a través de la evapotranspiración.