El Mayor General Jorge Enrique Navarrete Jadeth, Comandante de la Primera División, envía un mensaje a los soldados y habitantes de la Costa Norte Colombiana.
Hoy 7 de agosto es motivo de orgullo y honor saludar a todo mi querido pueblo que hace parte de la jurisdicción de la Primera División del Ejército Nacional, mi Costa Norte Colombiana en los cinco departamentos de Atlántico, Magdalena, Cesar, Guajira y Sur de Bolívar. Recordamos hoy la Batalla de Boyacá que selló nuestra independencia. En ese mítico lugar boyacense nuestros soldados patriotas estuvieron cerca de la derrota, se encontraban agotados tras el difícil ascenso al páramo de Pisba, pero el coraje y el corazón del militar colombiano de antes y de ahora no tienen límites.
Ese espíritu se siente y se respira; espíritu heredado por los héroes de hoy en día que luchamos por buscar la libertad, el orden y la paz de todo el pueblo colombiano.
Nuestros soldados, hombres y mujeres de cuna patria, quienes enaltecen el apellido que llevan en su pecho, que no se detienen ante las adversidades, son el reflejo del ímpetu combatiente del gran militar José María Córdova, presente en todas las batallas de la independencia, sin dar un paso atrás.
Mi intención al escribir estos párrafos como Comandante de la Primera División, es rendir un sentido y sincero reconocimiento y gratitud a mis valientes soldados. Sea esta fecha el momento para decirles que aún nos queda un gran trecho por recorrer, plantado por muchos escollos y grandes sacrificios, como lo dijo nuestro libertador Simón Bolívar: “Para el logro del triunfo, siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios”, pero con el firme compromiso de entregarle a los colombianos una patria grande, próspera y feliz en donde reine la paz que tanto anhelamos.
Es por eso, que hoy además de celebrar la libertad gestada por las batallas independentistas, conmemoramos el nacimiento de un Ejército que a lo largo de 198 años ha entregado en sus hombres seguridad, gallardía, lucha y esfuerzo, para ofrecer a los colombianos todas las garantías que permitan su bienestar.
Homenaje
Rendimos un homenaje a todos nuestros hombres y mujeres que heroicamente entregaron sus vidas por la protección de los colombianos, especialmente a esos 11 valientes guerreros que murieron en la cobarde emboscada en la vereda El Cenizo en el municipio de Aracataca, quienes sacrificaron sus vidas en busca de la libertad de un grupo de compatriotas secuestrados aquel fatídico día del 28 de marzo del año 2003, ellos fueron:
El subteniente, Elías David Rivera; el cabo primero, Jordán Ibargüen; y los soldados profesionales Arbelio Torres; William Vergara; Remberto Coronado; Fernando Madrid; Jesús Zambrano, de Bucaramanga; Abel Bermúdez; Luis Guillermo Bonil; Jorge Yepes, y Gustavo Flórez. Paz en sus tumbas.
Agradecimiento
Como soldado, envió un saludo de agradecimiento a los hombres y mujeres de la Primera División que continuamente trabajan por un pueblo que han jurado defender, y por el cual, están dispuestos a ir más allá de sus fuerzas, para proteger y salvaguardar sus vidas, derechos y libertades. Extiendo mi saludo a la población civil y a las instituciones del Estado que nos apoyan en el cumplimiento de la misión, y en nombre de mis soldados me permito decir que las vías de la jurisdicción y la infraestructura energética, gasífera y carbonífera tendrán la seguridad que hasta hoy han recibido de nuestra parte.
Quiero expresar mi orgullo por comandar la Primera División del Ejército y por contar, no solo con soldados entrenados y capacitados para el cumplimiento de la misión constitucional, sino además, con la comunidad que nos apoya y nos permite lograr el concepto de “La Trinidad Notable” en el que debe existir un círculo virtuoso entre el Gobierno, FFMM y población civil.
Queridos compatriotas, la fe en Colombia es nuestra esencia y ser, estén orgullosos de su Ejército. Un Eejército moderno, innovando día a día en sus capacidades y preparándose siempre para el futuro, para enfrentar los nuevos retos y mantener la democracia.
Patria honor lealtad, con Dios en todas nuestras actuaciones y con inmensa fe en la causa.