La conexión entre el hombre y su canario

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Una cultura traída desde España y afianzada en el Caribe colombiano, como lo es la canaricultura, convoca a propios y extraños a reunirse en torno al canto de un ave que para muchos es un acto de amor, para otros es un típico caso de sometimiento y maltrato a una especie animal.

Texto y fotografía:
Mario Ibarra Monroy
Redacción EL INFORMADOR

José y Kelvin Rodríguez, padre e hijo, le tienen dos peculiares nombres a sus respectivos canarios: ‘La reencarnación de Diomedes’ y ‘Martín Elías’. Ambos hacen parte de una larga tradición de cienagueros y en general costeños, dedicados a la crianza de los pájaros, conocidos como canaricultores.

Pero eso va más allá de una simple costumbre de criar estas aves en cautiverio hasta alcanzar su madurez, es la cultura que ha surgido alrededor. Desde la alimentación, el suministro de vitaminas, hasta la calidad de sus aposentos enjaulados, son algunos de los detalles que son minuciosamente tenidos en cuenta, todo para que el canario alcance el trinar perfecto.

“A ‘Marañón’ lo arropo, le mantengo su tapete limpio, le hablo, seseo y lo baño antes de cada concurso”, cuenta Jorge Caballero de su canario que ha quedado entre los primeros en las últimas competencias regionales.

Kelvin se preocupa cada vez que en las mañanas no escucha al pequeño ‘Martín Elías’ cantar: “Martín ¡qué!, no vas a trinar hoy”, le reclama con extrañeza el niño quien orgulloso le sigue los pasos a su padre en la crianza de los pajaritos.

El concurso convocado por canaricultores de Ciénaga convocó a criadores de todas partes del Caribe, desde La Guajira, hasta Sahagún, Córdoba, más de 200 especies de aves entremezclaban sus sonidos en un ambiente donde el más fino y rápido sentido de la audición determina quien se llevaba el premio mayor.

“Mi canario me lo llevo para donde sea, hasta viajo con el, no dejo que ni mi mujer se acerque”, con esa frase José Rodríguez resume la disciplina que aplica para el cuidado del canario.

Un pequeño mundo

Desde jóvenes desempleados (de los que llaman sin oficio), pasando por ganaderos, abogados, profesores y hasta policías, una gran familia se reúne semanalmente en los encuentros realizados en cualquier rincón del Caribe colombiano, donde además de los concursos, un mercado de productos para el mantenimiento de los amarillentos pajaritos tiene buena demanda.

Productos vitamínicos, bebederos, cobertores, cajas para llevarlos de viaje y las famosa jaulitas, son ofrecidos durante los eventos dominicales.

Boris Gómez, conocido como Boris ‘Arte’, lleva 35 años elaborando jaulas para los pájaros. Hoy, gracias a los nuevos materiales, la oferta se ha diversificado vendiendo novedosas y coloridas jaulas que oscilan de los 100 mil hasta los 400 mil pesos, dependiendo del gusto del comprador”.

“Las hay con rejillas hechas en fibra de carbono y acabados en murano, con madera de carreto forrada en polyester, para evitar que el canario se lastime cuando vuela”, dice Boris mientras muestra sus peculiares diseños que llevan motivos futboleros como del Junior, Barcelona o Atlético Nacional.

Pero así como cuestan los utensilios, así son tasadas las aves según la calidad en su trinar. En este tipo de eventos se han llegado hasta pagar 12 millones de pesos por canarios que superan lo requerido en su canto que consiste en 35 trinos en tres minutos.

“Es una cultura que integra a las clases sociales y sobre todo a las juventudes que les da una oportunidad de alejarse de los vicios”, es el concepto de Manuel Cáceres quien agrega que es un arte que exige disciplina, cuidado y en el que el maltrato al animal no está permitido.


Animalistas se oponen

Para Eduardo Correa, miembro del grupo Amor por los Animales y la Fundación Garritas con Historia, bajo el manto de las tradiciones no se pueden adoptar ese tipo de actividades.

“Es cierto que la costumbre ha hecho que se adopten en ciertas zonas ese tipo de actividades con los canarios, porque cantan bonito, pero es algo que no es nuestro, que no es autóctono y que no es una cultura tradicional, ya que estas fueron costumbres traídas por los españoles”, explica el activista ambiental.
Eduardo Correa.
Eduardo Correa.
Para Correa la especie va en vía de extinción, incluso, hay algunos tipos que están casi extintos y agra que el estado encerramiento jaula es considerado como maltrato animal.

“La gente piensa que un canario no tiene nivel de racionamiento o interpretación de un perro, por ejemplo, pero no por eso podemos tenerlos en esas circunstancias. Ellos tienen alas y las tienen para volar, tienen que estar en su estado natural, no cautivos”, puntualizó.
Un jurado califica la jornada de concurso realizado el domingo anterior en Ciénaga.
Kelvin Rodríguez observa a su canario ‘Martín Elías’ antes de la competencia.
Los canarios son entrenados para concursos organizados semanalmente en varias regiones del Caribe.
Jorge Caballero muestra a su canario ‘Marañón’ de apenas un año, procedente de Barranquilla.
Boris ‘Arte’ lleva 35 años elaborando jaulas al gusto de sus clientes.
Estas aves y sus dueños han creado una conexión a tal punto, que son llevados a pasear por todas partes.
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