La historia de una ciudad contada por sus calles

Antigua casa del general Agustín, con calle en medio que llega hasta la calle 17, muy particular en Santa Marta.

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En el pasado, el Centro Histórico con sus edificaciones e inmuebles fue testigo de hechos importantes que marcaron la historia de la ciudad y que hoy por hoy, son representativos por el desarrollo y crecimiento.

Hablar del Centro Histórico de Santa Marta, es hablar de la parte urbanística de la ciudad; es un proceso que inició prácticamente con la fundación entre los años 1525 y 1526 con las típicas trazas españolas de esa época, cuando también se fundaron otras ciudades como Cartagena de Indias, Santa Fe, Mompox y Popayán, para solo citar algunos casos. Entre la Sierra y el mar se levanta Santa Marta, la primera ciudad fundada en el actual territorio de Colombia, en ese tiempo era muy pequeña, con pocas calles y manzanas, y los primeros pobladores ya nacidos comenzaron a civilizarse y expandirse,  asistiendo a lugares como parques y plazas coloniales, y formándose familias importantes que construyeron las casas antiguas; ellas son los testigos que dan  a conocer la historia y cultura de cada espacio que hay en el Centro Histórico de la ciudad.

CALLES
Con el paso del tiempo y de acuerdo con la dinámica histórica,  social, económica y cultural se fueron dando nombres a las zonas, calles, plazas, parques, entre otros; pero estas designaciones no fueron bautizadas por ningún dirigente o político, sino por la misma gente de la época, que dentro de su día a día fueron asociándolos  a algo y llamándolos de cierta forma para ser identificados;  es decir, el ahora conocido Parque de Los Novios, adquiere su nombre en el siglo XX cuando existía la costumbre de la banda de músicos departamental que tocaba tandas musicales en el templete que se encuentra ahí, al que acudían las parejas de enamorados. Este parque lleva originalmente el nombre de Parque de Santander en honor al “Hombre de las Leyes”, Francisco de Paula Santander.

También era llamado como Pozo Madrid, haciendo referencia al apellido del entonces gobernador José Francisco Madrid, quien más desempeño tuvo en recuperar esta zona secando el pozo; el lugar era más atractivo para las parejas de enamorados que iban a disfrutar de la música autóctona de la época. Además, fue allí donde existió la primera Plaza del Mercado en Santa Marta, luego de ser trasladado hasta la Plaza Francisco, y posterior a donde hoy se encuentra.

En el año 1725, Santa Marta tenía las calles 11, Cangrejalito y 12, Cangrejal, que recibieron estas denominaciones por la proliferación de cangrejos en la zona, ya que era un lugar bajo, salitroso y con mucha presencia de estos animales.

La calle de la Iglesia Mayor o de San Francisco, hoy calle 13, aunque según la historia tiene otros nombres; se le conoce San Francisco por la presencia de la iglesia que lleva el mismo nombre. En un tiempo quedó el mercado público allí. Se instauró en 1981 todo lo que le quedaba al siglo XIX y gran parte del XX hasta cuando se mudó a la zona comercial y hoy la conocemos, como Zona de la Coquera. Pero también se llamó calle Mamatoco, porque todos los productos agrícolas que eran traídos en gran parte desde la Sierra Nevada, pasaban por la calle 13 y por un tiempo algunas personas la llamaban de esta manera.

La calle 14, es la del Cuartel o de la Cárcel, debido a que en la planta baja de lo que hoy es la Alcaldía de Santa Marta, existió una cárcel pública, mientras que en el segundo piso funcionaba el salón municipal, es decir, lo que corresponde a la administración, y abajo estaban los presos porque no existía otro sitio donde recluir a la gente que cometía algún tipo de delito en esa época.

Los primeros lugares donde quedaban las cárceles, no aparecen en el comienzo de la ciudad, porque los fuertes militares fueron utilizados como sitios para recluir a los que violentaron la ley; entonces estaban el Fuerte de San Vicente, de El Morro, San Juan de Matas como cárceles.

La Plaza de Armas, fue rebautizada en 1827 con el nombre de Plaza de la Constitución, hoy donde está el Parque Bolívar. Allí estuvo ubicado el batallón del ejército nacional.

La calle de la Acequia, hoy calle 15, se llama así porque existió durante la época colonial un ducto artificial hecho por el hombre, que conducía agua desde la caja de agua y a su vez de uno que llegaba desde el río Manzanares y así hasta una pileta o fuente que había en lo que hoy conocemos como el Parque Bolívar. Allí llegaba el líquido y las personas se acercaban a tomarla para el vivir diario, así como también bestias, burros y demás animales que había en la ciudad.

La calle Santo Domingo, que es calle 16, toma la identidad por el antiguo convento que llevaba por nombre Santo Domingo. Era una fábrica del siglo XVI y estuvo ubicado más o menos donde hoy se encuentra el Palacio Tayrona, donde funciona la Gobernación del Magdalena. El convento desapareció en el año 1834, pero dejó el nombre de la calle.

La calle Real o Calle Grande, hoy calle 17, tiene su nombre asociado al hecho que fue unas de las últimas hacia el sur, es decir, venía ya la parte boscosa donde estaba la laguna en La Plaza Madrid, y en sentido recto hacia la Calle de San Francisco, hoy Avenida del Libertador, y como era una sola línea y amplia, la gente le llamó de esta forma.

También tuvo un nombre más real, Calle de la Ermita Veracruz, nombre que se generó en el siglo XVI muy cercano a la fundación de Santa Marta. La ermita era una iglesia fuera del rango urbano de la ciudad, en la parte boscosa, estuvo ubicada al borde de la calle 17; aún no se conoce con exactitud el lugar, pero se dice que pudo haber estado en la carrera primera y segunda.

Hasta finales del siglo XVIII existían las carreras: Callejón Real, hoy la carrera cuarta; Calle del Río, Callejón del Seminario, Callejón del Cuartel, la carrera segunda; por esta carrera pasaba el río, y de acuerdo con el punto cambiaba de nombre, y El Camellón, la carrera primera.

En 1820 se formaron las siguientes calles, la 18 es calle del Pozo Madrid, y hace referencia a la cercanía de la laguna que desecó el exgobernador José Francisco Madrid, y por eso toma el nombre del apellido.

En el siglo XX, la hoy calle 19, llamada Tumbacuatro, lleva por nombre a un juego que se practicó allí por parte de los vendedores públicos del Mercado, y está asociada a la dinámica en la que tomando una cuerda y en la calle de oriente a occidente corrían con las cuerdas y arrollaban al que tuvieran en la mitad. Era un juego arbitrario y tanto peligroso, pero siempre tumban a cuatro o más personas practicando el juego.

En esa misma calle en 1890 se inauguró el Panóptico Municipal, uno de los edificios emblemáticos de esta calle, en el cual ahora funciona el colegio Hugo J. Bermúdez. En su época de penal se le llamaba coloquialmente “la casa de las catorceventanas”, pues en su fachada, como pueden ver en nuestro logotipo, tiene una serie de ventanas altas y adustas que representaban la calidad del presidio de hace mucho tiempo.

La calle 20 lleva por nombre San Antonio. Se llamó así por una antigua batería militar que había en el lugar, y que los españoles eran dados a utilizar el armamento por nombres de santos. A principio del siglo XIX se ubicó la artillería con el desplazamiento de los cañones, dando por nombre San Antonio.

Calle Burechito o 21 se asocia a la dinámica de la plazoleta cuando fue Plaza del Mercado, porque donde hoy queda el colegio Bureche, traían desde allá hasta la calle 18 (calle del Pozo o Calle del Pozo de Madrid) ganado en pie y lo sacrificaban para llevarlos.

La calle 22 tiene por nombre Santa Rita, y su origen van ligado a una plaza que ya no existe, y quedó justamente entre la carrera segunda y tercera, con calle 22 y 21. Quizás algún gobernador de la época decidió venderla o destruirla, porque desapareció del espacio donde celebraban las fiestas precisamente de Santa Rita, devoción religiosa que se celebraban en la calle y que quedó con el nombre en  donde se encuentra la iglesia San Juan de Dios.

CARRERAS
En cuanto a las carreras actuales, solo existían tres hasta finales del siglo XVIII y apenas se perfilaba la carrera cuarta o Callejón Real. La carrera segunda actual tomaba el nombre del brazo del río que recorría antiguamente su rumbo; por lo tanto, se llamaba Calle del Río hasta la Calle Grande. Luego, tomaba el nombre de Callejón del Seminario. Más adelante se conocía como Callejón del Cuartel, pues pasaba por el viejo Comando de Infantería, construido en 1792 por don Antonio Marchante, el mismo que construyó la Catedral actual.

Frente al Cuartel se formó la segunda plaza importante de la ciudad, la Plaza de Armas, rebautizada desde 1827 como Plaza de la Constitución y actualmente Parque de Bolívar, porque en su costado noreste está la Casa de la Aduana, en la que fue velado El Libertador.

A principios del presente siglo, la ciudad tenía todavía como centro la Plaza de San Francisco, con el viejo mercado construido en 1881, durante la gobernación de José María Campo Serrano, aprovechando los cimientos de una edificación escolar. A su alrededor, en el callejón de la actual carrera 5a se reunían los carruajes arrastrados por mulas y burros  y los primeros carros que se estacionaban en la Plaza para el servicio del público; la cra 5ta lleva por nombre Avenida Campo Serrano, en honor al general José María Campo Serrano, único samario que ha sido presidente de los Estados Unidos de Colombia  la República y quien firmó la Constitución de 1.886

CONSTRUCCIONES COLONIALES
De las construcciones coloniales urbanas vale la pena destacar, por su riqueza arquitectónica e histórica, tres inmuebles: la Catedral, la Casa de la Aduana y el Seminario San Juan Nepomuceno. La construcción de la Catedral se inició en 1766 y se terminó en 1794, pero oficialmente su funcionamiento inició dos años después. En la Catedral reposaron los restos del Libertador Bolívar por algunos años y desde mediados del siglo XX se guardan los restos del Fundador Rodrigo De Bastidas.

La Casa de la Aduana fue construida en la década de 1730 por los hermanos Domingo y José Nicolás Jimeno. Allí se alojó El Libertador entre en el año 1830 y, luego de su muerte, fue llevado de nuevo a esta casa donde lo velaron en Cámara Ardiente del 17 al 20 de diciembre.

Por su parte, la construcción del Seminario San Juan Nepomuceno duró más de 140 años, pues se inició en 1671 con unos modestos cuartos y luego de múltiples problemas fue terminado en 1811. Este edificio sirvió de sede de la Universidad del Magdalena e istmo en los primeros años de la Independencia y ha seguido siendo un centro cultural y académico de la ciudad.

Cuando se define el Centro Histórico, se reúnen ciertas condiciones con estudios antitécnicos que el Distrito tuvo que haber hecho, para determinar y limitar que de acuerdo con la dinámica histórica de la ciudad, correspondería a lo sucedido en las calles ya en mención,  hasta la Santa Rita.

Referencias
Wilfredo Padilla Pinedo, historiador y labora en el Museo Etnográfico de la Universidad del Magdalena, Vicerrectoría de Extensión y Proyección Social.



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