En medio de lágrimas, abrazos, eucaristía y actividades culturales, los habitantes de Salaminita volvieron a su territorio a conmemorar aquel 7 de junio de 1999 que les cambió la vida.
Hace 20 años paramilitares del Frente Pivijay de las Autodefensas Unidas de Colombia llegaron al centro poblado del corregimiento de Salaminita, ubicado en el municipio de Pivijay y asesinaron a tres personas de la comunidad acusándoles de ser colaboradores de la guerrilla. Posteriormente, los paramilitares arrasaron el pueblo con un buldócer y destruyeron todas las casas y construcciones que se encontraban allí.
Este viernes con actos simbólicos alusivos a la paz, a la reconciliación y a la esperanza, habitantes del corregimiento magdalenense volvieron a su territorio, y en medio de lágrimas, abrazos, eucaristía y actividades culturales, conmemoraron esta fecha, diciendo no más violencia y alzando banderas de esperanzas.
Sus habitantes volvieron al pueblo que los vio nacer, no para recordar el horror que les tocó vivir y que los desplazó aquel 7 de junio de 1999, sino para hacerse sentir en esta lucha por el resarcimiento de sus derechos, como seres humanos, dignos de esta Colombia que lastimosamente ha estado atropellada por la desigualdad y la violencia sistemática.
"Hoy es un día triste, es un día que para muchos es doloroso, en esta conmemoración a la que hemos asistido los familiares de las víctimas, cosa que no fue nada fácil, porque se cumplen 20 años de la masacre y el arrasamiento de un pueblo, que quedaba a orillas de la carretera nacional donde asesinaron a la inspectora y a dos campesinos más, un día como hoy 7 de junio. Todos esos que fuimos desterrados hoy soñamos, vivimos, y creemos que Salaminita, va volver a ser lo que fue antes o quizás mejor", resalta Erika Rangel, líder social de este proceso de retorno.
Y añade "el mensaje para el Presidente de la República es para que se dé la rodadita por acá, que hay partes de Colombia que quizás él no sabe que existen y donde hay una población que sueña con salir adelante y que su presidente vaya, mire y vea con sus propios ojos la situación de pobreza que tiene su estado”.
Desplazamiento forzado
Los campesinos de esta zona que fueron desplazados, todavía con nostalgia recuerdan el pasado y también los momentos duros que por culpa del desplazamiento les tocó afrontar.
"Eso fue un hecho que no tiene comparación, de aquí tuvimos que coger rumbo para otras partes sin tener amigos donde llegar, a pasar hambre, a dormir mal, tengo 7 hijos y me tocó llegar a Fundación, luego a Barranquilla, pero la cosa siempre se nos puso dura y nos tocó coger para los cerros para poder subsistir. Hoy gracias a Dios estoy feliz porque volví a recuperar el solar donde tenía mi casa y ahí hemos ido parando el ranchito, levantándolo poco a poco, ahora sólo falta que mi parcela también me la restituyan pero por una equivocación no me la han devuelto", expresó el señor Amadis Crespo, con voz entrecortada.
Este viernes con actos simbólicos alusivos a la paz, a la reconciliación y a la esperanza, habitantes del corregimiento magdalenense volvieron a su territorio. Foto cortesía: Prensa Estratégica.
Restitución
En el 2013 un grupo de mujeres lideradas por Lesa Daza y Erika Rangel, lograron llamar la atención de la Unidad de Restitución de Tierras, URT, para iniciar la recuperación del pueblo y sus tierras.
Con el apoyo de la Comisión Colombiana de Juristas, lograron que un tribunal de Antioquia, en diciembre de 2016, ordenara al Banco Agrario la construcción de nuevas viviendas y, a instituciones como la Unidad para las Víctimas, Sena, Agencia Nacional de Tierras, Alcaldía de Pivijay, Gobernación del Magdalena, entre otras, trabajar en la atención y protección de los retornados.
"Tenemos una sentencia de 2016 que dice reconstrúyase en su totalidad el pueblo, con servicios públicos, Salud Educación y es la hora que no vemos nada", puntualizó Erika Rangel.
Los habitantes de Salaminita volvieron al pueblo que los vio nacer, no para recordar el horror que les tocó vivir y que los desplazó aquel 7 de junio de 1999, sino para hacerse sentir en esta lucha por el resarcimiento de sus derechos.
