Comerciantes de la calle 17 venden en medio de una laguna

De igual forma los vendedores estacionarios padecen además por la falta de higiene que hay en algunos establecimientos que vierten sus aguas en inmediaciones de este sector.

Ciénaga
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En medio de una inmensa laguna de aguas putrefactas, los comerciantes de la calle 17 con carrera 18, en inmediaciones de la Cruz Roja, tienen que vender sus productos, que en su mayoría son frutas y verduras, por lo que se requiere la intervención urgente de Operadores de la Sierra, debido a que el problema radica en dos cajas de registro, de dos locales comerciales, ubicados a pocos metros de las ventas ambulantes porque colapsaron.

 

De igual forma los vendedores estacionarios, padecen además por la falta de higiene que tienen algunos establecimientos que vierten sus aguas en inmediaciones de este sector.  

Uno de los comerciantes afectado manifestó a EL INFORMADOR "nosotros los vendedores nos reunimos y hablamos con el propietario de los negocios de donde proviene esta agua, y le solicitamos que nos solucione el problema y es hora que ese señor no ha arreglado nada en lo absoluto, y esto nos perjudica a nosotros y a la Cruz Roja, que es una entidad de salud y los vecinos del barrio la Victoria también piden una solución radical porque esta agua es permanente". A sí mismo, sumado a esto según el vendedor, enfrente de sus locales, hay otro asadero donde lavan una gran cantidad de pollos y el agua con un olor a sarna es sacada en baldes y arrojada en la mitad de la calle, lo que obliga a los compradores y personas que a diario transitan por ahí a aguantar la hedentina, de ese lugar.

Este problema lo vienen padeciendo estos comerciantes desde hace cinco años aproximadamente, y el perjuicio está en sus ventas las cuales han disminuido, debido a que los clientes por la situación de insalubridad temen comprar verduras y frutas en ese sitio.

Otro de los vendedores agregó "ya estamos cansados de enviar oficios a Operadores de la Sierra, y se han hecho los de los oídos sordos, debido a que ellos tienen que hacer un mantenimiento a las cajas de registro, cada un mes, o quince días, porque ellos trabajan con grasa y eso se tapa, y es lo que ocasiona el rebosamiento, además nosotros no estamos de una manera ilegal, tenemos un acta de compromiso y un permiso para vender y necesitamos que nos colaboren".

Por último esta problemática, también ha ocasionado a estos comerciantes problemas de salud, con erupciones en la piel y hasta algunos han tenido fuertes diarreas, tal como lo puntualizó una de las vendedoras estacionarias a este medio impreso "esta agua hedionda en la que estamos parado, los pies los tengo infectados, y hasta me han tenido que hospitalizar con graves afecciones de salud, pero la necesidad de llevar el alimento a mis hijos es más fuerte y tenemos que trabajar en estas condiciones infrahumanas y el propietario de este local donde está ubicada la panadería y el asadero, no tiene consideración y no nos quiere colaborar para resolver esta situación".