Emergencia en centros de salud por muertes de venezolanos

En el IPC del corregimiento de Bonda reposó el cuerpo sin vida de Arnulfo Antonio Lugo, de nacionalidad venezolana, quien falleció mientras recibía asistencia en el lugar. Foto: Orlando Marchena.

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Los fallecimientos de dos migrantes en los IPC de María Eugenia y Bonda, cuyos cuerpos entraron en estado de descomposición por falta de recursos de los familiares para su entierro, pusieron en alerta a los puestos prestadores de servicios de salud.

En menos de dos días se ha conocido un par de casos de migrantes venezolanos que han fallecido y cuyos cuerpos han entrado en descomposición en los centros de salud de Santa Marta por falta de recursos para su entierro.

Luego que este miércoles se conociera la noticia de la presencia del cadáver de un venezolano en el centro de salud de María Eugenia desde hace tres días, debido a la imposibilidad de sus familiares de darle sepultura por falta de recursos, ayer se registró un caso similar en el recinto médico de Bonda.

Arnulfo Antonio Lugo
Arnulfo Antonio Lugo

En el IPC del corregimiento rural reposó el cuerpo sin vida de Arnulfo Antonio Lugo, de nacionalidad venezolana, quien falleció mientras recibía asistencia en el lugar, sin embargo, 24 horas después de su deceso sus allegados no lo habían retirado ante la insuficiencia de recursos para su velación y entierro.

Entre líderes comunales de Bonda reunieron un dinero para la compra de un ataúd y de esta manera adelantar el proceso de sepultura. Mientras tanto la situación afectó el servicio en vista que tuvieron que suspenderlo para evitar una contaminación debido a que la descomposición del cuerpo iba en avance. Las directivas de este puesto de salud y la comunidad en general se encuentran preocupadas por esta situación y le hacen un llamado al alcalde (e), a los directivos de la ESE y a la Secretaria de Salud para que ejecuten un plan de contingencia y se solucione esta problemática que afronta la ciudad y que alerta a las entidades prestadoras de salud.

Asimismo, ocurrió el pasado miércoles en el IPC de María Eugenia, donde un cadáver reposó durante tres días mientras se buscaba la forma de ser trasladado a una funeraria, ya que los familiares no tenían los recursos necesarios para sepultarlo.