Grupos de familias visitaron el balneario turístico más emblemático de Santa Marta para el descanso anual de la Semana Santa.
Por: Anayancy Vidal H.
Fotos: Edgar Fuentes.
Como si se tratara de un ritual más en el año durante los días festivos, en el balneario turístico de El Rodadero no se pasó por alto el típico paseo de olla que se intensifica para estos días de descanso y reflexión.
Numerosos grupos de familias de la ciudad y de distintos lugares recurrieron al balneario más emblemático de Santa Marta, durante este fin de semana aprovechando la Semana Santa, en donde sin lugar a dudas se convierte en el epicentro para el comercio informal.
Entre vendedores de frutas y fritos se repartieron de punta a punta el camellón de este lugar. Y es que, si se trata de un tradicional ‘paseo de olla’, la comida también hace parte del ritual. Entre el mar de vendedores ambulantes, cada uno aportaba el ingrediente al menú, este podía estar compuesto por: pinchos, empanadas, arepas, arroz o el portacomidas en icopor con todos los ingredientes incluidos.
En otros casos, las familias ya vienen más preparadas y sacan a pasear la olla con el respectivo arroz con pollo y gaseosa, un método rápido, rendidor y fácil de hacer, por lo que muchos nativos y visitantes prefieren usar para dirigirse a la playa.
Para los hoteles, comerciantes, gremios y autoridades, esta metodología lleva a que son pocos los beneficios que traen a la economía samaria y, en cambio, alejan a los viajeros que sí contribuyen al desarrollo turístico y que terminan buscando algo más ecológico.
Pese a las distintas campañas que el Distrito ha emprendido para cerrarles las fronteras a estos visitantes, a los que declaran no gastar en la ciudad, aún se puede apreciar el panorama poco favorable para los que hacen parte del comercio formal.
Para Darío López, uno de los turistas que vino a disfrutar de la ciudad, dice que el problema está en quienes llegan con sus ollas a ensuciar la playa y no compran nada a los vendedores, que esperan cuadrar sus días festivos.
Otra situación precupante, además de los múltiples infractores que llegan a este lugar y se adueñan de sitios donde es prohibido parquear, son los que se dedican a las mendicidad y se instalan en pleno camellón con sus hijos en brazos, esto es otro cuadro que se volvió común y preocupante.