La vieja ‘casa del telégrafo’ convertida en refugio de venezolanos y colombianos

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Cerca de 100 personas han vivido en la propiedad ubicada en el barrio El Prado, cancelando hasta $12 mil por el día a un particular.

Por: Anayancy Vidal H.
Redacción EL INFORMADOR
Foto: Orlando Marchena.

En los alrededores de Santa Marta ha sido visible la presencia de familias numerosas provenientes de Venezuela quienes han buscado propiedades para arrendar a muy bajo costo para poder vivir.
Este es el caso de la vieja ‘casa del telégrafo’, ubicada en el barrio El prado en la carrera 2 con calle 26, donde han alcanzado a vivir 100 personas, entre ellas colombianas de origen Wayú, quienes le cancelan a un particular hasta $12 mil por persona.

En la actualidad en la propiedad viven alrededor de cinco familias, conformadas por 30 personas, quienes dicen que cuentan con todos los servicios públicos excluyendo el gas natural, por lo que preparan sus alimentos con pimpinas de gas.

Lo curioso es que esta casa no estaba habilitada como domicilio, pues esta antes era la casa de comunicaciones de la Unite Fruit Company, UFC.

Uno de los inquilinos habló con EL INFORMADOR, quien decidió reservar su nombre, de origen colombo-venezolano y comentó: “Nosotros llegamos hace ocho meses por un familiar que ya vivía aquí, somos de la Alta Guajira pero vivimos por muchos años en Venezuela, de allá nos vinimos para Santa Marta con mi mujer, mis cuatro hijos y mi tío y desde entonces, le cancelamos a un señor el dinero para permanecer aquí”.

El hombre quien dijo ser albañil, comentó que el año pasado hubo un hacinamiento de 100 personas, en su mayoría de Venezuela, que ocasionó incomodidades en los vecinos porque para cocinar había que hacer hogueras y para uso del baño, muchos optaban por buscar los lotes que circundan la propiedad.

El albañil, indicó que se gana la vida ofreciendo sus habilidades y hace unos meses fue contratado por una persona para que le hiciera un encerramiento a un lote que colinda con la casa en mención, dinero que le alcanzó para enviarle a su familia que hoy vive en La Guajira.

Otro de los inquilinos, dijo que no piensa quedarse del todo en ese lugar, pues está esperando que le salga una buena oportunidad para ganarse la vida dignamente.

Lo preocupante para ellos es que debido al deterioro de la casa, que tiene cerca de 100 años de haber sido construida, hay muchas palomas y la brisa ha tumbado varios tejados por lo que están expuestos al excremento e insectos de esta ave. “Aquí hay una embarazada y sabemos que eso es malo”, dijo.




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