Carteles de ventas de alimentos invaden El Rodadero

Este fin de semana se intensificaron los controles a vendedores informales que se ubican en los espacios públicos o invaden los sectores de la playa.

Distrito
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


La llegada masiva de venezolanos a Santa Marta se ha convertido en un negocio redondo para el comercio informal.

Operativos liderados por la Secretaría de Gobierno; con el acompañamiento de las policías Metropolitana y de Turismo; la Unidad Defensora del Espacio Público, Udep; el Instituto de Turismo, Indetur, Migración Colombia; y la promotora Pro-Rodadero; se han dado contundentes golpes contra la informalidad en el balneario de El Rodadero.

La modalidad de venta de alimentos a través de comerciantes ambulantes de manera rudimentaria, en bicicletas, ollas y hasta en canastos de gaseosas, se ha vuelto muy popular y la mayoría de estos vendedores son venezolanos.

Durante el fin de semana  se intensificaron los controles a expendedores  informales que se ubican en los espacios públicos o invaden los sectores de playa, ofreciendo una variedad de productos sin poseer carnets autorizados, infringiendo así las normas vigentes.

Un balance preliminar de las acciones desarrolladas arrojó  la incautación de varios elementos a algunas personas que sin poseer una acreditación para ejercer una actividad comercial estaban vendiendo sus productos.

Migración también hace presencia en El Rodadero, que es uno de los puntos neurálgicos en cuanto al comercio informal.

Decomisos

El gerente de la promotora de El Rodadero, Iván Calderón Quintero, precisó que las autoridades, luego de verificar la no tenencia de los carnets, procedieron al decomiso  a 17 vendedores de churros, que los transportaban en canastas de gaseosas, pertenecientes a una misma ‘fábrica’ y que en días anteriores habían sido socializados y devuelto el producto.

“Estos vendedores pertenecen a una misma fábrica que no cumple con los mínimos requisitos sanitarios ni permisos legales,  presuntamente podría haber una trata de personas, en su mayoría venezolanos a quienes entrenan para comercializar la mercancía y de cómo huir de las autoridades”, dijo Calderón.

Asimismo, el director de la promotora se refirió a que existen personas quienes son las encargadas de fabricar los productos y que además “reclutan” a extranjeros para vender en la playa de El Rodadero en el más lamentable estado de higiene. “Aquí vemos explotación laboral, riesgo a la salud y una presunta trata de personas debido a que es posible una conexión con los migrantes venezolanos que facilitan conseguir este empleo informal y no legal”.

La modalidad de venta de alimentos, a través de vendedores ambulantes, es de manera rudimentaria, porque salen con ollas y hasta con canastos de gaseosas para transportar la comida.

Los carteles  

Bajo esta declaración, mencionó además que existen “carteles” en este sitio turístico, como el que hace las empanadas, el de los bolis, el de las arepas, artesanías, entre otros productos, que se convierten en “negocios redondos” para los que manejan este comercio ilegal y que pueden generar hasta 40 millones de pesos mensuales, convirtiendo la informalidad en un monstruo de muchos tentáculos.    

La realidad actual da cuenta de una proliferación de vendedores informales, tanto nativos como extranjeros, que en su afán por ganarse su sustento diario ofrecen una infinidad de productos o servicios a los turistas, otra problemática que se ha generado a raíz del aumento de comerciantes, pues el visitante constantemente tiene que estar deshaciéndose de los vendedores y que se convierte en un momento incómodo para el que viene a descansar.

Las autoridades terminan decomisándoles los productos hasta no comprobar la tenencia de los carnets.

El pasado fin de semana, las autoridades ejercieron más decomisos a los vendedores informales como: 18 sillas playeras, 15 almuerzos en mal estado, 25 forros de celular, 8 sombreros, 4 paraguas, 3 gafas pequeñas, 1 termo carro blanco, 1 balde playero y 1 cava para preparar ‘cocoloco’.

También retuvieron artesanías y mercancías variadas entre ellas un bolso de cuero, cinco aretes artesanales, cinco anillos, cinco collares y un buen número de cajetillas de cigarrillos, chicles, bombones y dulces.

Extranjeros, en su mayoría venezolanos, se dedican al comercio de alimentos en la playa de El Rodadero.