Toda una red bien organizada, que incluye a las autoridades de Colombia y Venezuela, controla el negocio de la carne de contrabando, asegura José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán).
“Este es un negocio tan grueso que implica a la Guardia Nacional venezolana y las autoridades locales colombianas, de lo contrario no podrían pasar toneladas a través de una frontera que está cerrada”, indica el representante del sector agropecuario en entrevista con EL INFORMADOR.
Sólo en Cúcuta el contrabando de carne se estimó en 300 mil millones de pesos el año pasado. Por el lado de Paraguachón, por donde entraría el producto que llega hasta Santa Marta, aún no hay estimaciones.
Lafaurie indica que las siete toneladas del producto que ingresan diariamente a la capital del Magdalena de forma irregular, equivalen aproximadamente a 50 reses, una cantidad que no se movería fácilmente sin que las autoridades la detectaran.
“Desde hace tiempo venimos denunciando esta situación, diciendo que tiene que haber dinero de por medio. Hay una mafia bien montada que ingresa la carne por Paraguachón y que seguramente entrega dinero a las autoridades”.
Insta a que se tomen medidas de control en la ciudad, como la exigencia de guías de movilización a transportadores y establecimientos, de manera que se pueda verificar el origen del alimento. Agrega que en los casos en los que la procedencia no puede comprobarse, deben realizar decomisos.
La situación ya muestra un impacto negativo en la economía nacional. De acuerdo con cifras del Departamento de Administración Nacional de Estadística (Dane) el sacrificio de reses ha caído 5,4 por ciento. Para Fedegán el retroceso responde a la presencia de ganado venezolano. “Esto ha ocasionado pérdidas enormes para el sector”.
Por: Mario Ibarra Monroy
Redacción Marrio Ibarra Monroy
Queso venezolano desplaza al tradicional costeño
Según empresarios del sector no pueden competir con los precios ofrecidos por el derivado lácteo traído de contrabando, una práctica que lleva varios años en el Magdalena.
Por Daniela García Gómez
Redacción EL INFORMADOR
Preocupados están los ganaderos de la región, debido a la creciente presencia de alimentos de contrabando provenientes de Venezuela, los cuales tienden a desplazar a la producción local.
La carne venezolana no es la única que invade los establecimientos comerciales de Santa Marta. El queso es otro de los productos que llega desde el vecino país directamente hacia los negocios.
“El contrabando afecta enormemente nuestra economía, sobre todo por los bajos precios a los que se ofrecen la carne y el queso, es una competencia desleal e ilegal”, denuncia Carlos Farelo Pinzón, presidente del Comité de Ganaderos de Ariguaní.
El queso, que el año pasado para esta época se vendía en 11 mil pesos el kilo, ahora se encuentra en siete mil, 36 por ciento más barato, debido a que la presencia del producto de origen venezolano ha tumbado los precios en el mercado local, pues se ofrece en 6.500 pesos puesto en Santa Marta, por lo que ni siquiera se cobra el flete.
El representante del sector advierte que aunque el alimento es más barato, representa un riesgo para los consumidores debido a que no cumple con los protocolos sanitarios en su elaboración, manejo y transporte y porque viene con conservantes que atentan contra la salud.
“Nuestras ventas han caído enormemente. Los depósitos tienen el producto acumulado porque no hay salida debido a que el venezolano es más barato. Ese queso incluso está llegando al interior del país”, alerta Farelo.
En el caso de la carne, la libra se vendía en siete mil pesos, pero tuvo que bajarse hasta los 5.500, una diferencia de 1.500 pesos por libra, lo que implica una reducción de 21 por ciento, para poder competir frente a la oferta ilegal.
“El sacrificio de reses ha caído. Esto está perjudicando a los pequeños, medianos y grandes ganaderos del Magdalena y de toda la costa. El problema no es solo la carne, uno de los productos que más se vende es el queso costeño, pero ahí también hemos visto un impacto”.
El presidente del Comité de Ganaderos de Ariguaní hace un llamado a las autoridades para que implementen controles en las zonas fronterizas. “Este no solo es un riesgo para la salud pública, sino un problema que está estrangulando la economía local”.
Redacción Marrio Ibarra Monroy
Queso venezolano desplaza al tradicional costeño
Según empresarios del sector no pueden competir con los precios ofrecidos por el derivado lácteo traído de contrabando, una práctica que lleva varios años en el Magdalena.
Por Daniela García Gómez
Redacción EL INFORMADOR
Preocupados están los ganaderos de la región, debido a la creciente presencia de alimentos de contrabando provenientes de Venezuela, los cuales tienden a desplazar a la producción local.
La carne venezolana no es la única que invade los establecimientos comerciales de Santa Marta. El queso es otro de los productos que llega desde el vecino país directamente hacia los negocios.
“El contrabando afecta enormemente nuestra economía, sobre todo por los bajos precios a los que se ofrecen la carne y el queso, es una competencia desleal e ilegal”, denuncia Carlos Farelo Pinzón, presidente del Comité de Ganaderos de Ariguaní.
El queso, que el año pasado para esta época se vendía en 11 mil pesos el kilo, ahora se encuentra en siete mil, 36 por ciento más barato, debido a que la presencia del producto de origen venezolano ha tumbado los precios en el mercado local, pues se ofrece en 6.500 pesos puesto en Santa Marta, por lo que ni siquiera se cobra el flete.
El representante del sector advierte que aunque el alimento es más barato, representa un riesgo para los consumidores debido a que no cumple con los protocolos sanitarios en su elaboración, manejo y transporte y porque viene con conservantes que atentan contra la salud.
“Nuestras ventas han caído enormemente. Los depósitos tienen el producto acumulado porque no hay salida debido a que el venezolano es más barato. Ese queso incluso está llegando al interior del país”, alerta Farelo.
En el caso de la carne, la libra se vendía en siete mil pesos, pero tuvo que bajarse hasta los 5.500, una diferencia de 1.500 pesos por libra, lo que implica una reducción de 21 por ciento, para poder competir frente a la oferta ilegal.
“El sacrificio de reses ha caído. Esto está perjudicando a los pequeños, medianos y grandes ganaderos del Magdalena y de toda la costa. El problema no es solo la carne, uno de los productos que más se vende es el queso costeño, pero ahí también hemos visto un impacto”.
El presidente del Comité de Ganaderos de Ariguaní hace un llamado a las autoridades para que implementen controles en las zonas fronterizas. “Este no solo es un riesgo para la salud pública, sino un problema que está estrangulando la economía local”.
