Transitar por las calles de la ciudad y no toparse con una alcantarilla abierta es toda una novedad. Y es que si algo abunda en la capital del Magdalena son los registros sin tapas, algunos en la misma condición desde hace cuatro meses. Basura, ramas de árboles, llantas y hasta barriles adornan los huecos y advierten a transeúntes y conductores sobre su existencia.