El viejo árbol de Caucho de La Quinta no asombrará más a turistas

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Era el árbol más popular de la Quinta de San Pedro Alejandrino. Se espera que sea plantado en el mismo sitio un árbol de la misma especie.

El viejo árbol de laurel de la india que estuvo por más de 90 años sembrado en la entrada de la Quinta de San Pedro Alejandrino dejó de darle la “bienvenida” a los millones de visitantes que de seguro visitarán en el futuro a ese recinto donde murió El Libertador Simón Bolívar en 1830.

A las 6:00 de la mañana de ayer, inesperadamente, se vino al suelo, ante el asombro de todo el mundo, sobre todo del personal que labora a diario en La Quinta.

Algunos dicen que su caída obedeció a ‘La Loca’, la famosa brisa de Santa Marta que en los últimos 15 días ha derribado un total de 85 árboles y el techo de las galerías del Mercado Público.

Otros pocos se atrevieron a especular que no fue por la brisa, porque ‘La Loca’ desde el primero de enero bajó la guardia o dejó de soplar fuerte y arrebatadamente.

De cualquier manera que haya sido, ya el viejo laurel no va a estar más ahí, en la entrada de La Quinta, porque como todo en este mundo, llegó a su fin.

Y es que, el casi centenario arbusto, también conocido científicamente como “ficus benjamina” y popularmente como árbol de caucho o pivijay, era el primero de los grandiosos árboles de La Quinta de San Pedro Alejandrino que causaba admiración por su forma y antigüedad.

Era un frondoso árbol de ramas colgantes con unos bejucos o raíces que le daban un toque característico y que ningún visitante que empezara a caminar por el sendero conducente hacia el museo o el Altar de La Patria no podía dejar de ver.

Al parecer, pese a su longevidad, según los trabajadores del museo, se encontraba en excelentes condiciones, pero el gigantesco árbol no soportó, al parecer, la fuerte brisa ‘loca' de Santa Marta y cayó sobre su propio peso en el sendero y en una estructura de ladrillo y concreto, donde dicen guardaban los caballos de Simón Bolívar.

El ingeniero Jesús Nieves, coordinador del Jardín Botánico, dijo que por fortuna ese afamado árbol no hacía parte de la colección de árboles centenarios que hay en la Quinta.

"El árbol cayó por los fuertes vientos, porque sanitariamente no tenía ningún cambio. Tenía unas condiciones inmejorables, pero debido al sitio donde estaba plantado, el desequilibrio por la situación de sus ramas, y el mismo peso del árbol, originó que la fuerte brisa lo hiciera caer", reiteró Jesús Nieves.

Hace 17 años, en julio, cayó otro árbol legendario

En efecto, sucedió en julio de 1999, cuando el árbol Samán, de más de 400 años, ubicado frente a la casa de la Quinta San Pedro Alejandrino, testigo callado de las tardes de zafra; de la llegada y muerte del Libertador Simón Bolívar, por su vejez, también cayó.

En el entonces se dijo que a ese cíclope árbol, con el pasar del tiempo, sus raíces se fueron enfermando y un fuerte viento le arrancó a la Quinta San Pedro Alejandrino una de sus mayores riquezas naturales.

Su sombrío fue motivo de inspiración de grandes historiadores en tiempo de la conquista y la independencia de Colombia. En el lugar donde más de 400 años lucía erguido el Samán, fue plantado un árbol de la misma especie de dos años y en sus alrededores se plantaron arbustos de trinitaria y flores ornamentales en señal de gratitud con el viejo Samán. Se espera que ocurra lo mismo hoy día con el viejo laurel de la India.

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