“Yo era el alcalde antimermelada”: Alfonso Vives Campo

Alfonso Vives Campo, primer alcalde electo de Santa Marta.

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El abogado cuenta los detalles de su experiencia como primer burgomaestre de la ciudad, de cómo se hacía política hace tres décadas y los pormenores de por qué nunca más optó por un cargo de elección popular.

Por: Daniela A. García G.
Redacción EL INFORMADOR
Fotos: Edgar Fuentes

El 13 de marzo de 1988, hace 31 años, un total de 51 mil 935 ciudadanos se estrenaron en las urnas en unas elecciones municipales, en las que debían elegir al primer alcalde de Santa Marta por voto popular.

Entre tres candidatos, Alfonso Vives Campo resultó electo con un total de 24 mil 780 votos, por lo que se convirtió en el primer mandatario popular de la capital del Magdalena y ejerció el cargo por dos años.

Tres décadas más tarde, el abogado, quien tras cumplir con su gestión como burgomaestre se retiró de la política, recibe a EL INFORMADOR en su oficina, una estancia atestada de libros ubicada en un edificio en el centro de Santa Marta.

EL INFORMADOR (EI): ¿Cómo se hacía campaña hace 31 años y en el marco de la primera elección popular de alcaldes?

Alfonso Vives Campo (AVC): “Hice campaña por más de un año y lo que regalaba eran algunas camisetas y souvenirs a mis amigos para que me ayudaran. Uno se financiaba de su propio peculio. En ese momento los alcaldes no tenían la posibilidad de financiar una campaña; pero hoy en día, y por eso hay tantas investigaciones, los alcaldes cuando repiten en cuerpo ajeno financian su campaña a través del erario público. Así ha venido pasando. Antes también había sus ribetes concupiscentes, pero no eran de esta envergadura y dimensión”.

“Cuando se resulta electo alcalde o gobernador, se tiene la obligación de convocar a todos los sectores para que remen en el mismo sentido”, Alfonso Vives Campo, primer alcalde electo de Santa Marta.

EI: ¿Cómo era la relación entre candidatos?

AVC: “Había respeto entre candidatos, no había necesidad de zaherirse o ultrajarse. Pienso que no se puede dividir a la sociedad para reinar, para odiar, para crear resentimientos. Además, cuando se resulta electo alcalde o gobernador, se tiene la obligación de convocar a todos los sectores para que remen en el mismo sentido, en pro de los intereses altísimos de la comunidad, no como se está viendo últimamente, que se pretende reinar dividiendo y zahiriendo a los presuntos rivales”.

Vives Campo es un aficionado a todo tipo de lecturas.


EI: ¿Cuáles fueron sus promesas para convencer a ese primer electorado?

AVC: “Hice varias propuestas para ejecutar en 24 meses que era lo que duraba el periodo. Primero prometí una reestructuración administrativa, y la hice gracias a un convenio con la Escuela Superior de Administración Pública, la Esap. La solución al problema del agua, y así se hizo. Atender el problema de las telecomunicaciones, porque en Santa Marta no había líneas telefónicas, y lo hice con la colaboración de José Francisco Zúñiga quien entonces era el gerente de Tele Santa Marta. También hubo cosas que no prometí y que se hicieron, como, por ejemplo, la implementación del Plan Centro, con la colaboración del Banco Central Hipotecario y la Misión Francesa. El Plan Centro, y tengo que decirlo si ninguna reserva ni pretensión, nació durante la primera alcaldía popular de Santa Marta”.

EI: ¿Cómo era la Alcaldía que usted asumió?

AVC: “La Alcaldía que yo encontré el 1 de julio de 1988 manejaba un presupuesto de aproximadamente 1.500 millones de pesos, casi todo para gastos de funcionamiento. Haciendo una comparación con lo que es hoy, ahora el presupuesto de Santa Marta asciende a 800 mil millones de pesos. En ese momento los recaudos de los impuestos se hacían de forma manual, lo cual se prestaba para que hubiera oportunidad para que gente inescrupulosa hiciera sus cosas non sancta –no buenas-, por eso nosotros decidimos, y así lo ofrecimos durante la campaña, hacer una restructuración de la alcaldía”.

EI: ¿En qué consistió esa reestructuración?

AVC: “En modernizar la alcaldía como institución, porque íbamos a recibir, a raíz de la reforma que se hizo por parte del Gobierno Nacional, unas atribuciones que no teníamos, como el manejo de la salud, de la educación, etcétera. Para eso celebramos un convenio interadministrativo con la Esap, que permaneció trabajando con nosotros como seis meses. A la Esap no teníamos cómo pagarle, le ofrecimos un carro que había dejado un anterior alcalde, que no se usaba porque no se le conseguían los repuestos y así le pagamos. Como alcalde usaba mi carro particular, un Renault 12”.

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“Como consecuencia de esa reforma, en el primer año pudimos reducir la burocracia y llevar el presupuesto más o menos a 60% para gastos de funcionamiento y 40% para inversiones. Eso nos permitió en los primeros meses, con muchas dificultades, buscar recursos a través de la banca, para lo cual recurrimos al Banco Central Hipotecario”.

EI: ¿Para qué eran los recursos de esos créditos?

AVC: “Para continuar las obras cívico-militares que había iniciado Edgardo Vives Campo en Gaira, que incluían pavimentación, redes de acueducto y alcantarillado. Nosotros pensamos que era lo correcto hacer eso mismo en toda la zona norte de Santa Marta, desde el barrio colindante con el puerto hasta el barrio Nacho Vives. Legalizamos todos esos barrios, les pusimos redes de acueducto, de alcantarillado y los pavimentamos hasta los cerros. Eso atrajo a muchos políticos del orden nacional de la época, entre ellos Luis Carlos Galán Sarmiento, de quien me hice muy amigo, ellos venían a ver el modelo de obras cívico-militares que no existían en ninguna parte del país”.

El día de la inauguración de las obras cívico-militares, parte de la comunidad llegó pidiendo que sus barrios también se incluyeran, y así lo hicimos, pero a través de la Secretaría de Obras Públicas del municipio, porque en ese momento no se contrataba, se ejecutaban directamente las obras a través de la secretaría. Muchas veces la comunidad ponía la mano de obra y nosotros el material y hacíamos el resto”.

Alfonso Vives Campo recibió a EL INFORMADOR en su oficina.


EI: Usted dice que cumplió su promesa de solucionar el problema del agua ¿cómo?

AVC: “Me reuní con expertos entendidos en la materia buscando alternativas. Guy Opdenbosch, la persona que más sabía de la materia, nos recomendó, previos análisis, una obra que podíamos hacer en nuestro mandato de 24 meses: el trasvase del rio Piedras, y lo hicimos. Nos explicó que con eso podíamos traer en invierno todos los litros de agua que quisiéramos y mínimo 400 o 500 litros en época de sequía. Pero, además, para poder recibir el agua, había que optimizar la planta de tratamiento de Mamatoco, que solo tenía capacidad para recibir 300 litros por segundo, y logramos optimizarla y llevarla a 800 litros por segundo, que es la capacidad que tiene hoy día. También nos indicó que había que mejorar la presión en las casas de dos o tres pisos, por lo que era necesario construir el tanque del cerro Tres Cruces, y se construyó. El trasvase del río lo dejamos licitado, contratado, con tuberías compradas y en ejecución; mientras que la planta de tratamiento y el tanque de Tres Cruces quedaron listos”.

“El trasvase del rio Piedras en ese momento trajo consigo un desarrollo de la construcción en Santa Marta. Cuando llegué a la alcaldía no existía ninguno de los 20 edificios que se hicieron en Los Cocos, ni los 15 o 16 de Bavaria, ni los de El Jardín; los únicos edificios construidos a la sazón eran el Posihueica y el del Banco Bananero. En mi gobierno empezó la construcción del Centro Ejecutivo, del edificio Paulina y el Flamingo Plaza. Así comenzó el desarrollo inmobiliario porque ya había agua. Hoy la construcción está otra vez al borde de la parálisis por la insuficiencia del preciado líquido”.

EI: ¿Sólo estaba la alternativa del río Piedras? 

AVC: “Yo consulté: ‘¿Qué puedo hacer en 24 meses?’ Y los expertos dijeron: ‘La solución a 20 años es el trasvase del río Piedras’. Entonces me di la tarea de conseguir los recursos para el trasvase. El problema es que quienes me sucedieron se cruzaron de brazos. Había, por ejemplo, que hacer un estudio de sedimentología de los ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta, para hacer un embalse y confluir ahí tres o cuatro de esos ríos importantes, eso le habría dado una solución a largo plazo a Santa Marta”.

EI: ¿Cree que dos años de gobierno local eran suficientes? 

AVC: “Para mí lo fueron. Es más, le puedo decir que cumplí más de lo que prometí. No sólo hice todo lo que ya le hablé, atendimos todos los parques. El parque de la Placita Vieja también lo restauramos, como casi todos los alcaldes lo han hecho; al igual que el parque TriSesquicentenario, en donde colocamos  una estatua en honor uno de nuestros aborígenes; el parque de Las Banderas, que ya prácticamente está abandonado, que es el que está rumbo al 11 de Noviembre, donde todavía está como testigo mudo la estatua del Almirante Padilla; y el otro que desapareció era una réplica de Ciudad Perdida, donde está el puente volado de la doble calzada”.

EI: ¿Por qué dice que hizo más de lo que prometió?

AVC: “Porque la primera vez que en Santa Marta se habló de Plan Centro fue en la primera alcaldía popular. Se montó un proyecto, lo empezamos nosotros con el amoblamiento urbano, con la reubicación de los vendedores estacionarios, etcétera. Ese proyecto se lo entregué a Edgardo Vives, quien años después fue alcalde y lo continuó. Fuimos quienes trajimos a una Misión Francesa para hacer el inventario de lo que había en el Centro Histórico. Esa misión estuvo seis meses en la parte alta del edificio del Banco del Comercio, un local de la familia Vives, ahí estuvo a título gratuito, seis meses sin pagar nada, porque el municipio no tenía las condiciones para cubrir eso”.

EI: ¿Por qué se retiró de la política?

AVC: “Porque no es fácil. Yo realmente nunca he sido político, yo tenía la vena de mi padre, a quien le gustaba hacer obras. Yo veía que una administración era buena o mala dependiendo de las obras, de la ejecutoria que presentara y de los legados que dejara. Tuve muchos enemigos, que no eran de la comunidad o la ciudadanía, eran algunos concejales, o testaferros de estos y de algunos políticos, que estaban acostumbrados a la contratocracia contra la que yo luché. Según los términos de hoy, yo era el alcalde antimermelada”.

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EI: ¿A qué se dedicó cuando terminó su gobierno?

AVC: “A atender mis negocios. Cuando asumí la alcaldía, dejé mi oficina de abogados y mis negocios. Cuando regresé me fueron entregando algunos bienes que heredé de mis padres y empecé a administrarlos. Todo lo que tengo es por los bienes que recibí en herencia y por el trabajo que he hecho durante toda mi vida en la empresa privada”.

EI: ¿Al salir de la alcaldía fue investigado?

AVC“Tuve como 500 denuncias, casi todas de los concejales, ninguna de la comunidad. Ninguna de esas 500 prosperó. Verse metido en tantas investigaciones temerarias, todas de concejales que querían mermelada, es muy difícil, pero de todas salí airoso. Todos los abogados que tuve fueron de oficio o amigos que me colaboraron porque sabían que lo que había hecho era servir a la comunidad”.

Vives Campo aún conserva la tesis con la que obtuvo su título de abogado en la Universidad del Rosario: ‘El peculado en la legislación colombiana’.


EI: ¿Qué dice de Metroagua que fue iniciativa suya?

AVC: “La Esap recomendó acabar con Empomarta, una empresa de orden nacional que era un elefante blanco, altamente burocratizada y que debía una cantidad de plata. Empezamos a liquidarla y simultáneamente, para atender el servicio de acueducto, alcantarillado y los pozos, creamos Metroagua, una sociedad de economía mixta. Los dueños de Metroagua eran en 51% el municipio y en 49% la comunidad. Todos los samarios que quisieron compraron acciones en Metroagua”.

EI: ¿Por qué una empresa mixta?

AVC: “Se pensó en una sociedad de economía mixta para evitar la burocracia que había en Empomarta, para manejarla como una empresa comercial, pero del municipio. La idea era contratar personal especializado, por ejemplo, para el mantenimiento de la planta de Mamatoco, de los pozos, de las redes de alcantarillado. La unidad administrativa no tenía más de 10 personas, todo lo demás era contratado con particulares. Lo que era la infraestructura de Empomarta pasó a las manos del municipio, las redes, los pozos, etcétera, lo que significó que mejoró la capacidad de endeudamiento del municipio, porque adquirió unos bienes con los que antes no contaba, eso nos dio la posibilidad de acceder a créditos para poder emprender otras obras que tenían que ver con el agua”.

EI: ¿Entonces qué fue lo que no funcionó con Metroagua?

AVC: “A Metroagua la dejé funcionando en una casa por Bellavista, con un superávit y haciendo inversiones, pero vinieron otros alcaldes y empezaron a cambiar la filosofía de Metrogua, metieron de accionistas a unos señores españoles y todo se desvirtuó”.

EI: ¿Qué le sugeriría usted al próximo alcalde de Santa Marta para mitigar el problema del agua?

AVC: “Primero quiero contar que, antes de ser alcalde, siendo apenas candidato, con mis propios recursos me fui a Aruba porque sabía que allá había una planta desalinizadora de agua; estaba mirando las alternativas para solucionar el problema de Santa Marta si salía elegido alcalde. Después de una semana en Aruba enterándome de todo el sistema y los procesos, deseché la idea de la planta desalinizadora porque era muy costosa y no era viable para una población como la de Santa Marta.  En ese momento no se podía hacer sino una planta desalinizadora solo para Taganga. Evidentemente todo ha evolucionado y habrá que ver cómo son los procesos y los costos ahora”.

“Creo que hay que implementar una política, desde el orden nacional, de forestación de la Sierra, para que vuelva a ser como era inicialmente. Yo le tenía mucha fe a Guy Opdenbosch y él decía que un embalse era la solución definitiva, pero para eso se requiere un estudio de años, para ver el suelo en el que vayan a confluir los ríos, para que no absorba y se trague toda el agua. Él decía que de esa forma se le suministraba agua a Santa Marta por 70 u 80 años”.

EI: ¿Usted se siente aludido cuando hablan de los de antes?

AVC: “Siempre que hablan de los problemas de la ciudad mencionan en primer lugar a los Vives, cuando hace más de 25 años no hay un Vives en la gobernación ni la alcaldía. Cuando hablo de Vives, hablo de los relacionados con El INFORMADOR, porque Vives hay muchos”.

EI: ¿Cuál es entonces el papel de su familia?

AVC: “Esta familia ha aportado muchísimo. Debatiendo con mi consciencia sobre lo que es verdad y lo que es mentira, con objetividad, pienso que quien más hizo hasta ahora por Santa Marta y el Magdalena ha sido ‘Pepe’ Vives De Andréis –su padre-. Edgardo Vives hizo, pero nadie ha hecho más que ‘Pepe’ Vives De Andréis. Nosotros desde hace 25 años no participamos en la política, pero sienten que estamos latentes. A vuelo de pájaro, he hecho un recuento de las diferentes ramas de los Vives, sobre cuántos empleos generan y resulta que, solo en el sector agrícola, generan dos mil empleos directos; pero además hay quienes han apostado a la construcción en todos los estratos, al sector turístico, automovilístico, entre otros”.

EI: ¿Qué piensa cuando escucha el nombre de ‘Pepe’ Vives?

AVC: “Si a mí me preguntan cuál es la persona que más admiro, despojándome de los afectos, digo que ‘Pepe’ Vives. El fundó Coca Cola, Plásticos del Magdalena, la Federación de Bananeros, hizo el Teatro Santa Marta, el Hotel Tayrona, el Asilo de Ancianos, la Correccional de Menores, avenidas y vías en todo el Magdalena Grande, entre otras empresas y obras. El hombre más importante en el Magdalena se ha llamado José Benito Vives De Andréis y todavía no ha nacido otro igual”.

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Obras durante la alcaldía de Alfonso Vives Campo

Trasvase del río Piedra.

Optimización de la planta de tratamiento de Mamatoco.

Construcción de la estación de bombeo y rebombeo de agua en el cerro Tres Cruces.

Instalación de 29.044 metros lineales de acueducto en los barrios del norte.

Instalación de 42.436 metros lineales de alcantarillado en los barrios del norte.

Pavimentación de 235.963 metros cuadrados en los barrios del norte.

Construcción de la avenida ‘Pepe’ Vives (carrera 16).

Construcción de la continuación de la avenida Tamacá, desde la calle 22 hasta la 29, incluyendo el puente sobre el río Gaira.

Construcción junto con la gobernación de la prolongación de la carrera 19, entre la avenida del Río hasta la calle 30.

Inicio de la recuperación del Centro Histórico.

Construcción del Parque Réplica de Ciudad Perdida.

Construcción del Parque de las Américas en Mamatoco.

Consecución y adjudicación de 15 mil líneas telefónicas a través de Tele Santa Marta.

Construcción de la urbanización Jorge Leguía Rodelo.

Inicio de la construcción de la Central de Transportes de Santa Marta con la participación Gobierno y la gobernación.

Construcción de los puestos de salud de La Lucha, Corea, Martinete, Las Malvinas, entre otros.

Construcción de las escuelas de Pastrana, 17 de Diciembre y Los Achiotes.

Construcción del Puesto de Policía de Minca.

Rehabilitación del alcantarillado de Minca, Quebrada El Sol y La Tagua con la Federación de Cafeteros.

Instalación de redes de alcantarillado en Calabazo, La Estrella, Revuelta, Los Cocos, Buritaca, Don Diego y Perico Aguao.

Mejoramiento de las vías La Tagua, Aguas Lindas, Troncal – Vereda El Sol, Trigrera – Minca, La Lisa- Boquerón, Guachaca – El Encanto y Mamey– La Aguacatera.

Construcción de los CAI de Taganga, San Miguel, San Jorge, Los Almendros, Los Ángeles, María Eugenia y Gaira.