Con el cierre de la Cardiovascular se prenden las alarmas por “paseo de la muerte”

Esta entidad se convirtió en una de la de mejor capacidad instalada para atender tantos a samarios como a magdalenenses.

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La manera como Caprecom llevó el proceso de liquidación de la empresa, la negación a la venta del predio, sumado a las deudas de las EPS y el Distrito, fueron los detonantes para que la junta directiva de la Fundación Cardiovascular de Santa Marta, acordara hace un año el cierre de actividades en la ciudad. La fecha de finalización de trabajos quedó establecida para el próximo 28 de febrero.

Manuel Navarro, secretario de Salud Departamental:
Manuel Navarro, secretario de Salud Departamental:
“Para nosotros en el Departamento sería bastante complicado si se diera el cierre de esta clínica. Está demostrado que en el Magdalena y el Distrito existe un déficit de cama, prestadores, de profesionales, elementos y las formas y condiciones para la prestación de los servicios de salud”.

Blanca Fernández, secretaria de Salud Distrital:
                    Blanca Fernández, secretaria de Salud Distrital:

“Todavía no podemos hablar de cierre inminente, a pesar que es una decisión a nivel de presidencia de la Fundación, oficialmente no hemos recibido de ellos una justificación de cierre. A partir del 2016 nosotros comenzamos un proceso con ellos para ponernos al día con la cartera y ayudarlos en conciliaciones”.


Francisco Reyes, médico cirujano plástico:
                                                                   Francisco Reyes, médico cirujano plástico:
“Para nosotros ha sido una sorpresa, todavía la institución no nos ha dado una decisión definitiva de este caso... La capacidad instalada en Santa Marta para la prestación de servicios es insuficiente, el pueblo va a sufrir los desatinos de las grandes maquinarias y grandes empresas de este país”.

Nidia Castañeda, presidenta del sindicato de la salud del Magdalena:
Nidia Castañeda, presidenta del sindicato de la salud del Magdalena:


“Esto va a generar un caos para el Distrito, porque se pierde un centro asistencial donde se atiende una gran población, tanto del régimen contributivo, como el subsidiado…Esto va a generar otra vez el paseo de la muerte porque las camas se van a reducir, se van a cerrar unas 300 camas”.





El director ejecutivo de la Fundación Cardiovascular de Colombia, Víctor Castillo Mantilla, señaló que la decisión del cierre de esta entidad prestadora de servicios de salud en el Distrito fue tomada en diciembre del 2016. Añadió que la clínica comenzó a trabajar en la ciudad con un contrato inicial de cinco años y luego se extendió a cinco periodos más.

“En la ciudad había una crisis tremenda, paros cívicos, paseos de la muerte y nosotros nos mantuvimos para apoyar, sin embargo, ya se cumplió el compromiso y por lo tanto la Fundación tomó la decisión de retirar la clínica que era más un tema de ayudar a la ciudad. Esta una decisión que no tiene reversa, es una orden de la junta directiva. También se estuvo trabajando durante un año para que otro grupo la asumiera, pero el señor liquidador no facilitó que eso se diera”, argumentó.
En la actualidad la Clínica Cardiovascular al mes atiende un promedio de 2400 consultas especializadas, 400 cirugías y en urgencias 4 mil casos. Además de la atención a los venezolanas, destacando la consulta materna que son alrededor de 50 a la semana.

Castillo Mantilla expresó uno de los puntos altos para dejar de prestar sus servicios en la ciudad es la deuda que el Distrito (5 mil millones) y las E.P.S tienen con la empresa, subrayando que la deuda asciende a los 45 mil millones de pesos, incluso expuso que hay 10 mil millones sin revisar por parte de las EPS.
“Esta situación se hace insostenible, la junta directiva hizo el compromiso, pero no hubo muchas dificultades con las EPS. en temas con contratación, revisión de cuentas, auditorias, pagos, realmente esto no justifica que nosotros sigamos adelante allá (Santa Marta)”, admitió el director ejecutivo de la Fundación Cardiovascular de Colombia, quien añadió que “adicionalmente el liquidador de Caprecom, el señor Negret se ha portado muy mal con la fundación. No hay ninguna justificación para permanecer, tenemos muchos trabajo aquí en Santander”.

La Clínica Cardiovascular factura al año alrededor de 37 mil millones de pesos, cifra menor al montón que le adeudan.

“Con los trabajadores tenemos contrato hasta el ultimo día que este abierta la clínica y le vamos a pagar toda su liquidación”.

De concretarse el cierre de la Clínica serían alrededor de 500 las personas desempleadas, a quienes les adeudan cerca de tres meses de sueldo. Por otro lado, si se define la clausura de la entidad, se correría el riesgo de que regresara al Distrito y al Magdalena el “paseo de la muerte”, ya que en Santa Marta y el Departamento no existe la capacidad instalada para atender tanta población.
Paso fallido en compra de la clínica, que pudiera convertirse en centro comercial

El director ejecutivo de la Fundación Cardiovascular de Colombia, Víctor Castillo Mantilla, manifestó que hace cuatro años atrás acordaron comprar el lugar donde funciona la clínica, sin embargo, a pesar de tener un acuerdo, el liquidador puso muy alto el precio del bien. Este fue otro de los puntos que sumaron para retirarse de Santa Marta.

Según los rumores que se han escuchado por parte de varios directivos es que el lote fue vendido a un grupo que tiene como proyecto construir un centro comercial.
Sin embargo, de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) la zona donde se encuentra la clínica es de conservación, por lo tanto no puede ser demolida ninguna infraestructura.

Gobernadora intervendrá en el caso
Para el día de hoy se tiene previsto que la gobernadora Rosa Cotes se reúna en la capital del país con el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, con el objetivo de conseguirle una respuesta positiva al cierre de la clínica cardiovascular.

En diciembre del 2016 la Gobernadora intervino ante el cierre de la clínica y logró con el respaldo del Ministerio de Educación que no se logrará la suspensión de los servicios.

Por Víctor Peñaloza
Redactor de EL INFORMADOR