Se cree que el miedo al número 13 tiene su origen en el código de Hammurabi, un conjunto de reglas impuestas por el entonces Rey de Babilonia en el año 1760 antes de Cristo. Estaban numeradas de forma sucesiva, pero se saltan cuando llegan al 13.
Incluso, existe una fobia a este número, llamada paraskevidekatriafobia. Quienes la sufren no solo evitan hacer cosas importantes el 13 de cada mes, como casarse o viajar, sino que tampoco salen de su casa.
Lo mismo parece ocurrir en Santa Marta, pues esa creencia parece ligada a la suerte de la calle 13 de la ciudad, conocida también como San Francisco, la única arteria con muchos problemas de circulación de Santa Marta, pues en el tramo del centro, entre las carreras quinta o Avenida Campo Serrano y carrera cuarta, se encuentra interrumpido por una construcción peatonal liderada por la anterior Alcaldía Distrital y cuyas obras fueron paralizadas por una tutela del Tribunal Administrativo del Magdalena, referente a derechos de la libre locomoción y el espacio público.
Las obras de intervención de un área de 1.480 metros cuadrados. Así mismo, se ubicarán 70 módulos comerciales en cuatro pérgolas; 16 módulos gastronómicos ubicados en 4 árboles metálicos; el espacio cobijará 86 vendedores ambulantes, con una inversión aproximada a los 3.500 millones de pesos.
La calle, en ese tramo, está cerrada desde mediado de enero del 2015. Es decir, ya son veinte meses que ese trecho de la salada calle 13 de Santa Marta se encuentra interrumpida y por ende envuelta en un lío jurídico, situación que ha perjudicado tanto a muchos habitantes de la ciudad como a los dueños de los locales comerciales a su alrededor, pues ellos aducen que sus ventas han bajado una barbaridad, más del 50 por ciento, mientras que sus gastos como impuestos y servicios públicos no han dejado de incrementarse.
No obstante, los perjuicios por el cierre de esa calle en esa parte también se han extendido a la calle 12, ya que, por no circular los vehículos por allí, hay varios locales que perdieron la vida comercial y por ello hoy es una vía de la indigencia y la prostitución, convertida así, dicen los comerciantes alrededor, por el cierre de la calle 13.
Problema jurídico
Una tutela mantiene paralizada la construcción de unos kioskos que la Alcaldía había ordenado edificar en ese tramo de la calle convertida en peatonal.
Sin embargo, en el Artículo 6 de la Ley 9 de 1989, que señala que el destino de los bienes de uso público incluidos el espacio público en las áreas urbanas y suburbanas no podrá ser variado si no por los concejos municipales, se basó el accionante de la tutela, el abogado Hubert Ramírez, para interponerla ante el Tribunal que se la concedió al final.
No obstante, la obra está paralizada y la vía también hasta tanto no se resuelva en definitiva el futuro de ese pasadizo de la calle 13, pues la tutela fue apelada y se está ahora a la espera del fallo definitivo por parte de un ente superior y cuya providencia se presume será confirmada por cuanto se trata de una violación a una ley constitucional, el haber ordenado el cierre de esa calle.
De acuerdo con la medida cautelar, tampoco el Distrito contó con una autorización del Ministerio de Cultura, la intervención que se estaba realizando en el lugar no era posible, ya que de acuerdo con la Resolución 1800 del 200 en los artículos del 2 al 10 de la Ley 388 de 1997, cualquier proceso de construcción en los lugares establecidos como patrimonios históricos debe ser autorizado por la institución.
