El panorama constante de ver las vías de Santa Marta saturadas de vehículos estacionados de extremo a extremo parece que no tiene control a falta de espacios autorizados.
Las vías principales de Santa Marta se han convertido en parqueaderos, debido a que no existen lugares públicos autorizados en donde los samarios puedan dejar sus vehículos.
Esta es una de las problemáticas comúnmente conocidas por la opinión pública y que se vive actualmente en esta ciudad, donde sus calles son tomadas arbitrariamente por propietarios de vehículos sin pena ni gloria.
Los que se encuentran obligados a tomar la decisión de parquear en lugares donde les conviene, algunas veces teniendo enfrente la señalización de “prohibido parquear”, reconocen lo complicado de tener un vehículo y a la hora de hacer una diligencia en la ciudad, les resulte complicado encontrar un sitio habilitado para el parqueo.
La escasez de espacios públicos para dejar los vehículos es evidente, a menos que sean espacios adecuados por centros comerciales o algunos de los restaurantes que hay en el Distrito.
Nuevamente EL INFORMADOR se dio a la tarea de investigar si los samarios contaban con lugares adecuados para poder parquear sus vehículos, pero el resultado no fue alentador.
La mayor parte de las calles principales se encuentran apiñadas de carros, cada vez son más estrechas sin espacios adecuados para el flujo vehicular y es que se supone que el Distrito, como uno de los sitios turísticos favoritos en el país, en el que por cada temporada aumenta el parque automotor, debería contar con espacios para esta acción, sin embargo, esto parece importar poco o nada a las autoridades competentes de la ciudad.
Una de las más congestionadas
La avenida del Fundador o Paseo Bastidas (carrera primera) con la Santa Rita (calle 22), la calle San Antonio (calle 20) con el callejón del Correo (carrera 3), son una de las vías más comunes que son utilizadas para parquear.
Los que se encuentran obligados a tomar la decisión de parquear en lugares donde les conviene, algunas veces teniendo enfrente la señalización de “prohibido parquear”, reconocen lo complicado de tener un vehículo y a la hora de hacer una diligencia en la ciudad, les resulte complicado encontrar un sitio habilitado para el parqueo.
“Para parquear, algunas veces no encuentro lugar, pero cuando encuentro lo dejo en un parqueadero privado. En ocasiones solo voy a demorar pocos minutos y no considero justo pagar una tarifa de parqueo por tan poco tiempo”, explicó un ciudadano.
Por otra parte, las zonas de parqueo improvisadas por los mismos conductores, ofrecen la oportunidad a que aparezcan los supuestos “cuidadores de carros” a quien por algunas monedas proporciona cartones para proteger los vehículos del sol.
El llamado es a tomar acciones y no dejar que Santa Marta siga siendo una “ciudad embotellada”, en donde cada día los espacios se reducen y las calles parecen ser menos amplias para la circulación de todo tipo de transporte terrestre.
Actualmente se viene trabajando por medio de controles en donde se aplica una recuperación, pero esto a veces parece no importar a los habitantes que parquean en zonas prohibidas.
Ya el tema de las zonas de parque ha sido debatido en el recinto de los concejales y en su momento, el concejal Jaime Linero, comentó que hace unos meses tiene la idea de implementar la zona de estacionamiento regulada ya que considera que la comunidad podría estar dispuesta a pagar el servicio de las zonas de estacionamiento ¿Dónde parqueamos si no hay alternativas en el centro de la ciudad?, cuestionó. “Yo pienso que debemos ir pensando sin oposición alguna, en estructurar y estudiar la posibilidad en el Distrito sobre zonas de estacionamientos reguladas, esta es una propuesta sana para resolver un problema que golpea a todos los propietarios de vehículos”, precisó.
A su vez el cabildante Karen Hernández, aprovechó la coyuntura del tema y aporto que se debe hacer un importante estudio de cómo implementar la medida de la zona de estacionamiento regulado.
Mientras eso sucede, habrá que ingeniárselas para esquivar los carros estacionados en cualquier vía de la ciudad y aguantarse la congestión vehicular.