Golpe de autoridad de Nairo gana etapa 10 y vuelve al liderato

En la Huesera, el tramo más duro de los Lagos, Contador lanzó un valiente demarraje. Únicamente Nairo pudo seguirle. En ese momento imaginábamos un duelo entre ambos.

Deportes - Int.
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El colombiano venció en la mítica cima y recupera el maillot rojo. Froome, que se descolgó inicialmente, remontó hasta entrar a 25”. Contador perdió 1:05.

La etapa del pasado lunes sí honró al ciclismo, a la Vuelta a España y a una cima mítica como los Lagos de Covadonga. Ganó el colombiano Nairo Quintana, igual que ganó su compatriota Lucho Herrera allá por 1987. Y se visitó el maillot de líder, igual que hizo entonces El Jardinerito de Fusagasugá. Lucho se coronó aquel año en el Madrid. Y Nairo va camino de hacerlo si no lo impide nadie. Y el único que lo puede impedir, por lo visto en esta décima etapa, es Chris Froome. Puro orgullo. El africano se quedó en las rampas iniciales del coloso asturiano, pero hizo una remontada épica hasta entrar tercero, a 25 segundos del jefe del Movistar. Alberto Contador estuvo valiente con un ataque en La Huesera, la zona más dura, pero acabó cediendo 1:05.

Las seis primeras veces que se subieron los Lagos de Covadonga, en pleno auge de la Vuelta en los años 80, ganaron Marino Lejarreta, Raymond Dietzen, Pedro Delgado, Robert Millar, Lucho Herrera y Álvaro Pino. En las seis últimas ocasiones en que se ha llegado, sin contar la de este lunes, todas ellas en el Siglo XXI, los triunfadores han sido Juanmi Mercado, Eladio Jiménez, Vladimir Efimkin, Carlos Barredo, Antonio Piedra y Przemyslaw Niemiec. Sin ánimo de faltar, la comparación habla por sí misma.

El prestigio y la mística de este clásico asturiano se merecía ya algo más. Y también la presente Vuelta, que había visto triunfar a cuatro fugas en las primeras cuatro llegadas en alto. Más allá de las estrategias de cada equipo y de cada ciclista, siempre respetables, y de los ahorros de esfuerzos, hay algo sagrado en este deporte: el público. Con desenlaces siempre previsibles, corre el peligro de que los aficionados se espanten, las audiencias bajen, los patrocinadores se cansen... No estoy inventando nada: ci-clis-mo. Siempre se puede culpar al recorrido, a la acumulación de metas en subida. Pero los ciclistas también tienen una responsabilidad. Y sus directores.

El Movistar entendió al fin el mensaje y tomó la cabeza del pelotón a 50 kilómetros del final. “La etapa es importante”, explicó su técnico, José Luis Arrieta, en el directo televisivo. Sin poner el rodillo, el equipo telefónico dejó al pelotón a pie de puerto a 2:30. Asumible. Para espolear un poco más al grupo de los gallos, Froome se quedó descolgado a las primeras de cambio. Kennaugh y David López se quedaron con su jefe. A diez kilómetros de la meta, parecía que el africano se iba a dejar la Vuelta en las rampas asturianas. Pero Froome es Froome. Ya lo hemos visto otras veces.




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