Leicester tocó el cielo con las manos

El triunfo de Leicester tomó por sorpresa al mismo club, ya que jamás acordaron un premio, si el club llegara a ser campeón.

Deportes - Int.
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Una plantilla extremadamente ajustada a un presupuesto limitado, el ingenio y la experiencia de un técnico al borde de la jubilación y la visión de un forofo asiático, multimillonario, han agitado en esta última temporada el mundo del fútbol y toda la teoría en la que se amparan los grandes clubes.

 La conquista de la Premier por el Leicester ha devuelto el romanticismo y la magia al deporte. Más aún en una especialidad tan profesionalizada y tan sometida como el fútbol. Una casualidad, un cese inesperado, el del técnico Nigel Pearson en el verano pasado, en plena pretemporada, rescataron del olvido al italiano Claudio Rainieri.

Con un equipo sin estrellas. Sin gastos llamativos. Sin fichajes de renombre. Con el único objetivo inicial de asentarse en la máxima categoría del fútbol inglés y alejarse de los agobios padecidos una temporada antes, cuando estuvo al borde del descenso. Sin esa presión inicial y un recorrido ilimitado echó a andar el Leicester.

 El triunfo de Leicester tomó por sorpresa al mismo club, ya que jamás acordaron un premio, si el club llegara hacer campeón como realmente sucedió. El club de Inglaterra tiene hoy al mundo del fútbol a sus pies.

 





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