En una tarde en la que las dos escuadras intentaron desplegar un buen fútbol en el gramado del estadio municipal de Ciénaga, Unión Magdalena consiguió una victoria 2-1 ante Valledupar, ganar este partido lo necesitaba el equipo para obtener la anhelada confianza de la afición magdalenense.
El partido empezó un tanto dinámico por parte del equipo visitante, que salió desde el primer minuto a atacar, para sorpresa del conjunto samario que se notaba algo rígido. Valledupar siguió dominando los hilos del partido, con un juego fluido y simple para crear peligro en el arco bananero, al cual llegó en repetidas ocasiones; los dirigidos por Retat respondieron cada vez que le crearon situaciones, pero la más peligrosa fue en una jugada preparada a balón parado que cabecea Fula y pasa cerca del palo izquierdo del arquero vallenato.
Cuando corrían más o menos quince minutos de la primera parte, el conjunto vallenato crea la opción más importante en lo que va del encuentro; Unión Magdalena desde ese momento despertó y se plantó en el partido para empezar a poner las condiciones del partido.
El combinado samario intentaba generar juego con buena dinámica para poder desactivar las dos líneas de cuatro que plantó el equipo visitante con muy buena disciplina en los primeros 45 minutos.
El gol estuvo rondando las dos áreas de los equipos pero opción tras opción no se pudo abrir el marcador, ni con un buen desborde por la banda derecha del jugador Bray Blanco que cruzó una pelota entre líneas que puso mano a mano a Luis Hurtado que el delantero desenfundó hacia el arco pero el cancerbero visitante se luce con una atajada que mantiene el cero en su arco.
Unión Magdalena tuvo un primer tiempo bueno, en el cual se destacaron los jugadores Bray Blanco con sus constantes desbordes por derecha, pases entre líneas, buenos relevos y Yolí que se vistió de armador para cansarse de poner pases y manejar los ritmos del partido, el Ciclón propició muchas opciones de gol pero como en otros encuentros se mantuvo en su abstinencia de gol despilfarrando todos los goles posible que tuvo.
Los primeros 45 minutos terminaron con dos equipos que hicieron todo lo posible por abrir el marcador pero se fueron con un amargo 0-0 que complicaba las aspiraciones de ambas escuadras.
La segunda parte no fue muy diferente a la pasada, los equipos salieron desesperados por conseguir la primera anotación que abriera el partido, pero no hubo necesidad porque boxísticamente hablando, los conjuntos se tiraron el cuerpo encima y empezaron otro partido de toma y dame en donde el Unión en algunos pasajes del partido se le notó el buen pie y las intenciones de jugar bien en las que se veía una idea clara de juego.
El primer gol del encuentro se dio cuando a los diez minutos del encuentro le cometen penal claro a un jugador vallenato, en una jugada al límite a consecuencia de la intensidad del partido; patea Alvear y manda el balón al fondo de la red del arco samario. Desde ese instante el equipo local se descompone por completo y empiezan a notarse baches en el juego bananero, pero por suerte Valledupar no pudo aumentar el marcador pese a las opciones que desperdicio.
Magdalena consigue el empate al minuto 29 del segundo tiempo, en una jugada desafortunada por la defensa vallenato que envía el balón dentro de los tres palos; luego el equipo de Santa Marta se fue soltando y en un zapatazo a unos 30 metros pudo aumentar el marcador pero el arquero vallenato evitó lo que pudo ser el segundo gol bananero.
Al final del partido cuando los aficionados del Unión pensaban en un nuevo mal resultado para el equipo de sus amores, en una gran jugada del volante Mario Ramírez que logra filtrar un balón entre la línea de centrales, le queda a Zapata de frente con el arquero, desenfunda y pone a celebrar a toda la afición magdalenense que se encontraba en el estadio, para dejar el marcador a favor dos goles por uno y darle una victoria que llena de mucho confort al equipo, en unos días previos al trascendental encuentro ante Deportes Quindío en el municipal de Ciénaga, el domingo a las 3:00 de la tarde.
Por: Julio César González