En la primera etapa del compromiso entre Junior y el Unión Magdalena, el equipo Samario se defendió con la tenencia del balón, es decir, manejó los ritmos del juego al administrar bien el esférico. En ese sentido, en buena medida el onceno Barranquillero, no imponía condiciones en la cancha, debido insisto, a la buena administración que hizo el cuadro “Bananero”, en esta primera parte.
Prueba de ello, fueron las llegadas claras de Daiver Vega y Jean Carlos Blanco, que infortunadamente no concretaron. El eficaz funcionamiento de este período inicial, se fundamentó entre otras cosas, en las salidas por los extremos en la línea de cuatro de la zona medular de Blanco por izquierda e Hinojosa por derecha, obviamente con las respetivas diagonales para generar fútbol por dentro, sumado a este buen accionar aparecieron los cinco defensores de donde se desprendía Subero por derecha, al momento que el equipo tenía la posesión y Ronaldo Lora Ballestas, cerraba la línea de cuatro en la retaguardia y cuando se proyectaba por la banda zurda Yulián Gómez, inmediatamente Edisson Restrepo le cubría la espalda, lo que permitía mantener bien posicionada la línea de cuatro en la retaguardia, más el apoyo de Aguilar y especialmente Valencia, quienes terminaban de estructurar de manera idónea el cuatro dos defensivo y Arriba Vega atacaba y presionaba con fuerza, pero le faltó precisión en los últimos 20 metros.
Con ese trabajo táctico y estratégico, Junior no encontraba salidas por las bandas que es su fuerte y mucho menos por dentro, que es su debilidad. Pedro Sarmiento, quien conoce bien las fortalezas de Roberto Hinojosa, porque al final de cuentas lo observa permanentemente en los entrenamientos, decidió colocarlo de inicialista, entonces el control y el desequilibrio que le había dado en las etapas complementarias de juegos anteriores, en esta ocasión le aportó su buen desempeño en la primera etapa. Finalizado este período, el balance del equipo Samario, al defenderse con buena administración del balón, fue a todas luces positivo al sacar por lo menos, el empate cero a cero. Hasta aquí, todo bien, diría “El Pibe”.
Ante ese estado de cosas adversas, el técnico Sarmiento tratando de sortear el temporal, saca a Vega y mete a Pereira al minuto 56, enseguida Blanco queda en punta y Pereira se ubica en la línea de cuatro por izquierda. Estas modificaciones no producen los efectos esperados debido a que el equipo “Ñero”, continúa en el dominio de las acciones y por ende el Unión no encuentra el balón. Comesaña, en el afán de potencializar más la franja izquierda, excluye al “Cariaco” e ingresa a Yohandri Orozco al minuto 61. En la segunda modificación de Sarmiento, excluye a Hinojosa e incluye a Jermin Peña, defensor central al minuto 67, a quien ubica contra todo pronóstico en la banda derecha de la zona medular. Unión, queda sin salida por este lado y aquí se evidencia la táctica de defenderse sin el balón, es decir, no jugar el Unión, pero tampoco dejar jugar al Junior. En ese lapso, el local atacando y el visitante defendiéndose. Sobre el final, al minuto 87, entra Cantillo obligado por la lesión de Yulián Gómez y se quedó Rugery Blanco, en zona de calentamiento en el epílogo del juego. La aridez táctica y el reverencial respeto al adversario, por poco da su fruto seco, hasta que se le apareció el oasis al Junior y Mera, en el minuto de Dios, diría el Padre Linero, le dio el triunfo al equipo de Barranquilla. Villota, Cantillo y Arias, dos de ellos debieron tener protagonismo, en el instante, en que el Unión perdió el control del juego. Bueno lo del primer tiempo, ineficaz lo del segundo, en un partido que deja en el alma una dolorosa herida y en el cuerpo la pérdida de un punto de vida. Tanto nadar en las aguas del respeto en el segundo tiempo, para ahogarse en la orilla de la cicatería.
