Vísteme despacio que tengo prisa:

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Escrito por:

Alberto Camilo Blanco Jiménez

Alberto Camilo Blanco Jiménez

Columna: Al blanco con blanco 

e-mail: albertocamiloblanco@gmail.com


Esa frase se le atribuye a Napoleón Bonaparte, al momento en que su ayudante de manera precipitada trataba de ayudarle a colocar su uniforme militar y no lograba hacerlo de forma rápida y ordenada, entonces el emperador francés le dijo de manera categórica: “Vísteme despacio que tengo prisa”.
El famoso precepto pretendía apurar al subalterno con el propósito que él, llegara a tiempo y bien vestido a la trascendental reunión. Parafraseando a Bonaparte, el entrenador Pedro Sarmiento, tiene que vestir despacio, al Unión Magdalena, porque se encuentra de urgencia en la obtención de buenos resultados. El equipo a pesar que se presentó bien vestido ante el deportivo Cali al que le ganó merecidamente, no mostró una buena chaqueta en condición de visitante ante Nacional y peor aún contra Pasto, donde se le rompió el saco en su segunda presentación consecutiva por fuera de casa.

El equipo debe vestirse despacio en los entrenamientos, con el fin de que el entrenador Pedro Sarmiento, siga en su proceso de ultimar detalles en la conformación de una nómina tipo, que tenga ropa para afrontar con el overol puesto los trece juegos que le restan al equipo Samario, en el “Sierra Nevada” de Santa Marta y los otros estadios del país. Luego de haber actuado en siete fechas, un poco más de la tercera parte del campeonato, el equipo con excepción del partido ante Cali, no se ha vestido con el uniforme del buen fútbol, especialmente en el componente defensivo. Por tal razón, es justo y necesario que Dairín González, a quien la ropa de central le quedó grande ante Nacional y Pasto, de un paso al costado debido al bajo desempeño que atraviesa en este momento y llamar urgentemente a Henry Pernia o en su defecto a Edisson Restrepo para que con el uniforme de vigilantes le den al equipo la seguridad que exige esa zona neurálgica; por su parte, Fernando Batiste, luce como si la camiseta le quedara estrecha a la hora de saltar en el hombre a hombre, como ocurrió en la marcación aérea ante Geison Perea, el que anotó el primer gol a favor de Pasto; por otra parte, el portero Horacio Ramírez, quien había lucido un buzo amplio y de buena textura, en los cinco primeros partidos, lamentablemente ante Nacional y Pasto, las mangas le quedaron cortas.

Seguirán en el ejercicio el entrenador Pedro Sarmiento, el asistente Juan Carlos Álvarez y Gustavo Chaverra en la preparación física, de vestir despacio a los jugadores en los entrenamientos, al oficiar como unos sastres o en términos eufemísticos confeccionistas, para que jueguen con la ropa apropiada que exige la primera categoría del rentado nacional. Se que les ha costado serias dificultades, reconocer el vestuario del Unión Magdalena porque no es fácil armar equipo, pero tendrán que hacer los cortes necesarios, con el objetivo de vestir a los jugadores más competentes en la parte deportiva y mental para que afronten con toda la actitud y sapiencia que demandan estas trece cruciales fechas. También se sabe que, en el escaparate, no hay abundancia de vestidos, de tal suerte que, con la precisión del costurero, tendrán que echar mano de las mejores telas, para que la ropa no le quede grande a algunos jugadores en este desafío existencial.

La urgencia de vestirlo despacio, que va de prisa, se debe a que, la tabla del promedio del descenso arroja los siguientes registros: puesto 20, Huila con 121, en el 19, Río Negro con 123. Si el campeonato hubiese concluido ambos perderían la categoría. El suceso preocupante es que el puesto 18, en el filo de navaja el Unión Magdalena, con 123. No desciende hoy por el ítem del gol diferencia, en el cual aventaja al onceno antioqueño. Obviamente que, a manera de consuelo al equipo samario, le falta un juego y se pondrá al día el 4 de Sept. ante Millonarios. En estos momentos aciagos no es pertinente el cambio de entrenador, porque el tiempo no le alcanzaría al que llegare para reconocer el ropero, salvo que sea Carlos Silva Socarrás, quien conoce al derecho y al revés el vestidor samario. Por lo pronto, falta mucha tela por cortar, pero no hay que dormirse con la tijera en la mano.