Urshela y Bernal: no son mejores por los genes

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Escrito por:

Alberto Camilo Blanco Jiménez

Alberto Camilo Blanco Jiménez

Columna: Al blanco con blanco 

e-mail: albertocamiloblanco@gmail.com


“No somos peores ni mejores por los genes, pero si podemos ser mejores o peores por la historia”. Así lo afirma el médico genetista Emilio Yunis Turbay, en la contraportada de su libro titulado “Por qué somos así”.
Considero que esa sentencia de este connotado científico Sincelejano, fallecido El año pasado, cae como anillo al dedo, para referirnos a las causas de estos extraordinarios logros deportivos obtenidos en sus respectivas disciplinas por Geovanny Urshela Salcedo y Egan Bernal. El primero Cartagenero, hijo del Caribe, que hace historia en el béisbol de las grandes ligas al batear un significativo número de jonrones con nadie menos que la novena de los Yankees de Nueva York y que le han permitido igualar y superar el registro del mayor jonronero en una sola temporada, que ostentaba Orlando Cabrera, con los Expos de Montreal desde el año 2003. El segundo Egan Bernal, de Zipaquirá, hijo de la región andina, quien acaba de ganar el más grande circuito ciclístico del mundo como lo es el Tour de Francia. Parodiando al genetista Yunis se puede decir que, en el campo deportivo, los que alcanzan unos altísimos rendimientos no son mejores por los genes, sino por la historia, especialmente por la historia familiar.

La familia a propósito, se constituye en la primera escuela de la vida y es allí donde iniciamos el proceso formativo que indudablemente dejará una huella indeleble en la escala de valores en la comprensión de nosotros mismos, los demás, la sociedad y el mundo. Nuestros padres o las personas que por una u otra razón orienten el comportamiento social en el hogar al comienzo de los caminos de la vida, serán los escultores que de una u otra manera construirán la base de nuestro monumento personal, el cual debemos terminar de moldear en el consecuente desarrollo existencial. Así que, en esta etapa, nos quedará una marca registrada que nos identificará en gran medida como personas responsables, honestas, respetuosas, humildes, tolerantes, disciplinados, afectuosas, con autoestima y pare de contar en el frondoso árbol axiológico de la vida. En el evento, en que no aprendamos y ejercitemos en la infancia estos valores vitales supremamente importantes en nuestra formación personal – competencias genéricas, dirían los pedagogos-, estaremos avocados a una serie de tropiezos y caídas en los proyectos y ejecuciones de la realización personal. Obviamente, que la escuela también tendrá su notoria influencia especialmente en los aspectos instructivos, sin perder de vista lo formativo, dentro de la educación integral. Entonces, no somos mejores o peores por los genes, sino por la historia familiar.

Muchos deportistas colombianos sobresalen con lujo de competencia en varias disciplinas, pero terminan convertido en flor de un día, porque la fama “los marea”, los desubica y pierden fácilmente el norte, al no tener una formación en valores sólida, entonces hay que darle un trato preferencial, atenderlos con guantes de seda, porque son las súper estrellas del deporte y se olvidan que son personas de carne y hueso con las mismas virtudes y defectos que los demás mortales. Caso distinto, a lo mostrado por Egan y Giovanny, quienes han mantenido su don de gente y sencillez, en medio de los extraordinarios logros deportivos. Cada vez que tienen la oportunidad de opinar en entrevistas o reportajes, se refieren a la formación que tuvieron en casa y reivindican a sus padres y su familia, como los faros que marcaron su derrotero personal y deportivo. No es por la supremacía racial del uno que nació en el caribe o del otro que vino a este mundo en la región andina, sino por la formación que recibieron en casa. Ambos hoy, ubicados en el pináculo de la fama, viven con los pies en la base de la pirámide, lo que les permite disfrutar sus éxitos con la mayor humidad del mundo. Estos notables deportistas son un verdadero ejemplo y espejo donde deben mirarse los que triunfan y sobresalen en alguna actividad muscular de élite, para que jamás se crean o pretendan que sus semejantes los miren como seres superdotados o extraterrenales. Somos, más por la historia familiar, sin distingo de estrato, venga de donde viniere. Allí está en gran parte, la clave del éxito.