La pronta eliminación de los samarios en el Torneo de Ascenso, dejó al Ciclón enfrentando una dura realidad: ser un equipo del montón en Colombia .
Por: Álvaro Quintana
Redacción EL INFORMADOR
Tal como lo diría uno de los más célebres comentaristas deportivo de Santa Marta, Joaquín Sierra Silva: "Unión siempre con el mismo cuento del 'gallo Capón'. Quemar su último cartucho a final de año, jugadores que prometen pero que a la hora de jugar quedan en deuda y proyectos deportivos que dejan al descubierto que el Ciclón está lejos de llegar a la A, todos estos aspectos parecen ser la carta de ruta del club durante los últimos 12 años.
Y es que todo apunta a que su futuro sigue estando en la B, por la sencilla razón que no existe un plan para conformar un plantel realmente competitivo.
Si bien el Ciclón tuvo un cambio en cuanto a la parte directiva y comenzó a ser manejado por Luis Eduardo Méndez, la actualidad del onceno sigue siendo la misma, con un equipo con muchas falencias en todas sus líneas, y a esto se le suman los actos de indisciplina que marcaron el semestre, donde tres jugadores fueron expulsados. Con ello se puede concluir que Unión sigue siendo el mismo equipo al que le tiene miedo al triunfo.
El proyecto de revivir las canteras, es una vieja y conocida frase que siempre juega un papel macondiano en el plantel, ya que siempre se menciona, pero al ejecutarse existe grandes vacíos, y esto deja al Ciclón con la huella clara al no tener jugadores con habilidades diferentes para preparar partidos específicos. La prueba de que el Ciclón no es un proyecto deportivo es la incorporación de 6 jugadores juveniles relegado de cierta manera el talento de las categorías inferiores.
Pero la incorporación de jugadores juveniles, se queda corto si miramos los 12 años del Unión en la B, donde ha sido burlado por la contratación de jugadores que pasan sin pena ni gloria, el caso más cercano fue en el época de Eduardo Retat 2015 cuando trajo a los brasileros Luciano Martins Soares y Leandro Lourenco Franco, estos llegaron a llenar sus arcas, porque de talento fue un engaño para afición.
Si alguien en la segunda división tiene un panorama de cómo se juega y lo que se tiene que concebir para salir de ella; es sin lugar a duda el Unión ya que ha bajado en dos ocasiones, la última ha sido su calvario por que no ha podido ver la luz, pero año tras año y torneo tras torneo el presente sigue siendo de zozobra y de incertidumbre, por los malos manejos que han rodeado el club, lo que deja como resultado en el sentir de la afición que el objetivo del Ciclón sigue siendo en la B.
Los botes del cuadro samario en el 2017 lo han dejado limitado quemando su primer cartucho del año con la pronta eliminación en el primer semestre, pero además lo han dejado con un futuro incierto en el tema futbolístico tras la salida Gustavo Onaindia y la incorporación de Nilton Bernal, así como el bajo rendimiento de algunos jugadores, que en el presente tendrán que plantear un borrón y cuenta nueva.
Los planes para el 2018 es que Unión regrese a Santa Marta, para jugar en el nuevo estadio una vez que este esté terminado por completo, sin embargo y luego de 12 años bajo la sombra de la segunda categoría, se espera que la afición samaria no haya cambiado sus sentimientos con el club y este logre el ascenso en su tierra natal.
