SANTA MARTA RUMBO A LOS 500 AÑOS
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El constituyente en el Estado de Derecho y en la democracia es el pueblo, lo es porque su voluntad política ciudadana es la fuente de la soberanía; en otras palabras, es el manantial del que brota todo el poder político y jurídico de un Estado de derecho y sus instituciones.
Todo hay que trabajarlo en comunión y en comunidad, con un nuevo estilo cooperante entre al menos tres Estados, sin obviar el buen talante inteligente, lo que facilitará el entendimiento inclusivo y el brío solidario. Desde luego, el marco multilateral por excelencia hoy en día, se sustenta en la Carta de las Naciones Unidas, que no se limita a definir únicamente la estructura, la misión y el funcionamiento de la Organización, sino que también continúa siendo el horizonte de la estética, para promover el espíritu armónico, respetando la dignidad de cada persona, defendiendo a su vez los pilares del Estado de derecho y advirtiendo sobre el cumplimiento de los derechos humanos. Sin duda, la unidad de nuestros pueblos está en repoblarse de pulsos y, además, en poblarse de conciencia.
Las injusticias de género presentan una de las paradojas más profundas de nuestra era. Por eso, es imperativo que reconozcamos esta realidad no como una serie de incidentes aislados, sino como el producto de una estructura sociopolítica que sistemáticamente margina, excluye y oprime a las mujeres.
Con dolor de patria hemos recibido los colombianos demócratas, la noticia de que la nueva Fiscalía a cargo de Adriana Camargo, llamó a juicio al expresidente Uribe por los delitos de fraude procesal y soborno a testigos. Ya en la anterior Fiscalía bajo la responsabilidad de Francisco Barbosa, dos fiscales se habían pronunciado a favor del expresidente pidiendo la preclusión de la investigación.