Como el dulce chasquido del viento,
suena la suave canción de tu suspiro,
y el retoque armonioso del requinto,
entona tu silencio y por él, yo deliro.
Al ver tu rostro me fijo en tu mirada,
ese dulce brillo en tus ojos serenos,
me hablan al oído del alma ataviada,
por los guiños de los aires morenos.
Vivo y muero en tu boca y sonrisa,
labios granates y que ansío besarte,
aunque la sombra me lleve de prisa,
seré tu amante eterno hasta adorarte.
Está tu sonrisa dormida en el recuerdo,
tu mirada sutil como luceros destellas,
al amarte entera en tu regazo me pierdo,
cantando en coro con todas las estrellas.
Devuélveme la fe que por ti, aspiro,
vuelve tu mirada a mis ojos dormidos,
sonríe y tráeme el aire que respiro,
y cual locos amantes sigamos perdidos.