Santa Marta es una ciudad con muchos problemas, quizá porque sus mandatarios nunca se preocuparon por solucionarlos, de tal manera que con el transcurso del tiempo, esos problemas se han ido agravando.
En los últimos años hemos visto algunas mejoras, como la remodelación del centro histórico, construcción de parques, puentes, centros de salud, mejoramiento de andenes, construcción del mercado público, ampliación del aeropuerto, etc.
Pese a estas mejoras, Santa Marta no cuenta con un buen acueducto y alcantarillado, debido al crecimiento de la ciudad y a lo obsoleto de las estructuras actuales, las cuales no han sido mejoradas o intervenidas nunca, por lo que en época de sequía la ciudad padece por la falta del preciado líquido, y durante las lluvias el alcantarillado colapsa. Agregándole a esto, la falta de canales y desagües pluviales, que hacen que la ciudad se inunde con las primeras gotas de la temporada invernal.
Otro de los inconvenientes es la falta de vías urbanas, lo que fomenta los trancones en horas pico. Pese a ser una ciudad pequeña, Santa Marta cuenta con demasiados vehículos, aparte de los que llegan en temporada de vacaciones. Además, la malla vial de la ciudad está en pésimo estado. Puedo afirmar que en todo lo que conozco de la ciudad, todavía no he visto una calle en condiciones óptimas. Las losas están averiadas, fisuradas, hundidas y desgastadas, presentando una superficie áspera y dispareja, que aparte de mostrar un mal aspecto estético, deteriora los autos que por ellas se desplazan cada día.
Los malos olores en el camellón Rodrigo de Bastidas, son insoportables, dado a que desde hace años se convirtió en el retrete de indigentes, que a toda hora deambulan por el centro histórico, sin que ninguna autoridad haga algo por solucionar este inconveniente, tan desagradable para los turistas nacionales e internacionales que vistan la ciudad. Quizá nuestro olfato ya se adaptó a los malos olores, pero tenemos que pensar en los visitantes, a los cuales deberíamos tener un poco de respeto, considerando que el turismo es uno de los renglones fuertes de la economía local.
Por ahora se ha tocado el tema de la construcción de un nuevo acueducto, que traería el agua del río Magdalena, pero de la construcción de un nuevo alcantarillado (que yo sepa), nadie ha dicho nada. Tampoco se ha hablado de la remodelación, por lo menos de las avenidas y calles principales.
El caso es que la solución de estos megaproblemas, cuesta un ojo de la cara. Son miles de millones de pesos que se requieren para estas obras, pero algún día alguien tendrá que pellizcarse y pensar en una solución integral, si queremos tener una ciudad moderna y competitiva. Si tenemos unas de las mejores playas del mundo, además del potencial que hay en el ecoturismo, no veo por qué no aspiremos a crecer, para que en una forma directamente proporcional, comiencen a llegar los beneficios, a la ciudad, con un alto grado de desempleo y pobreza.
El ministro de hacienda no consideró una prioridad la ampliación de la pista del aeropuerto Simón Bolívar, que permitiría el aterrizaje de vuelos internacionales, algo muy beneficioso para la ciudad. Tal vez faltó más gestión por parte de los funcionarios samarios, y la presión ante el ministro no se hizo, o no fue lo suficientemente contundente, por lo que este proyecto, por ahora, está en veremos.
De todas maneras tenemos que apoyar a nuestros administradores públicos, para que sigan trabajando, en procura de modernizar la ciudad, y así tener la Santa Marta que nos merecemos.
