Mozambique es un país situado en el suroeste de África, sobre la costa del océano índico, con una población cercana a los 22.000.000 de habitantes. Su capital es Maputo con aproximadamente dos millones de seres humanos. Es uno de los países donde se cree que el hombre completó su evolución. Conquistado por los portugueses e independizado en 1.975, es un Estado (como la mayoría de los países africanos), atrasado, con una tasa de mortalidad infantil muy alta. Tres religiones son fuertes en el país: Católica 30 %, Protestante 25%, Musulmana 25%. El otro 20% lo conforman Testigos de Jehovah y otros credos.
Pese a ser una país habitado por humanos desde siempre, con una cultura europea, no faltan las creencias y ritos extraños practicados por brujos y curanderos autóctonos.
En Mozambique se cree que los hombres albinos y calvos tienen oro en sus cabezas y poderes sobrenaturales.
Por esta razón a estas personas literalmente se les caza para cortarles sus cabezas y extraerles sus órganos internos, utilizados en rituales macabros, con la creencia de que los que pagan para que los brujos o curanderos les hagan estos trabajos, tendrán prosperidad, y buena vida.
Esto parece de novela, porque no se concibe que en pleno siglo XXI todavía existan estas creencias y prácticas que rayan con la ignorancia total.
En Mozambique las autoridades siempre están alerta para tratar de contrarrestar este delito, cometido contra la gente calva y albina. No obstante la costumbre no ha sido erradicada del país, extendida a la vecina Malawi. Pese a la vigilancia policial, todavía se encuentran cuerpos descabezados y desviscerados de personas que alguna vez fueron calvas o albinas. Estas mafias de tráfico de órganos operan con mucha cautela, llegando a veces a exhumar cadáveres recién sepultados para llevarse sus cabezas y sus vísceras.
Amigo lector, si usted es calvo o albino, tenga mucho cuidado y precaución a la hora de ir a vacacionar en las paradisíacas playas de Mozambique. Yo por lo menos no voy ni loco que esté.
Escribió: MARIO DURÁN GALLARDO.
