Los animales callejeros son un problema, al cual no se le ha prestado mucha atención en la ciudad de Santa Marta, quizá porque nos hemos acostumbrado a mirar perros y gatos maltrechos por todas partes.
A mi modo de ver la presencia de estos animales le dan un aspecto desagradable a la ciudad, ya que por ser domésticos, se acercan a los restaurantes y ventas de comida a esperar que les tiren migajas, produciendo en el comensal una sensación de asco y repugnancia horribles, agregándole a esto, un problema estético para La Perla del Caribe, visitada diariamente por miles de turistas nacionales y del exterior.
Las veces que he ido a Taganga a almorzar con mi esposa y mis hijos, siempre he tenido “la fortuna” de ver mi mesa decorada por tres o cuatro perros viejos, afectados por sarna, rodeándonos, mientras comemos, sin que los propietarios de los restaurantes hagan nada; y es que no pueden hacer nada, ya que le es imposible quedarse todo el tiempo espantando perros.
Con la posible realización de los Juegos Bolivarianos en la ciudad, por fin se toca el tema de los animales callejeros, los cuales el señor alcalde distrital pretende recoger, dado el negativo aspecto que representan para los turistas y delegaciones deportivas que estarán en las mencionadas justas. Ante la dificultad para el sostenimiento de los animales por falta de albergues y presupuesto, los defensores de animales se están pronunciando, argumentando defender los derechos de los animales.
Sé que mi opinión puede causar polémica, pero tengo el derecho de exponer mi punto de vista, presentado mis argumentos, no exentos de debate, obviamente.
Creo que los que defienden la vida de los perros y gatos de calle, enfermos y hambrientos, tienen todo el derecho de hacerlo, pero me parece ilógico, dado que estarían clasificando a los animales de primera, segunda, y hasta tercera categoría. Así por ejemplo las vacas, los pollos, los peces etc, pueden ser sacrificados, pero los perros y gatos callejeros no. Es muy distinto el maltrato animal como el abuso que se hace con los equinos de carretas, que desnutridos son obligados a cargar grandes cargas, sin que los defensores de animales digan o hagan nada, a la aplicación de la eutanasia a los animales que se convirtieron en un problema por su superpoblación. No me parece prudente gastar un enorme presupuesto en la rehabilitación de animales que no representan ninguna utilidad, mientras muchos niños no tienen nada que comer. Y es que en esta sociedad de doble moral, en la que vivimos, se está humanizando a los animales y bestializando a los humanos. Mientras los niños corren desnudos por las calles, con hambre, las mascotas duermen en excelentes camas, comen comidas especiales y salen a la calle vistiendo ropa elegante, con cortes de pelo y moños vistosos. Se pelea para que los animales (en casos de necesidad extrema) no sean sacrificados, mientras los gobiernos legislan en favor de la eutanasia para los enfermos terminales y se aprueba el asesinato de niños inocentes en el útero materno. ¿Es lógica esta forma de pensar y de actuar? Desde luego que no.
Con esto no estoy diciendo que a todos los animales se les deba sacrificar, pero si existe la necesidad, hay que hacerlo. Cosas peores hace la sociedad con los animales, con tal de que esto represente dinero, como las corridas de toros, las riñas de gallos, las peleas de perros, la utilización de éstos (animales), en los circos. Estas cosas sí deberíamos atacarlas con contundencia, dado que hay un sufrimiento en los animales. Muy diferente a una muerte asistida de un animal, por las razones que sea.
De todas maneras la proliferación de animales callejeros en Santa Marta, es un problema que debe ser mirado con mucha seriedad, dada la importancia de la ciudad en el campo turístico. Es tarea de todos los samarios propender por una ciudad limpia, amable y acogedora.
Mientras tanto seguiremos pendientes a ver qué sucede con los animales callejeros de la ciudad.
Escribió: MARIO DURÁN GALLARDO
