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GUERRA CONTRA LAS DROGAS EN FILIPINAS

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Filipinas es un país asiático, con un alto índice de pobreza y drogadicción, donde, como en  la mayor parte de nuestro planeta, los lugares más deprimidos son olvidados completamente por los Estados, y Filipinas no es la excepción. 

El actual presidente del Estado asiático en mención, RODRIGO DUTERTE, encontró la solución más pragmática y macabra de acabar con el consumo de drogas en su país.

No podría ser más perversa y maquiavélica tal estrategia que ha dejado más de siete mil homicidios en todo el archipiélago filipino.

Asesinar a los drogadictos y narcotraficantes,  es la manera más fácil y rápida de acabar con el flagelo de las drogas, sin mucho esfuerzo y con poca inversión.

De esta manera Filipinas está sumida en el terror y la sangre, que corre por sus calles, donde las noches son más oscuras aun, viendo pasar los escuadrones de la muerte buscando a sus víctimas, que inermes sucumben ante las balas de la policía.

Para nada resulta difícil entender que en esta cacería enconada, no siempre caen las personas “culpables”. En este arrase sanguinario la víctima puede ser cualquiera, dado el poco espacio que se le concede a la investigación seria. De ahí el miedo en toda la población filipina, que entiende que aunque sean personas de bien, no están exentas de caer en manos de los asesinos, quienes solo se basan en informes dados por un informante (valga la redundancia), sin ninguna verificación.

El presidente DUTERTE ha dicho que si es necesario asesinar el doble de ciudadanos de los que asesinó Hitler en la segunda guerra mundial, no tendrá ningún reparo en hacerlo. Incluso lo haría con sus propias manos, afirmó. No cabe duda que este señor es uno de los más crueles y despiadados asesinos del mundo moderno.

El problema de las drogas no se soluciona con las balas. Es preciso y necesario volver a estos lugares de miseria con obras e inversiones que redunden en un mejor vivir para sus habitantes. Para nadie es un secreto que donde los jóvenes no tienen acceso a la educación y a oportunidades laborales, ellos (los jóvenes), tienen que crearse su propio mundo para subsistir. Necesitan alimentarse, vestirse, mantener a sus familias etc, y la única oportunidad que tienen es aprender a manejar un arma y comenzar a delinquir, como sicarios, atracadores y vendedores de drogas, entre otros delitos. Las jovencitas no encuentran otro oficio que vender su cuerpo y entregarse al mundo de la perdición, encontrando todos ellos un escape a sus penas en las drogas, que los transporta a lo irreal, pero que por lo menos les da ratos de placer, que al final los lleva a la desgracia total.

Parece ser que el señor DUTERTE, no entiende o no quiere entender que esta no es la forma correcta de acabar con el problema.

En estos días ha tomado la determinación de parar la carnicería para comenzar a depurar la policía, donde a lo mejor ésta (la policía), comenzará a tomar de su propia medicina (Dios no lo quiera), pero lo más seguro es que la matanza de uniformados no está tan embolatada que digamos.

Qué triste es saber que los genocidios han sido siempre políticas de Estado, en la historia de la humanidad, y que los intereses de unas pocas personas puedan más que la razón y la sensatez.

Escribió, MARIO DURÁN GALLARDO.



Escrito por:
Mario Durán Gallardo
Autor: Mario Durán GallardoWebsite: http://mariodurangallardo.blogspot.ca/
Bloguero de EL INFORMADOR. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.



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