“Santa Marta es de los mares, la perla más apreciada, guarda en su Sierra Nevada el eco de sus tambores”
Santa Marta, Lucho Bermúdez.
Cuál habría sido la forma en que Santa Marta descrestara con su resplandor perlado, al hijo más recordado de mi amado pueblo, Luis Eduardo Bermúdez Acosta, mejor conocido como Lucho Bermúdez, quien el 25 de enero de 1912 en las faldas de los Montes de María fuera parido por El Carmen de Bolívar; tierra quetambién me parió a mí. Ante la imposibilidad de hacer una rutinaria entrevista, me permito especular en la belleza de sus letras y sones; sería el ímpetude la Sierra o quizás la grandeza de su mar, de cualquier forma la genialidad de su talento, se vio tocada por esta hermosa ciudad donde llega a los doce años, luego de haber vivido cuatro en Aracataca con su abuela, en la banda militar del Batallón Córdova recibiría la influencia musical que marcara su carrera, bajo la enseñanza de los maestros Juan Noguera y Electo Mier principalmente. No es difícil imaginarse por qué la describe como “La perla más apreciada” quien llega a la Samaria no se quiere ir; la hospitalidad de sus gentes, lo paradisiaco de sus paisajes, la diversidad, realmente esto es a lo que llamas: La magia de tenerlo todo.
Mientras yo crecía en la primavera permanente del suelo carmero, bajo los soles llenos de ardores que quemaban mis pies al bailar descalza por sus calles; el maestro Lucho había dejado el mundo que conocemos y fue hasta el 2012 cuando por esas coincidencias con propósito, la celebración de los cien años del natalicio de Bermúdez,sería en el mismo año y hasta por los mismos días que yo fuera nombrada reina del Carnaval de mi pueblo, aquella vez tuve el honor de hacer la entrada de la mano de su hijo y su esposa al Santuario Nuestra Señora de El Carmen para un acto protocolario, en la tarde durante un concierto en el que se presentaron varias orquestas y mientras bailaba con el hoy senador de la República Lidio Arturo García, otro hijo de El Carmen y cantante en un tiempo (aunquedebo el dato de sí es familia del Ovejero y gran amigo de Lucho, Arturo García González , a quien compuso uno de sus porros más famosos y lo nombrara tal cual) cuando la Kalamarí Big Band interpretaba canciones del maestro en aquella festiva noche de enero, por primera vez escuché la canción “Santa Marta” sin imaginar en ese momento, lo que representaría para mí la “dos veces santa” en los años venideros.
“Tierra de mangos y cocos donde todo es alegría, donde el mundo es fantasía y a todos los vuelve locos”
Santa Marta, Lucho Bermúdez.
Pareciese que en un misterio divino, el Magdalena y Bolívar fuesen hermanados por una consanguinidad atípica, como si los “brazos del río” que se extienden por el caribe, abrazaran de manera especial al pueblo bolivarense, como si en lugar de agua corriera sangre pura por su caudal y estando en una “piragua” los límites establecidos por los hombres fuesen absolutamente ignorados por su corriente, la que se crece y llega donde quiere arrastrando en sus aluviones toda la memoria de los pueblos a los que toca su orbe; así es como Bolívar se moja en el Magdalena o como el Magdalena moja a Bolívar, así es como una hija de Mompox, (tierra de Dios, donde se acuesta uno y amanecen dos) expresa con lo que sabe hacer, como lo hizo Bermúdez también, como lo hago yo con estas líneas :“Lindo que suena el tambor y la gaita se llena de encanto, así lo grita Totó ¡Voy a las fiestas de El Banco!”Hoy el amor entre estos departamentos trasciende a la esfera de la política y la camaradería; para la gloria de Dios, otro parto de El Carmen le dijo al Club Unión Magdalena –equipo de mis amores- ¡Bolívar también es su casa! Y fue así como desde el año pasado Magangué es la sede del ciclón bananero, a pesar del inconformismo de algunos hinchas, sepan que es bueno que los hermanos se visiten, así como Totó visita El Banco, como Lucho Bermúdez visitara Santa Marta, hoy El Unión visita Bolívar, entonces con Dumek Turbay Paz, un gobernador al que amamos, con el que estamos enteramente agradecidos, al que bendecimos en su camino; sumamos otra alma de Bolívar que se conecta con el sentir del pueblo magdalenense, de la misma forma en que la gaita de interpretada por Mayté tejiera un lazo fiel con la Tambora del Magdalena y la voz de Carlos Vives, quizás partiendo un bloque de queso, la mitad para rayarlo sobre el guineo verde cocido y degustar un cayeye y la otra mitad para partirlo en cuadritos, echarlo al “al agua de ñame hirviendo” y comer un delicioso mote de queso, se escucharon las primeras notas del Pitán Pitán.
Hoy cuando mi amor por la perla de la América es tan cristalino como sus playas, tan alto como su sierra, tan curioso como el hecho de tener el pico nevado cerca al mar más alto del mundo, tan arraigado como su historia, tan inmenso como su mar, tan vital como el caudal de sus ríos tan puro como la blancura de su nieve; sólo puedo compararla a lo que se siente cuando eliges amar a alguien para toda la vida. Amo El Carmen de Bolívar como amar a mis padres, esos seres hermosos que Dios escogió para que me dieran el don de ser, así mismo la tierra donde nací; amo a Santa Marta como el amor que escojo para mi vida, con la solidez de un cordón de tres dobleces, que no rompe la distancia ni las circunstancias, con ese amor que juras hasta que la muerte te separe y como bien se conoce, finalmente uno deja la casa de sus padres y se junta con su gran amor.
Mi alma pertenecerá eternamente a El Carmen de Bolívar pero mi corazón lo entrego a Santa Marta y así, reconociendo la grandeza de Dios delante de mí y con un sentimiento que arbitrariamente sugiero habría podido experimentar también Lucho, no soy más que “UN ALMA CARMERA YUN CORAZÓN SAMARIO”
Por: Evelyn Galván.
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